El s¨ªntoma Di Pietro
LA DIMISI?N del fiscal Antonio di Pietro, pieza maestra de los procesos contra la corrupci¨®n del viejo sistema pol¨ªtico italiano, ha conmovido al pa¨ªs. Se han producido manifestaciones pidi¨¦ndole que se mantenga; todos los l¨ªderes del actual sistema (incluidos los que, como Berlusconi, han hecho todo para apartarle) le dedican elogios. encendidos. Di Pietro, ha simbolizado la "revoluci¨®n de los jueces" en favor de una nueva clase pol¨ªtica que tuviera las manos limpias. El problema es que el nuevo personal pol¨ªtico est¨¢ encabezado por un Berlusconi que durante a?os fue la prolongaci¨®n en el mundo de los negocios de la vieja clase pol¨ªtica. Di Pietro dimite porque no puede aguantar las maniobras tendentes a impedir su trabajo, pero esa dimisi¨®n acelera la crisis del nuevo sistema, v¨ªctima de sus propias contradicciones.La reacci¨®n popular contra ese nuevo sistema se expres¨® en las ¨²ltimas elecciones locales, en las que el partido de Berlusconi se qued¨® con un tercio de sus votos anteriores. Ante tal fracaso, los partidos de la coalici¨®n de gobierno preparan f¨®rmulas de cambio. Fin?, el jefe de la Afianza Nacional (surgida del neofascismo), y que ha evitado complicarse demasiado en la pol¨ªtica berlusconiana, se destaca como el hombre de futuro de la derecha. En cuanto a Bossi, el jefe de la Liga Norte, anuncia una "clarificaci¨®n" del Gobierno en enero, en la que pondr¨¢ condiciones para seguir en la coalici¨®n.
Pero el factor que va a imponer de verdad esa clarificaci¨®n es el grav¨ªsimo desprestigio que sufre el jefe del Gobierno. Est¨¢ ya convocado para responder ante los tribunales por su participaci¨®n en. un caso de cohecho, en relaci¨®n a la polic¨ªa fiscal encargada de investigar algunas de sus empresas. Por otra parte, el Tribunal Constitucional acaba de declarar "?legal" que un solo empresario sea due?o de tres cadenas de televisi¨®n. Y nadie ignora la influencia que en su ¨¦xito electoral tuvo su posici¨®n al frente de tres cadenas privadas. Su imagen como jefe de un Gobierno que el pa¨ªs ha elegido como resultado de la "revoluci¨®n de la limpieza." queda totalmente deteriorada.
Aunque el acuerdo con los sindicatos le permitir¨¢ sacar adelante los Presupuestos, el tema del d¨ªa, incluso en c¨ªrculos que hasta hace poco se hab¨ªan dejado ganar por el vendaval Berlusconi, es la b¨²squeda de un Gobierno con otro primer ministro. La clave para ello ser¨¢ sin duda el Partido Popular, en el que se reagrupan los restos de la Democracia Cristiana. Pero su eventual alianza con Fin? no representar¨ªa una base suficiente para formar un Gobierno, salvo si la disgregaci¨®n de Forza Italia refuerza a esos dos partidos. M¨¢s posibilidades pueden aparecer en un campo centrista: en el plano local, la coalici¨®n del Partido Popular y del PDS (ex comunista) obtuvo ¨¦xitos rotundos. Y es probable que la Liga sea bastante sensible a soluciones de ese g¨¦nero. En todo caso, y por primera vez, al Gobierno de Berlusconi se le augura corta vida.
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