19 horas en el filo de la guerra
El viaje, de Split a Sarajevo permite ver c¨®mo las fuerzas bosnias se mueven a sus a anchas en el desmilitarizado Igman.
S¨¢bado, 12 del mediod¨ªa, salida le Split por carretera. Domingo, 7 de la ma?ana, llegada a Sarajevo. Son 19 horas para cubrir una distancia que no llega a los 300 Kil¨®metros. El primer tercio del viaje, a trav¨¦s de territorio croata primero de la Rep¨²blica de Croacia y despu¨¦s de Hercegos Bosna, no reviste ning¨²n peligro. Los croatas lo tienen perfectamente controlado y lo han convertido en la retaguardia de sus combatientes en Bosnia-Herzegovina. Hasta Mostar. All¨ª se comprueba por primera vez en el trayecto la divisi¨®n entre croatas y musulmanes, feroces enemigos hasta fecha reciente y hoy te¨®ricos aliados para construir una federaci¨®n conjunta en Bosnia.Konjic, en poder musulm¨¢n y primer escenario de la guerra entre croatas y musulmanes, y Tarcin son los siguientes puntos por done discurre la carretera desde la costa hacia Sarajevo. Hasta llegar a Pazaric, un peque?o pueblo a 45 kil¨®metros de Sarajevo. Aqu¨ª, la carretera original hasta la capital bosnia queda cortada. A poca distancia, el territorio est¨¢ controlado por las fuerzas serbias.
Hay que girar a la derecha, y, si los soldados del puesto de control de la Armija bosnia permiten el paso y levantan la barrera, hay que emprender una pista de alta monta?a que asciende por la ladera del monte Igman escenario de violentos combates desde el comienzo de la guerra que han implicado en distintas fases a todos los bandos en conflicto. Los serbios tuvieron el control de este ¨¢rea hasta que se vieron obligados a retirarse porque la ONU la declar¨® zona desmilitarizada. La Armija provech¨® para tomar posici¨®n es y, aunque en teor¨ªa se trata e una zona desmilitarizada y Unprofor ha amenzadado con el so, de de la fuerza, la verdad es que los hombres de la Armija se mueven a sus anchas por las laderas del monte Igman.
El control de esta monta?a es de gran importancia estrat¨¦gica para el ej¨¦rcito bosnio, no s¨®lo porque desde sus alturas se dominan los barrios al suroeste de Sarajevo sino porque es la ¨²nica ruta por la que pueden realizarse grandes movimientos de tropas.
Durante el ascenso, nos cruzamos con numerosos autobuses y camiones vac¨ªos, detenidos en plena oscuridad. El soldado que os acompa?a en el veh¨ªculo dice que esperan la llegada de los que han a combatir al frente de Vares, en Bosnia central. A las 10 de noche, emprendemos el descenso Igman. Antes, arios soldados ispeccionan el veh¨ªculo, ordenan pagar las luces y desconectan un cale saben perfecmente cu¨¢l es para que no se encienda ninguna luz pisar el freno. ay una hermosa luna llena que no puede brillar plenanente porque el cielo est¨¢ nublado. Las luces de Sarajevo est¨¢n cada vez m¨¢s cerca y empiezan lo s tramos m¨¢s peligrosos. Son los que quedan m¨¢s expuestos a la artiller¨ªa serbia. EnIlidza y Hadzici, los serbios tienen apostados varios morteros y ametralladoras antia¨¦reas que apuntan siempre a la misma direcci¨®n: la pista del monte Igman. Los artilleros abren fuego cuando les apetece, sin previo aviso. De d¨ªa, pocos se aventuran a circular por esa pista y, de noche, hay que encomendarse a la suerte para que al solado serbio de turno no le d¨¦ por probar punter¨ªa.
Largas columnas de soldados encienden a pie y en silencio en medio de la oscuridad por ambos dos del camino. Son cientos, quiz¨¢ miles. Igman, es sin duda, ruta fundamental que tiene la Armija tanto para mover a sus tropas como para recibir suministros. El tr¨¢fico nocturno es intenso. Una r¨¢faga de ametralladora pesada (coloca cuerpo a tierra a los soldados que caminan por la ladera y un fuerza un frenazo. brusco del conductor. Nada importante. La pista termina en Hrasnica, un barrio de periferia de Sarajevo, duranmente castigado por la guerra est¨¢ totalmente a oscuras. La polic¨ªa no nos deja ir m¨¢s all¨¢. Para entrar en la ciudad en veh¨ªculo hay que esperar a que amanezca para cruzar la pista del aeropuerto con permiso de los soldados franceses de Unprofor.
La otra alternativa es dejar el coche en Hrasnica y atrevesar un t¨²nel por debajo de las pistas del aer¨®dromo.
Son poco m¨¢s de las 12 de la noche. Aparcamos cerca de un cuartel de la polic¨ªa, resguardado con sacos terreros y vigas de .hormig¨®n,. y pasamos la noche en el veh¨ªculo.. Al amanecer, Hrasnica exhibe su destrucci¨®n y un activo. movimiento de civiles y militares hacia un mismo punto. Es la boga del t¨²nel, en Butinir (barrio musulm¨¢n). Por el t¨²nel entra de todo en la ciudad: armas, munici¨®n, alimentos, medicina y cualquier tipo de ayuda humanitaria. Y personas en . una y otra direcci¨®n. La Armija lleva a administraci¨®n del paso subterr¨¢neo , considerado de objetivo militar. Una hora de utilizaci¨®n del t¨²nel, para hacer pasar el cargamento de un convoy, por ejemplo, cuesta 15.000 marcos, m¨¢s el 30% del valor de la carga.
Al otro lado del t¨²nel esta Dobrinja, otro de los barrios simb¨®licos de la resistencia de Sarajevo. Aqu¨ª ya se est¨¢ en territorio libre, bajo control ¨²nico de la Armija. Enfilando la avenida de los francotiradores se llega al centro de la ciudad. Son las 7 de la ma?ana. Uno siente que ya puede respirar y que el peligro ha desaparecido por completo. Pero en Sarajevo no hay que fiarse. En cualquier instante puede caer una granada o hacer blanco la bala de. un francotirador asesino.
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