Asesinado en Colombia un campe¨®n mundial de patinaje
Al atardecer del jueves, en v¨ªsperas del primer aniversario de la muerte en un cerco policial del jefe del cartel de Medell¨ªn, Pablo Escobar, una r¨¢faga de ametralladora disparada en esta ciudad por un joven pistolero desde una motocicleta puso fin a la vida de Guillermo Le¨®n Botero, dos veces campe¨®n mundial de patinaje. Ten¨ªa 22 a?os, paseaba con su madre por el barrio de Boston y el pr¨®ximo 15 se graduaba como arquitecto. Un papel hallado a uno de los sicarios detenidos, con el membrete de una firma constructora que adeudaba a la familia del deportista 100.000 d¨®lares, hace pensar que ¨¦se fue el m¨®vil del crimen. Y es probable: la desvalorizaci¨®n de la vida es una de las secuelas de la cultura violenta que implantaron las mafias de la droga de las que Pablo Escobar se convirti¨® a la vez en s¨ªmbolo y en chivo expiatorio.Por el crimen del patinador Botero, por el de Andr¨¦s Escobar, jugador de la selecci¨®n d¨¦ f¨²tbol al que en julio un aficionado cobr¨® con disparos a quemarropa un autogol en el Mundial de EE UU y, sobre todo, por los 4.783 homicidios registrados en Medell¨ªn, hasta el mes de octubre, es por lo que alguien quit¨® una valla a las afueras de la ciudad, con un texto que rezaba: "?Qu¨¦ bueno vivir en Medell¨ªn sin Pablo Bombas!"
?sa fue la transitoria sensaci¨®n de alivio psicol¨®gico que muchos sintieron cuando la tarde del 2 de diciembre de 1993 el Gobierno dio su parte final de victoria en la guerra emprendida contra "el hombre m¨¢s buscado del mundo", a quien el entonces presidente, C¨¦sar Gaviria, hab¨ªa calificado como "el enemigo n¨²mero uno de Colombia". Sobre el tejado de una casa del barrio Am¨¦rica hab¨ªa quedado tendido el cuerpo del delincuente por el que se ofrec¨ªan siete millones de d¨®lares, en una bolsa conjunta de Colombia y EEUU.
En el piso yac¨ªa Alvaro de Jes¨²s Agudelo El Lim¨®n, el ¨²ltimo de sus lugartenientes que lo acompa?¨® en los 17 meses de azarosa huida, desde que se fug¨® con la complicidad de 300 soldados que vigilaban la c¨¢rcel de La Catedral, en la localidad de Envigado.
Durante la persecuci¨®n del capo hubo m¨¢s de 6.000 allanamientos a cargo del bloque de b¨²squeda de Pablo Escobar, integrado por 1.500 soldados y polic¨ªas de ¨¦lite que, seg¨²n recientes denuncias del representante a la C¨¢mara baja del Parlamento, Carlos Alonso Lucio, no fue otra cosa que "una mesa del diablo", en la que confluyeron las autoridades colombianas, la Agencia Antidrogas de EEUU, el cartel de Cali y el grupo paramilitar pepes.
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