"El se?or me miraba y me ped¨ªa socorro con sus ojos"

Adolfo S¨¢nchez, empresario de 30 a?os y aficionado a los deportes de riesgo, se lanz¨® ayer a las diez de la ma?ana al r¨ªo Manzanares para rescatar a un automovilista atrapado en un coche que se hund¨ªa irremediablemente. El accidente ocurri¨® en un tramo de la M-30 pr¨®ximo a la plaza de Legazpi. S¨¢nchez pudo ver el rostro de la v¨ªctima que le suplicaba ayuda con la mirada. El empresario lo sac¨® del r¨ªo aunque no pudo evitar su muerte. La v¨ªctima, Andr¨¦s Moreno, polic¨ªa municipal de Madrid, de 30 a?os, falleci¨® horas despu¨¦s en el hospital Doce de Octubre a causa de las contusiones sufridas en la cabeza y en el abdomen. La Polic¨ªa Municipal de Madrid comunic¨® por la tarde a Adolfo S¨¢nchez el triste final.Pregunta. ?Qu¨¦ fue lo primero que vio del accidente?

Respuesta. Lo t¨ªpico, varios coches parados, algunos cruzados en la carretera y que por delante no hab¨ªa tr¨¢nsito. Vi tres o cuatro personas nerviosas, como a 100 metros, mirando hacia el r¨ªo, desde la orilla, y supuse que hab¨ªa ca¨ªdo un veh¨ªculo. Me ech¨¦ al arc¨¦n y sal¨ª, corriendo a ver qu¨¦ se pod¨ªa hacer.

P. ?Qu¨¦ pens¨® al ver a una persona en el veh¨ªculo que se hund¨ªa?

R. Que ped¨ªa ayuda. ?l estaba en la parte de atr¨¢s, el morro del coche estaba hundido y yo le ve¨ªa a ¨¦l por la ventana trasera. Estaba bastante tranquilo y como conmocionado, ten¨ªa sangre en la cabeza.

P. ?Qu¨¦ posibilidades ten¨ªan de ayudarlo?

R. En unos momentos se form¨® un revuelo y se dec¨ªan varias cosas. La gente hablaba de acercar el autom¨®vil a la orilla con barrotes de la barandilla porque realmente estaba cerca. Pero mientras pens¨¢bamos, ve¨ªamos que el aire se le acababa a aquel hombre, que el coche se hund¨ªa y no hab¨ªa tiempo. Me quit¨¦ los zapatos y la chaqueta, pero estuve unos segundos en la orilla hasta ver que no hab¨ªa otra soluci¨®n. Este se?or me miraba y ped¨ªa socorro con sus ojos.

P. Y se lanz¨® al agua...

R. Me tir¨¦ y nad¨¦ un poco. Trat¨¦ de abrir la puerta trasera izquierda, que estaba bloqueada, no s¨¦ si por los seguros o porque ya que no quedaba aire en el coche. Me acerqu¨¦ a la orilla y me lanzaron una barra de hierro. La gente gritaba ?rompe el cristal! No llegu¨¦ a cogerla a tiempo, se fue al fondo y entonces mi madre me pas¨® otra barra. Nad¨¦ tres o cuatro metros y logr¨¦ romper el cristal.

P. ?C¨®mo pudo salir?

R. Estaba vivo. Yo met¨ª la mano y supe que estaba vivo. El cuerpo sali¨® inmediatamente. Me imagino que con la angustia de ahogarse, ¨¦l mismo empujaba. Deb¨ªa de estar pisando los asientos, empuj¨® hacia arriba y salimos a flote. Yo le preguntaba si viajaba solo y me dijo que s¨ª. Por eso me sorprende que haya muerto tan pronto, porque a m¨ª me habl¨® y tambi¨¦n colabor¨®, se mov¨ªa, quer¨ªa nadar y as¨ª llegamos enseguida a la orilla. Agarr¨¦ sus brazos para que le pudieran sacar.

P. ?Fue una proeza?

R. Estoy orgulloso, pero s¨¦ que no fue un acto reflejo. Yo sopes¨¦ las circunstancias, sab¨ªa que hab¨ªa peligro y que yo era la persona m¨¢s joven y quiz¨¢ mejor preparada. Not¨¦ que el auto se hund¨ªa un poco m¨¢s y... Parece mentira, pero en unos segundos sab¨ªa lo que iba a suceder y que no pod¨ªa dejar que me agarrara. La pena es que no haya vivido.