Besos y abrazos desde el siglo XIX
Tres tomos recogen las viejas postales del Museo Municipal
R. M.- R
Sitios tan concurridos como la calle de Alcal¨¢ o el paseo de la Florida s¨®lo se reconocen en la exposici¨®n de postales del Museo Municipal despu¨¦s de leer lo que representan. Por el puente de Toledo circulan carros tirados por caballos que pisan un suelo de arena y bo?igas. Un grupo de ni?os chapotea en las aguas del Manzanares o un reba?o de ovejas pasta junto a ¨¦l. Por la Gran V¨ªa s¨®lo circula un autob¨²s y un coche. La calle Ferraz es casi un descampado y enfrente del C¨ªrculo de Bellas Artes hay un frondoso jard¨ªn.No hace tanto tiempo que escenas como ¨¦stas eran cotidianas en Madrid; por eso se recogieron en postales. Ahora el Museo Municipal ofrece una muestra de su colecci¨®n de tarjetas postales antiguas. Adem¨¢s ha salido a la venta una publicaci¨®n que recoge muchos de los 6.000 ejemplares que descansan en los fondos de este museo y que pocas veces pueden ser contempladas por el p¨²blico. "El criterio para conservarlas no aconseja que est¨¦n expuestas a la luz", explica Carmen Priego, directora de esta instituci¨®n.
Se puede comprobar c¨®mo en las m¨¢s antiguas, que en este museo datan de 1897, la gente escrib¨ªa junto a la foto o encima de ella. Fue una real orden de 1871 la que normaliz¨® las postales como las conocemos hoy: foto por delante y texto por detr¨¢s, aunque la primera postal impresa por la F¨¢brica de Moneda y Timbre empez¨® a circular en 1973. Pocos a?os despu¨¦s, a principios de siglo, la casa Hauser y Menet, ubicada en la calle de la Ballesta, editaba 500.000 ejemplares al mes de 1.300 modelos diferentes. S¨®lo en Madrid hab¨ªa en esa ¨¦poca 15 empresas dedicadas a distribuir postales.
Sociedad privilegiada
"El coleccionismo de postales surge en el siglo pasado en funci¨®n de una sociedad privilegia da que empieza a viajar y le interesa lo ex¨®tico", explica Priego a prop¨®sito del inter¨¦s que despertaron desde el principio. Tambi¨¦n supon¨ªan una manera barata y c¨®moda de comunicarse. Y se valoraban como "elementos de cultura, distinci¨®n y buen gusto", tal y como se citaba en un bolet¨ªn de final de siglo.
"Lo que la gente escrib¨ªa en ellas refleja que eran un medio muy corriente para comunicarse. Es, muy normal. encontrarse con mensajes como "el d¨ªa 12 voy para all¨¢", cuenta Miguel T¨¦bar, editor de Postales antiguas de Madrid, una edici¨®n compuesta por tres tomos y el cat¨¢logo de todas las tarjetas que se guardan en el Museo Municipal.
Muchos de los grandes fot¨®grafos de finales del siglo pasado y principio de este, como Laurent o Franzen, utilizaron negativos de sus fondos para estas tarjetas. En cuanto a las empresas que se dedicaron a este negocio, las primeras fueron firmas extranjeras que terminaron asent¨¢ndose aqu¨ª: Hauser y Menet, Romo y F¨¹ssel, Lacoste o C¨¢novas.
Para T¨¦bar, que ya ha editado otro libro con im¨¢genes antiguas de Madrid, no tiene nada que ver el coleccionismo de fotos con el de postales. "Nunca se da en la misma persona la misma acci¨®n. La postal es menos espont¨¢nea. Ofrece aspectos conocidos y cl¨¢sicos de la ¨¦poca. Son un reflejo de las im¨¢genes m¨¢s destacadas de la ¨¦poca", explica el editor.
La mayor parte de las posta les del Museo Municipal procede de compras y donaciones de colecciones privadas. "Hace pocos a?os se puso muy de moda coleccionar este tipo de estampas. Ahora ha pasado un poco esa moda". Sin embargo, tina coleccionista confesaba ayer haber pagado 10.000 pese las por una hace muy poco.
Postales antiguas de Madrid. Ediciones La Librer¨ªa. 3.990 pesetas en librer¨ªas y en la tienda del Museo Municipal. Exposici¨®n de postales. Museo Municipal (Fuencarral, 78). Entrada libre.
Todo a 65 c¨¦ntimos
Lo de "Todo a 100 pesetas" lo inventaron nuestros antepasados hace mucho. Hay una postal de la ca4e Fuencarral. con un comercio en primer plano que se anunciaba como "Todo a 65 c¨¦ntimos". Fue muy popular a principio de siglo y en ¨¦l se vend¨ªan las baratijas que nadie necesitaba, pero que gustaba tener. A su lado aparece La Moderna, una tienda de jabones y aceite que era todo un lujo: antes el jab¨®n se preparaba en casa."Se hac¨ªan postales de cosas que ahora son impensables", se?ala Miguel Tebar .Por eso, una boda real, un momento de la coronaci¨®n de Alfonso XIII o la foto de un pol¨ªtico tambi¨¦n pod¨ªan ser un pretexto para mandar una postal.
"Dime si has recibido, contando ¨¦sta, nueve postales de esta colecci¨®n", escribe alguien debajo de la foto de dos casta?eras fotograf¨ªadas por Laurent.. Un batiburrillo de gente en la plaza de la Cebada, o en la, de Alcal¨¢, los t¨ªpicos paseos de anta?o en la puerta del Retiro, incluso el parque de bomberos era un motivo de postal.
En otras se ve lo que ya no est¨¢. O las transformaciones y cambios que ha habido. El monumento a Arg¨¹elles, que ahora est¨¢ en el parque del Oeste, aparece en su emplazamiento original que era la calle Princesa. De ah¨ª el nombre con el que se conoce este barrio.
En cambio, el Viaducto aparece ya con sus rejas encima de la barandilla. Nada m¨¢s terminar el puente, una mujer intent¨® quitarse la vida arroj¨¢ndose por ¨¦l a causa de un mal de amores. No lo consigui¨® porque sus faldas y enaguas hicieron de paraca¨ªdas. Se salv¨® y luego consigui¨® a su mozo; y tambi¨¦n que se instalara la famosa verja que luci¨® ese puente.
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