Menudo Hristo
El jugador b¨²lgaro del Bar?a, a la espera de conseguir hoy el Bal¨®n de Oro
"En este equipo sobran buenas personas y falta mala leche", dijo Cruyff en el verano de 1990. Y Stoichkov, con 24 a?os, aterriz¨® en el Camp Nou. El aficionado se hizo cruces y se apresur¨® a reivindicar la pulcritud y los buenos modales de su antecesor, Gary Lineker. Cuanto m¨¢s le recriminaba la grada sus malos modales, con mayor contumacia los exhib¨ªa Stoichkov. Los cul¨¦s le compararon con su enemigo p¨²blico n¨²mero uno de entonces: Hugo S¨¢nchez. Mal asunto para un tipo sin el prestigio del mexicano del Real Madrid. Pero Stoichkov marc¨® goles, los di¨® y se convirti¨® en el jugador m¨¢s odiado de los rivales del Bar?a. Buenos argumentos para empezar a convencer a una afici¨®n esc¨¦ptica. Una afici¨®n a la que a veces sigue sacando de quicio, pero que ha acabado por dejarse seducir en una relaci¨®n de amor y odio sin precedentes en el Camp Nou. Igual que se discute su comportamiento, existe un absoluto consenso sobre su calidad. Al socio empieza a resultarle imprescindible en el equipo. Otro s¨ªntoma m¨¢s de que Stoichkov ha acabado por gan¨¢rselo. Una tarea impensable cuando lleg¨® precedido de una fama insuficiente para el Barcelona, un humilde contrato y un car¨¢cter avinagrado como nunca se hab¨ªa visto sobre el campo.Coleccion¨® tarjetas amarillas y rojas; pas¨® a la posteridad del campeonato por un pisot¨®n al ¨¢rbitro Ur¨ªzar Azpitarte; llam¨® "borracho" ante la televisi¨®n a otro colegiado, Soriano Aladr¨¦n; se pele¨® con la directiva, que le tach¨® de "ingrato" y de tener una "doble moral"; tuvo un pie en Italia -el N¨¢poles le inscribi¨® provisionalmente-; le negaron de forma reiterada sus reivindicaciones contractuales; vio c¨®mo Cruyff le humillaba con 10 sustituciones en 16 partidos, y una de ellas, ante el Espa?ol, despu¨¦s de marcar un gol, dar otros dos y chutar u?a vez al poste; vio c¨®mo le birlaron el Bal¨®n de Oro en 1992, y m¨¢s recientemente ha sido amenazado por N¨²?ez con no renovarle por hablar sobre el mal estado del c¨¦sped del Camp Nou y por Cruyff por dedicarse s¨®lo "a ir de fiesta en fiesta".
Por cualquiera de esas peripecias otro jugador hubiera sido expulsado del club azulgrana. Pero Hristo no. ?l es diferente. Junto a tan pol¨¦micos episodios, Stoichkov es capaz de generar sensaciones absolutamente contrapuestas.
Cruyff lo descubri¨® para un equipo grande y lo defiende como merecedor del Bal¨®n de Oro que hoy se entrega en Par¨ªs (20.00 horas, Canal +). N¨²?ez perdi¨® el pudor y, en un arranque de espontaneidad, declar¨® estar perdidamente enamorado de su juego. Sobre el campo, Stoichkov ha mejorado su imagen de jugador conflictivo y anarquista sin perder un ¨¢pice de su rendimiento; m¨¢s bien a1contrario, ha completado una temporada excepcional, que bien puede valerle un merecido Bal¨®n de Oro. Hoy sabr¨¢ si lo consigue y, de paso, c¨®mo ha quedado en las urnas el peque?o partido b¨²lgaro Nueva Elecci¨®n, al que ha prestado su imagen para la campa?a electoral.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.