Errar y acertar
El progreso de la ciencia requiere -seg¨²n Karl Popper-una gran audacia, imaginaci¨®n y creatividad a la hora de formular hip¨®tesis, y un implacable rigor a la hora de criticarlas y contrastarlas. El miedo a equivocamos, a cometer errores, puede coartar nuestra imaginaci¨®n y conducirnos a la timidez te¨®rica, prefiriendo seguir la senda segura de alg¨²n m¨¦todo establecido. Pero ning¨²n m¨¦todo garantiza el acierto. Nadie garantiza el acierto. Las buenas ideas pueden surgir por cualquier camino: por tradici¨®n, por observaci¨®n, por intuici¨®n intelectual, por una corazonada, por cualquier m¨¦todo o falta de m¨¦todo.A Paul Dirac (nacido el mismo a?o que Popper, 1902) se le ocurri¨® su famosa ecuaci¨®n (base de la teor¨ªa cu¨¢ntica de campos) en medio de una discusi¨®n, sin seguir m¨¦todo alguno (y, desde luego, no el m¨¦todo inductivo). No todo el mundo tiene la suerte (o la genialidad) de Dirac, pero nadie deber¨ªa tener miedo a equivocarse. S¨®lo corriendo el. riesgo de equivocarnos tendremos la oportunidad de acertar. Lo ¨²nico importante -seg¨²n Popper- es que las hip¨®tesis sean luego sometidas a cr¨ªtica implacable, a contrastaci¨®n vigorosa.
A Popper le gustaba comparar su epistemolog¨ªa con el esquema darwinista de la evoluci¨®n biol¨®gica. Como la selecci¨®n natural va eliminando los resultados aleatorios de la creatividad mutacional hasta mantener s¨®lo los rasgos de los organismos adaptados a la s condiciones de su entorno, as¨ª tambi¨¦n la cr¨ªtica, la refutaci¨®n y la contrastaci¨®n van eliminando las muchas genialidades err¨®neas que se nos ocurren hasta dejar s¨®lo las que (provisionalmente) parecen dar en el clavo y reflejar la estructura de la realidad. Aunque la realidad no nos sugiere las teor¨ªas con las que la describimos (y que son libres creaciones nuestras), se reserva un derecho de veto. Cuando una teor¨ªa no concuerda con ella, la realidad (en forma de resultado negativo de un experimento) la rechaza, la desbarata, le dice no.
Por eso, Popper siempre se opuso tanto al dogmatismo como al subjetivismo. Se opuso al dogmatismo porque una teor¨ªa nunca puede ser definitivamente confirmada. Se opuso al subjetivismo porque la realidad objetiva frecuentemente desbarata las propuestas que le hacen los sujetos. Si no hubiera una instancia objetiva, no podr¨ªa haber refutaci¨®n, ni, por tanto, eliminaci¨®n de errores, ni progreso, ni ciencia.
Cuando hay varias teor¨ªas en competici¨®n, y s¨®lo una de ellas implica previsiones contradichas por los hechos, esa teor¨ªa se abandona en favor de sus competidoras, como quer¨ªa Popper. Sin embargo, cuando todas las teor¨ªas presentan dificultades y anomal¨ªas, la comunidad cient¨ªfica preserva la teor¨ªa con menos problemas, mientras no se ofrezca alguna mejor.
As¨ª, por ejemplo, la aparente contradicci¨®n que supone el que la teor¨ªa de la evoluci¨®n estelar atribuya a ciertas estrellas (como las de los c¨²mulos globulares de nuestra galaxia) edades muy superiores a la que el modelo cosmol¨®gico est¨¢ndar del Big Bang atribuye al universo (bas¨¢ndose en la reciente medici¨®n de la constante de Hubble igual a 80) no conduce al abandono inmediato de ninguna de las dos teor¨ªas, por la sencilla raz¨®n de que no disponemos por ahora de alternativas mejores.
Estas situaciones provocan tensi¨®n y desasosiego, que nos inducen a revisar las mediciones, los datos y los modelos. Pero, mientras corregimos el plano, un plano defectuoso es mejor que ning¨²n plano. Popper acab¨® en desacuerdo con gran parte de la ciencia avanzada de nuestro tiempo, pero sus severas advertencias siguen siendo un poderoso ant¨ªdoto contra nuestra tendencia a la autocomplacencia y a esconder las dificultades debajo de la alfombra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.