Quitar miedos ajenos
Elena Contreras es tripulante de cabina desde hace 19 a?os, esposa de un tripulante de cabina y madre de una hija de 15 a?os. Adem¨¢s, ejerce de "madre, enfermera, camarera, hija y hermana" de los miles de pasajeros que le han tocado en suerte en su carrera, y le encanta hacerlo. "Quer¨ªa ser azafata cuando era muy peque?a, es una profesi¨®n muy mitificada por las jovencitas", dice.Habla franc¨¦s, ingl¨¦s y portugu¨¦s tan bien como el castellano, y curs¨® dos a?os de Sociolog¨ªa, que de psicolog¨ªa ya aprende bastante lidiando con los terrores de los pasajeros. Volar le encanta, nunca ha pasado miedo; acaso "alg¨²n - sustillo". "Muchas veces, desde mi coche, veo c¨®mo despega un Jumbo y pienso que es imposible que los 370.000 kilos suban al aire". Por eso entiende que muchos viajeros suden fr¨ªo. "El miedo a volar no se quita, con el tiempo; es algo natural, porque el ser humano no es un p¨¢jaro".
Lo m¨¢s dif¨ªcil de su profesi¨®n es, para Elena, comprender a los pasajeros. "Cada uno tiene sus miedos y a cada uno se lo tienes que quitar de un modo distinto; yo suelo hablar mucho con ellos, llev¨¢rmelos donde estamos las azafatas...". De vez en cuando tiene que soportar impertinencias, aunque reconoce que en raras ocasiones. "El respeto al avi¨®n y el miedo a volar da inseguridad, y eso provoca malestar en la gente, que seguro no se comportar¨ªa as¨ª en circunstancias normales", entiende.
A Elena le gusta su uniforme, aunque cambiar¨ªa el color mostaza de la falda or un tono m¨¢s oscuro, "m¨¢s sufridito". Pero detesta el "total desbarajuste" que sus horarios provocan en la familia. Aunque ella y su marido coinciden en algunos viajes, las horas que comparte con su hija le saben a poco. "Con 15 a?os", dice Elena, "una chica necesita m¨¢s que nunca estar con su madre, por eso lo pasa fatal cada vez que me voy, sobre todo cuando tengo que volar despu¨¦s de estar con ella cuatro d¨ªas seguidos".
El desbarajuste de horarios no s¨®lo lo nota su hija. Tambi¨¦n lo llevan fatal su est¨®mago, y su espalda, y sus nervios, que no similan el misterio de acostarse a las cinco de la tarde, dormir ocho horas, y levantarse a las seis de la tarde de otro continente. "Es por ¨¦pocas, pero cuando pasa se lleva muy mal..
De lo que cobra, no se queja. Pero cree que la empresa deber¨ªa dotar a las azafatas de m¨¢s medios para. realizar su trabajo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.