El Estudiantes triunfa en con "derby" g¨¦lido
Herreros fue la gran estrella ante las miserias blancas
De un enfrentamiento entre Madrid y Estudiantes se puede esperar y soportar cualquier cosa, salvo la ausencia de pasi¨®n. Lo que sustenta, justifica y logra crear expectaci¨®n en cada edici¨®n del derby, por encima de las circunstancias de cada uno de los contendientes, es la certeza de vivir una experiencia al menos excitante. No est¨¢ asegurado el acierto, ni siquiera la igualdad de fuerzas. Pero lo que no admite discusi¨®n es que sobre la cancha los contendientes van a desplegar todos sus resortes emocionales en la b¨²squeda de una de las alegr¨ªas del a?o: derrotar a sus vecinos, salir del Palacio, con la etiqueta de ganador y poder mirar por unos minutos a los rivales de arriba a abajo.Estas teor¨ªas se vinieron abajo en 40 minutos en los que todos, vencedores y vencidos, se comportaron con una pulcritud dif¨ªcil de digerir e insospechada en un duelo local. S¨®lo un equipo jugando muy bien, el Estudiantes, y otro incapaz de hacerlo, el Madrid. Pero ni siquiera era el mejor Estudiantes y el peor Madrid, aunque ambos se acercasen. Estudiantes se hizo acreedor de todo lo bueno que le ocurri¨®, de la misma forma que las miserias blancas fueron resultados de su mal encuentro, falta de concentraci¨®n, ausencia de direcci¨®n (todo lo contrario que el Estudiantes, perfectamente llevado por G. Mart¨ªnez y Lafuente) y, poco acierto en la banda para encontrar soluciones al sencillo y demoledor juego que opusieron los colegiales. Porque la receta del Estudiantes fue m¨¢s sencilla que un men¨² de Argui?ano para solteros y casados en r¨¦gimen de Rodr¨ªguez. Control absoluto de todas y cada una de sus acciones. ?Un Estudiantes controlado?. As¨ª fueron de raras las cosas. Cuatro balones perdidos en todo el encuentro, una f¨¦rrea defensa, rebote herm¨¦tico y por supuesto, un jugador, el mejor espa?ol, que vive un formidable momento, Alberto Herreros.
Teniendo a su lado el aplomo, el Estudiantes deb¨ªa saber que el Madrid tarde o temprano se desplomar¨ªa. No es propiedad ni cualidad blanca el mantenimiento de sus constantes vitales ni emocionales, por lo que ante un adversario plantado y regular, los malos momentos del Madrid ten¨ªan reflejo en el marcador.
La forma que tuvo el equipo blanco de buscar la remontada habla por s¨ª misma del estado que atravesaba. Arlatickas y Sabonis se pusieron a tirar (le tres puntos como enloquecidos, mientras Lasa y Biriukov reboteaban. Lograron maquillar el resultado, pero poco m¨¢s. No estaba el d¨ªa para grandes emociones. Ni siquiera para peque?as. Curioso derby. Y fr¨ªo, insoportablemente fr¨ªo.
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