Los taxistas
La semana empez¨® en Madrid con el asesinato de dos taxistas; dos obreros del volante que encontraron la muerte en el barrio de Lavapi¨¦s, a manos de un desalmado, mientras hac¨ªan su trabajo.Por la ma?ana, sus compa?eros hab¨ªan paralizado la ciudad en protesta por los cr¨ªmenes, atravesando sus taxis en las calles principales y convirtiendo Madrid en un monumental atasco. Como si todos los madrile?os fu¨¦semos los culpables.
Confieso que los taxistas nunca me han ca¨ªdo muy bien, precisamente por que suelo usar sus servicios. En general, me parece un gremio enquistado, Heno de. gente con ¨²lcera que, aparte de soltarte el discurso facha, trata siempre de enga?arte (que se lo pregunten, si no, a los extranjeros que aterrizan en Barajas). Dicho sea con todos los respetos para los profesionales que hacen su trabajo honradamente y que deber¨ªan ser los m¨¢s interesados en limpiar la profesi¨®n de tanto p¨ªcaro. Pues luego pagan justos por pecadores y los meten a todos en el mismo saco.
La mala fama de los taxistas les viene ya de la ¨¦poca de Franco. Una ¨¦poca en la que para conseguir una licencia hab¨ªa que ser adicto, entre otras muchas razones porque los taxis eran la red principal de informaci¨®n de la polic¨ªa de entonces. De ah¨ª que todav¨ªa haya muchos polic¨ªas al volante de los taxis y de ah¨ª, tambi¨¦n, la abundancia, respecto de la realidad social del pa¨ªs, de fascistas vertebrados que subsisten en el gremio. Lo que explica, por ejemplo, que, mientras existi¨® el sindicato de Fuerza Nueva (Fuerza Nacional del Trabajo), fuera en el sector del taxi en el ¨²nico en el que tuvo cierta importancia.
La ¨²ltima prueba de ese car¨¢cter ha sido su reacci¨®n ante los asesinatos de esta semana. Cortando el tr¨¢fico en toda la ciudad, en lugar de manifestarse civilizadamente, demostraron que siguen pensando como . Fraga: que las calles son suyas exclusivamente y no de todos los ciudadanos. Sobre todo, sabiendo c¨®mo reaccionan ellos cuando son otros trabajadores los que, al manifestarse, cortan el tr¨¢fico. Eso por no hablar de su pretensi¨®n de que el Ayuntamiento, o sea, todos nosotros, les paguemos las mamparas que solicitan para evitar que se repitan ese tipo de actos. Por esa misma regla de tres, habr¨ªa que pag¨¢rselas tambi¨¦n a los farmac¨¦uticos, y a los comerciantes de ultramarinos, y a los bancos. ?O es que los taxistas son funcionarios?
Una cosa es la solidaridad con las v¨ªctimas, que la hubo, y de todo el mundo, y otra, que nosotros seamos los culpables.
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