P¨¢jaro en mano
El jueves pasado, el deudor multimillonario Mario Conde recibi¨® el aviso final: si no pagaba un pr¨¦stamo de 7.200 millones de pesetas pendiente, el Banco Central Hispano (BCH), su acreedor, dispondr¨ªa de las garant¨ªas (7,5 millones de acciones de Banesto). El d¨ªa anterior, mi¨¦rcoles 30, hab¨ªa vencido el plazo para que Conde presentara unas garant¨ªas complementarias que hab¨ªa solicitado el BCH. Ni present¨® esas garant¨ªas ni al d¨ªa siguiente pag¨® el cr¨¦dito. Ayer, el BCH ejecut¨® la prenda y se qued¨® con las acciones de Banesto.El d¨ªa 3 de diciembre de 1994, pues, ser¨¢ otra de las grandes fechas del diario personal de Mario Conde, el d¨ªa en que termin¨® su relaci¨®n accionarial con Banesto, iniciada en el verano de 1987, cuando el entonces aspirante a banquero puso un pie en el banco, junto a su socio de la ¨¦poca, Juan Abell¨®, mediante la adquisici¨®n subrepticia de un n¨²mero modesto de acciones y, m¨¢s tarde, en el oto?o de ese mismo a?o, con la compra de un paquete m¨¢s importante, procedente de la autocartera del banco, tras ser autorizada la operaci¨®n por la comisi¨®n ejecutiva de la entidad.
Dec¨ªa Balzac que uno se sale de un asunto feo como puede. Es lo que ha intentado hacer el BCH en los ¨²ltimos meses con el pr¨¦stamo concedido a Mario Conde en agosto de 1993, cuando el ahora ex banquero, en alianza con J P Morgan, decidi¨® invertir 50 millones de d¨®lares (7.216 millones de pesetas al cambio de esas fechas) en la macroampliaci¨®n de capital de Banesto, a fin de alcanzar una participaci¨®n del 3,6%. Conde acudi¨® al presidente del BCH, Jos¨¦ Mar¨ªa Amus¨¢tegui y ¨¦ste, con discreci¨®n, decidi¨® conceder el pr¨¦stamo. Conde acept¨® garantizar el cr¨¦dito con las acciones y con garant¨ªas personales.
Pero lleg¨® la intervenci¨®n de Banesto y el contrato de pr¨¦stamo no estaba formalizado. En los primeros d¨ªas de enero de 1994, Amus¨¢tegui explic¨® a Conde que era hora de poner las cosas en regla. Ya en la negociaci¨®n entre Mariano G¨®mez de Lia?o, abogado de Conde y Antonio Hoyos, del BCH, se habl¨® de formalizar-garant¨ªas complementarias a las acciones de Banesto, las que hab¨ªan dejado de cotizar desde el 28 de diciembre de 1993.
G¨®mez de Lia?o, tras consultar con Conde, acept¨® la idea de que se hicieran nuevas hipotecas por las dos fincas de Conde (La Salceda y Los Carrizos). En estas fincas ya hab¨ªa hipotecas a favor del Banco de Progreso y de Banesto, que hab¨ªan prestado dinero a Mario Conde, pero hab¨ªa todav¨ªa margen para hacer una nueva hipoteca. No obstante, el asunto qued¨® para m¨¢s adelante. Mario Conde aument¨® su posici¨®n accionarial en Banesto al acudir, el pasado mes de octubre, a la oferta p¨²blica de venta de acciones realizada por el primer accionista, el Banco Santander, redondeando un paquete de 7,5 millones de t¨ªtulos. Aunque en el mes de octubre, con los nuevos t¨ªtulos adquiridos, se increment¨® la cobertura del riesgo, pero a¨²n hab¨ªa un agujero. Entre el valor de mercado de las acciones de Banesto y la deuda total (capital m¨¢s intereses) hab¨ªa una diferencia que preocupaba al BCH: algo m¨¢s de 1.000 millones de pesetas.
El BCH, ciertamente, necesitaba amarrar lo m¨¢ximo posible del pr¨¦stamo concedido a Mario Conde. Por un lado, se halla en una etapa de saneamientos fuertes; pero por el otro, la circunstancia de que en el caso De la Rosa, abierto precisamente el 20 de octubre con la detenci¨®n del financiero, empezaran a pulular embargos por doquier, proyect¨® una urgencia para resolver el asunto de Mario Conde. En fin de cuentas, hab¨ªa un plazo legal el 30 de noviembre: la ocasi¨®n estaba servida. Y por si hubiera duda, la circunstancia a?adida de la querella contra el ex presidente de Banesto contribu¨ªa a agravar la situaci¨®n descrita. El BCH, a¨²n teniendo amarrado jur¨ªdicamente el tema, comenz¨® a ver a los cuervos. El razonamiento, pues, fue muy elemental: m¨¢s vale p¨¢jaro en mano que ciento volando. Quiz¨¢ se pierdan 1.000 millones, pero es mucho m¨¢s lo que estaba en riesgo.
En cuanto a Conde, quiz¨¢ prefiera estos d¨ªas, por su situaci¨®n de querellado y por las dificultades en transferir fondos, mostrarse sin blanca.
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