Jaque al pelotazo
Terminada la campa?a de Flandes de la selecci¨®n, o sea, la guerra privada de Javier Clemente, volvemos a ser testigos de la mejor Liga de Europa, o sea, la Liga espa?ola. Un simple vistazo a la clasificaci¨®n provisional basta para decidir qui¨¦n manda aqu¨ª. No hay duda: los estilos m¨¢s audaces se imponen. abrumadoramente al juego rupestre. Los ¨²ltimos valedores de la cultura del pelotazo, esos usureros del banquillo que suelen llegar precedidos por un chirrido de cerrojo y que se pasan la vida echando cuentas, son desbordados por los defensores del f¨²tbol arm¨®nico. El vicio de ceder la iniciativa a la espera de un error del adversario o, peor a¨²n, de un golpe de suerte, ha pasado de moda y ya es s¨®lo la opci¨®n de los avaros y los supervivientes. Poco a poco se impone una convicci¨®n neorrom¨¢ntica: la pelota, el marcador y el futuro est¨¢n en manos de quienes toman la decisi¨®n de buscarlos, perseguirlos y conquistarlos.En el reparto de m¨¦ritos individuales, probablemente deba ocupar la cabeza Johan Cruyff`. Como dijo el poeta, las ¨¦pocas se miden por sus cumbres, y ¨¦l ha representado el juego de altura en la primera mitad de los a?os noventa. Temerario como pocos, termin¨® sucesivamente con la l¨ªnea defensiva de cinco hombres y con la de cuatro: ahora juega con una de tres, y empiezan a parecerle demasiados. Est¨¢ claro que la f¨®rmula implica grandes riesgos; en los estadios, como en la guerra, los generales luchan por conseguir la superioridad num¨¦rica, y tres hombres apenas pueden garantizar el dominio de una franja de setenta metros. Un contraataque seco y un bal¨®n r¨¢pido bastan para hacerla reventar.
A, pesar de los sobresaltos, Cruyff no se calienta la cabeza. Pierde efectivos en la retaguardia, pero a cambio se rodea de una tertulia de artistas y se garantiza la superioridad en todas las zonas de creaci¨®n. Desde ese momento, sus jugadores dependen de s¨ª mismos: si pierden el toque, al pared¨®n; si imponen su calidad y consiguen manteneir la pelota, no hay nada que hacer. Es un hecho que, desde su llegada, Jorge Valdano, V¨ªctor Fern¨¢ndez, Benito Floro, Javier Irureta, Luis Aragon¨¦s, incluso el pac¨ªfico Arsenio Iglesias, se han sumado al debate que ¨¦l empez¨®. Ahora, el f¨²tbol es nuestro.
Esta misma tarde, uno de sus dos jugadores m¨¢s representativos, Hristo Stoichkov, ser¨¢ seguramente galardonado con el bal¨®n de oro.
No habr¨ªa nada nuevo bajo el sol: en el Mundial lo gan¨® Romario. Dicho con otras palabras, all¨ª lo gan¨® el otro.
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