Emilio Lled¨® define el lenguaje como el "m¨¢s rico tesoro" en su ingreso en la Real Academia
El fil¨®sofo sucede al dramaturgo Joaqu¨ªn Calvo Sotelo en el sill¨®n ele min¨²scula
"El m¨¢s rico tesoro es el lenguaje; pero tambi¨¦n el m¨¢s peligroso", afirm¨® ayer en su discurso de ingreso en la Real Academia Espa?ola el catedr¨¢tico de Historia de la Filosof¨ªa Emilio Lled¨® (Sevilla, 1927), que sucede al dramaturgo Joaqu¨ªn Calvo Sotelo en el sill¨®n ele min¨²scula. En su discurso, titulado Las palabras en el espejo, Lled¨® abord¨® la relaci¨®n de cada persona con su lenguaje como veh¨ªculo y depositario de su memoria, car¨¢cter y anhelos. Le contest¨® el helenista Francisco Rodr¨ªguez Adrados, quien, tras leer su discurso, le dio la bienvenida a una Academia como la Espa?ola, "que acog¨ªa apellidos de todos los pueblos de Espa?a, que era de todos los pueblos de Espa?a y a todos representaba".
Presidi¨® el acto la ministra de Cultura, Carmen Alborch, pero fue el director de la Academia, Fernando L¨¢zaro Carreter, quien abri¨® la solemne sesi¨®n p¨²blica. Y como es tradicional, el secretario de la Academia, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha y el ¨²ltimo acad¨¦mico en leer su discurso, Eduardo Garc¨ªa de Enterr¨ªa, fueron a buscar al nuevo acad¨¦mico.Desde sus palabras iniciales en el discurso, Emilio Lled¨® mostr¨® su satisfacci¨®n por poder participar a partir de ahora "en el cuidado y cultivo del tesoro de nuestra lengua". "Y estoy agradecido porque creo que es en torno a este tesoro donde en un inmediato futuro, se van a dar fuertes combates, acosos turbulentos, que podr¨ªan desgarrar nuestra manera de ser, nuestra posibilidad de pensar, nuestra capacidad de sentir".
Y lo va a poder hacer desde ese grato azar que me ha asignado la silla ele min¨²scula; esa letra, generosa y maternal, que viene recibiendo desde hace un tiempo a los desplazados por esa decisi¨®n acad¨¦mica, fundada en derecho, se supone, pero que dej¨® sin hogar a tantas palabras o apellidos que empiezan por elle". En nombre de todos ellos, palabras y apellidos, el nuevo acad¨¦mico, Lled¨®, fil¨®sofo y ling¨¹ista optimista como es, acept¨® las cosas como ven¨ªan: "No hab¨ªa, pues, m¨¢s remedio que amistarse con la ele, que, desde ahora, sin el menor apunte de xenofobia, va a darnos cobijo en su m¨¢s dilatado redil".
Pero el nuevo acad¨¦mico, antes de entrar en la esencia de su discurso, en el car¨¢cter especulativo del lenguaje, quiso recordar a su antecesor en la sill¨®n ele min¨²scula, Joaqu¨ªn Calvo Sotelo, y tambi¨¦n a todas las palabras y apellidos que llevan la letra elle. Aqu¨ª, Emilio Lled¨®, cuyo segundo apellido es ??igo, fue mucho m¨¢s beligerante: "Me preocupa el destino de esa tilde semidormida que flota en el sue?o, que acaricia en cari?o, que sonr¨ªe en ni?o y que tiembla en Espa?a".
Pero Lled¨® estaba convocado no tanto para comprender mudanzas l¨¦xicas, o amotinarse, si fuera el caso, sino para leer su discurso, Las palabras en su espejo, y es lo que hizo, apoy¨¢ndose, una vez m¨¢s, y ¨¦l tambi¨¦n, en aquel que es padre de todos los que, a su sombra, pretenden crear un mundo con la herramienta de esta lengua com¨²n: "Y me sac¨® de dudas el libro de siempre, el autor de siempre, el pr¨®logo de siempre", aquel autor que en este pr¨®logo aconsejaba quedar "en suspenso, con el papel delante, la pluma en la oreja, el codo en el bufete y la mano en la mejilla", tal como mandaba el maestro Cervantes.
Y porque le preocupan "en el tiempo que nos ha tocado vivir, algunas de las mutaciones que acosan y no s¨¦ si amenazan a lo que constituye el inagotable tesoro del lenguaje", por esto es por lo que eligi¨®, a la sombra de Cervantes y con el magisterio de los cl¨¢sicos griegos, hablar "de ese fondo especulativo de las palabras donde se abre el espacio para la verdad que en ellas se cobija".
En el acto estuvieron presentes, entre otros, el ex presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, y los escritores Javier Muguerza, Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu, Juan Cruz, Juan Eduardo Z¨²?iga, Juan Pedro Aparicio y Jacobo Mu?oz.
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