El conciliador
EL CARDENAL Enrique y Taranc¨®n ha tenido tiempo de recibir en vida muchas muestras del reconocimiento de los espa?oles por su decidida apuesta a favor de la reconciliaci¨®n y la convivencia en los dif¨ªciles a?os del tr¨¢nsito de la dictadura a la democracia. Sus contempor¨¢neos, cat¨®licos y no cat¨®licos, no han esperado su muerte para ser agradecidos con un hombre que result¨® clave en la salida pac¨ªfica y no traum¨¢tica del incierto proceso pol¨ªtico abierto a la muerte de Franco.De Taranc¨®n como hombre se han resaltado su humanismo desbordante, su bonhom¨ªa, su vitalidad y su talante negociador. Como hombre de Iglesia destac¨®, sobre todo, por su sentido pastoral. Pero para los espa?oles en general, su figura quedar¨¢ vinculada al papel que jug¨®, a partir de su elecci¨®n en 1971 como presidente de la Conferencia Episcopal, en la modernizaci¨®n de una Iglesia cat¨®lica que hab¨ªa sido uno de los pilares del franquismo y que se resist¨ªa a comprender las aspiraciones de la sociedad espa?ola de aquellos a?os. Los gritos de "?Taranc¨®n, al pared¨®n!" con que fue agredido por los nost¨¢lgicos del nacionalcatolicismo fueron la expresi¨®n grosera de quienes no estaban dispuestos a tolerar que la Iglesia uniera sus esfuerzos a los de los espa?oles en la lucha por un r¨¦gimen democr¨¢tico y civilizado.Su cordura, su valor c¨ªvico, su sentido com¨²n, su esp¨ªritu tolerante y su excepcional instinto pol¨ªtico convirtieron a Taranc¨®n en el hombre capaz de llevar a buen puerto, en sinton¨ªa con el esp¨ªritu del Concilio Vaticano II, la transici¨®n de la Iglesia franquista hac¨ªa las nuevas realidades religiosas, culturales, sociales y pol¨ªticas surgidas en Espa?a. Su inolvidable homil¨ªa en el acto de coronaci¨®n del rey Juan Carlos, horas despu¨¦s de la muerte de Franco, fue se?al inequ¨ªvoca de que la c¨²pula de la Iglesia se alineaba con la Corona en el empe?o de, devolver a los ciudadanos las libertades.
No dej¨® de alentar el proceso de reconciliaci¨®n nacional y la aceptaci¨®n por parte de la Iglesia de los valores del pluralismo pol¨ªtico e ideol¨®gico. Por todo ello quedar¨¢ en la memoria de los espa?oles como una gran figura de su historia reciente a la que todos debemos reconocimiento.
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