"Hoy tenemos grandes creadores entre nosotros"
Claudio Abbado (Mil¨¢n, 1933) habla con admiraci¨®n del ambiente cultural que hoy se vive en Berl¨ªn. Nombrado director de los Berliner Philharmoniker en 1989, tras la muerte del m¨ªtico Herbert von Karajan, Abbado ha reanudado en la capital alemana un di¨¢logo con la creaci¨®n musical de nuestro tiempo que pareci¨® interrumpirse durante los borrascosos anos (1986-1991) en que estuvo al frente de la ¨®pera de Viena."Berl¨ªn es, culturalmente hablando, una ciudad muy poco alemana. Quiz¨¢s ha influido el hecho de que despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, la capital estuvo aislada del resto de Alemania y por tanto m¨¢s abierta al cruce de diferentes culturas. La receptividad del p¨²blico berlin¨¦s hacia todas las manifestaciones del arte contempor¨¢neo es fant¨¢stica. Este fen¨®meno no se da en Viena, una ciudad que vive anclada en su pasado hist¨®rico, como si a¨²n reinara el Kaiser Francisco Jos¨¦".
La relaci¨®n de Abbado con la Filarm¨®nica de Berl¨ªn es un factor decisivo en esta nueva armonia que actualmente disfruta el director italiano, quien se muestra mucho m¨¢s expl¨ªcito y relajado frente a, los -periodistas. "La Filarm¨®nica ha sido siempre una orquesta abierta a la m¨²sica contempor¨¢nea, aunque durante la ¨¦poca de Karajan su repertorio se hizo muy conservador. En particular, el ¨²ltimo a?o de la vida de Karajan fue muy conflictivo, pues la propia decadencia f¨ªsica del maestro, favoreci¨® el que dentro de la agrupaci¨®n se dieran brotes de divismo, por otro lado frecuentes es estos magn¨ªficos instrumentistas. Hoy, la orquesta es mucho m¨¢s libre y democr¨¢tica. Por ejemplo, admite la presencia de mujeres, algo que todav¨ªa est¨¢ prohibido en la Filarm¨®nica de Viena".
Abbado, responde con un lac¨®nico "No gracias" cuando se alude a sus relaciones con Mil¨¢n, de cuyo Teatro, alla Scala fue director musical entre 1968, 1986 "Italia vive un momento terrible.
Me parece penoso que en un pa¨ªs tan rico en cultura se trabaje tan poco en cuanto a organizaci¨®n. Si algo se salva, son las iniciativas del ¨¢mbito regional, como las de Ferrara, M¨®dena, Emilia. S¨®lo en estos casos aislados se hace m¨²sica, no al dinero".
El inter¨¦s de Abbado hacia la direcci¨®n de ¨®pera no la disminuido, pero se halla aquilatado por factores de organizaci¨®n que el maestro juzga ineludibles. "No se puede montar una ¨®pera, de forma improvisada, con pocos ensayos e introduciendo cambios de ¨²ltima hora, tal y como se hace en la Opera de Viena. Yo me he pasado treinta a?os estudiando la partitura de Boris Gudonov, ¨®pera que he dirigido en Salzburgo el pasado verano y me niego a aceptar las posturas de divismo de ciertos cantantes y registas. Ahora estoy preparando una nueva producci¨®n de Elektra para Salzburgo, que luego llevaremos al disco. Tambi¨¦n me propongo grabar Las Bodas de Figaro y Otello, para cuyo papel protagonista, salvando a Pl¨¢cido Domingo que la ha grabado ya tres veces tenemos hoy muy pocas alternativas".
Abbado dirige y graba frecuentemente el gran repertorio cl¨¢sico y rom¨¢ntico. "Voy a completar las sinfon¨ªas de Mozart con la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, y estoy repitiendo algunas sinfon¨ªas de Mahler, porque no me siento satisfecho con las versiones que grab¨¦ hace a?os".
Difusi¨®n de la m¨²sica
Pero al director milan¨¦s le interesa fundamentalmente la difusi¨®n de la m¨²sica contempor¨¢nea. "Hoy tenemos entre nosotros a grandes creadores, como son Ligety, Kurtag o Boulez, que en absoluto podemos considerar inferiores a los grandes cl¨¢sicos de este siglo, y adem¨¢s tenemos la oportunidad ¨²nica de trabajar las obras de estos compositores bajo su directa supervisi¨®n. Imag¨ªnense que tuvi¨¦ramos entre nosotros a Brahins o a Mahler indic¨¢ndonos a cada paso c¨®mo deseaban que interpret¨¢semos su m¨²sica. Ser¨ªa fant¨¢stico. La mayor dificultad, tanto para m¨²sicos para p¨²blico y cr¨ªtica, es que todav¨ªa se carece de la adecuada perspectiva temporal para determinar qui¨¦nes de estos compositores actuales pasar¨¢n realmente a la historia. Por eso no podemos, a priori, discriminar ninguna creaci¨®n de nuestros d¨ªas. En mi juventud, los cr¨ªticos llamaban b¨¢rbaro a B¨¦la Bart¨®k y a muchos nos costaba comprender la m¨²sica de Sch?nberg. Hoy, Bart¨®k y Sch?nberg son ya dos cl¨¢sicos".Abbado se rebela contra las etiquetas y clasificaciones que convierten en especiolistas a ci¨¦rtos int¨¦rpretes. "De Furtw?ngler ded¨ªan que era un director alem¨¢n, s¨®lo adecuado para el repertorio rom¨¢ntico, desde Beethoven a Bruckner. Y sin embargo, el mejor Otello que he escuchado en mi vida lo dirigi¨® Furtw?ngler. Mucho mejor que Toscanini, a quien todos clasificaron como director italiano. No, estas etiquetas son absurdas. Yo nunca me he sentido, un director italiano en Cert¨ªn. Yo dirijo toda la m¨²sica, para m¨ª la m¨²sica es una porque, realidad ¨²nica la cristalizaci¨®n de una magia que me ha arrastrado desde mi infancia".
Abbado, encuentra diferencias de mentalidad entre los instrumentistas de los pa¨ªses latinos y los de Centroeuropa. "En Italia, en Espa?a o en Francia los j¨®venes estudian m¨²sica para convertirse en grandes solistas. En Alemania o Austria, la ilusi¨®n de un joven m¨²sico es llegar a tocar en una orquesta. Esta diferencia marca los resultados a la hora de integrarse en un conjunto sinf¨®nico".
Babelia
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