Los excesos de un maestro

La Orquesta Hall¨¦ de Manchester, uno de los paquebotes del sinfonismo brit¨¢nico, fue fundada en 1858 por Charles Hall¨¦ (1819-1895), disc¨ªpulo de Chopin, Liszt y Berlioz y del que se dice fue el primero en interpretar las 32 sonatas de Beethoven el a?o 1848. En su concierto del martes, la gran formaci¨®n manchesteriana demostr¨® una vez m¨¢s su solidez, dominio, flexibilidad y espectacularidad. Condici¨®n esta ¨²ltima muy explotada por el director Nagano, que tiende a los excesos en el gesto como en las sonoridades e incluso lleva su nerviosa fogosidad hasta la saturaci¨®n de los fort¨ªsimos.Estuvo m¨¢s controlado en la preciosa Sinfon¨ªa de requiem, fruto sorprendente de Benja m¨ªn Britten cuando contaba 27 a?os -la obra es de 1940- por la intensidad de su dolida expresi¨®n y la belleza general que en el Requiem aeternam alcanza un gran cl¨ªmax a partir de la exposici¨®n por las flautas de un tema en algo emparentado con Stravinski en la Sinfon¨ªa de salmos. La Quinta sinfon¨ªa de Mahler, en la que palpitan mil acontecimientos y emociones vienesas se convirti¨®, en manos de Nagano, en un inmenso ejercicio virtuos¨ªstico en el que todo qued¨® abultado salvo el c¨¦lebre Adagietto al que le falt¨® profundidad y tensi¨®n.

De cualquier modo, merec¨ªa la pena, por s¨ª mismo, el formidable espect¨¢culo de una orquesta de tan altas calidades.