La formaci¨®n de los m¨¦dicos de cabecera
Los poderes p¨²blicos deben velar por una adecuada atenci¨®n sanitaria a los ciudadanos, procurando y exigiendo la necesaria y suficiente cualificaci¨®n de los m¨¦dicos que han de prestarla. En este sentido, una directiva comunitaria de 1986 obliga a los pa¨ªses de la Union Europea a exigir una formaci¨®n m¨ªnima de dos a?os tras finalizar los estudios de licenciatura para poder ejercer la medicina general en los sistemas sanitarios p¨²blicos a partir del 1 de enero de 1995. Esta necesaria directiva pretende garantizar la adecuada cualificaci¨®n y competencia profesional de los m¨¦dicos que habr¨¢n de ejercer en el primer nivel asistencial, del mismo modo que se hace en el ¨¢mbito hospitalario.En una revisi¨®n actual de las recomendaciones de la propia directiva, m¨²ltiples expertos y organizaciones m¨¦dicas coinciden en que la licenciatura no es suficiente para el correcto ejercicio de la medicina (general y hospitalaria) y en recomendar que la formaci¨®n de posgrado se ampl¨ªe a tres a?os. Este periodo formativo ya existe en muchos pa¨ªses europeos, entre ellos Espa?a, donde desde 1978 la formaci¨®n para el ejercicio de la medicina general se denomina especialidad en Medicina de Familia y Comunitaria, que desarrolla plenamente los requerimientos de la directiva y concuerda con las actuales recomendaciones que muy probablemente se incorporen en su revisi¨®n de 1997.
La formaci¨®n en Medicina de Familia y Comunitaria, ha supuesto una incuestionable mejora en la competencia profesional de los m¨¦dicos que ejercen en el primer nivel asistencial. El m¨¦dico de familia ha ido consolidando todo un cuerpo de conocimientos y un modelo de pr¨¢ctica m¨¦dica de alta calidad, al que se han incorporado durante estos a?os muchos m¨¦dicos generales que trabajan hoy codo con codo y de igual a igual en el primer nivel asistencial.
La preocupaci¨®n de los estudiantes de medicina por cu¨¢l va a ser su futuro a partir de 1995 es comprensible, c¨®mo leg¨ªtima es su demanda de acceso a esa formaci¨®n de posgrado, imprescindible para el ejercicio en el sistema sanitario p¨²blico. El Gobierno no puede seguir siendo insensible a estas demandas, pero tampoco ha de olvidar nunca que su responsabilidad fundamental, por encima de cualquier otro inter¨¦s, ha de ser la de velar por la calidad de la atenci¨®n prestada a los ciudadanos, para lo cual es esencial contar con la adecuada formaci¨®n de sus m¨¦dicos.
Se han de encontrar soluciones para las necesidades formativas de los presentes y futuros licenciados en medicina mediante el sistema, MIR de formaci¨®n de especialistas, de probada calidad y, dentro de ¨¦l, para los que deseen ejercer la medicina general con la especialidad en Medicina de Familia y Comunitaria, especialidad con 16 a?os de vigencia que ya ha demostrado su capacidad para formar adecuadamente a nuestros m¨¦dicos de cabecera. Ser¨ªa una grave irresponsabilidad que el Gobierno espa?ol, acuciado por las presiones, contemplara nuevas v¨ªas de formaci¨®n, que no s¨®lo echen por tierra los esfuerzos y logros de los m¨¢s de 10.000 m¨¦dicos de familia existentes, sino que degraden o disminuyan la calidad formativa y, por tanto, la cualificaci¨®n profesional de los futuros m¨¦dicos de cabecera.
Debemos hacer una llamada a la sensatez en un tema de tanta trascendencia social, puesto que de la calidad formativa de los m¨¦dicos de cabecera depende la atenci¨®n a m¨¢s del 90% de los problemas de salud que presente el ciudadano a lo largo de su vida. ?ste y no otro ha de ser el objetivo com¨²n de todos los implicados en el problema.
es presidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina de Familia y Comunitaria.
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