El sarao de los cien
Rafael Mart¨ªnez Al¨¦s, el editor que desde Alianza invent¨® en Espa?a los libros a cien pesetas, asombra siempre a sus amigos con sus habilidades; arregla puertas, resuelve problemas de fontaner¨ªa, desatasca cerraduras: les ahorra dinero y les da su tiempo. Eso ha hecho tambi¨¦n con los ocho millones de lectores que han comprado a lo largo de este a?o la Colecci¨®n Alianza Cien, hu¨¦sped habitual ya de todos los medios de transporte y mercanc¨ªa inexcusable de quioscos y de librer¨ªas: les ha puesto en las manos un elemento que ha contribuido , de nuevo, a hacer creer que es posible el libro barato y de calidad. Una iniciativa que ha puesto otra vez el libro en la conversaci¨®n de la gente y una idea que naci¨® en medio de la sospecha del fracaso y que ahora es, como resulta obvio, un ¨¦xito altamente estimulante para la cultura de este pa¨ªs.Para celebrar el aniversario, est¨¢ misma semana, Mart¨ªnez Al¨¦s eligi¨® el vest¨ªbulo del AVE en la estaci¨®n de Atocha. Un marco espl¨¦ndido, con ese ruido interior que tienen los viajes que a¨²n no se han hecho, y con ese sonido profundo y lejano de la ciudad a la que se viene. Estaba todo el mundo, como dicen las cr¨®nicas de la sociedad literaria. Y como ruido ya propio de la fiesta, una orquesta salsera que acallaba las voces y subrayaba el ritmo de las caderas. Leer es divertido, claro est¨¢, y celebrar que se lee debe de ser divertido tambi¨¦n, pens¨® sin duda la gente de Alianza a la hora de organizar el sarao de Atocha, y el marco propici¨® a la animaci¨®n: hay que ponerle salsa -y viaje- a la literatura.
El tren como medio de transporte literario es viejo como los tiempos, pero quien lo invent¨® como instrumento de promoci¨®n de la literatura fue el editor Jaime Salinas, que hizo viajar a sus autores largas o cortas distancias para hacerles hablar de su obra en ¨¢mbitos ajenos a los escenarios habituales de los saraos culturales; incorporar ahora el vest¨ªbulo de la remozada estaci¨®n de Atocha a los centros de difusi¨®n cultural que ya tiene la capital de Espa?a subraya ese car¨¢cter simb¨®lico que tienen los trenes como veh¨ªculo para acelerar, y mejorar, el conocimiento. A lo mejor, al AVE, se le ocurre convertirse ¨¦l mismo en una gran biblioteca ambulante.
Tiempo de celebraciones. Ha celebrado hasta el C¨ªrculo de Bellas Artes, el otro gran centro cultural que la Administraci¨®n est¨¢ tratando de rematar con su desinter¨¦s y su silencio, en medio de las grandes palabras que nunca hallan sustancia; acosado por los bancos oficiales, abandonado por sus propios patronos, resiste como si fuera el ¨²ltimo refugiado de un pa¨ªs que desperdicia lo que tiene y que desde?a, proponiendo su ayuda, las enormes posibilidades que alberga un centro de estas caracter¨ªsticas. Y en medio de esa resistencia numantina en la que se ha empe?ado, anteayer reuni¨® a sus amigos para celebrar los resultados del a?o, que desde el punto de vista cultural suponen una apuesta continuada e ins¨®lita y que desde el lado de los apoyos econ¨®micos sigue siendo un verdadero desastre, al borde siempre de la ruina, disponiendo de un presupuesto que cada a?o se adelgaza m¨¢s. Lo dec¨ªa uno de sus m¨¢s ac¨¦rrimos defensores, el pintor Juan Genov¨¦s, mientras terminaba el ¨²ltimo cuadro de su pr¨®xima exposici¨®n madrile?a: "Se re¨²nen con nosotros ministros y presidentes, alcaldes y concejales, nos prometen de todo y luego nos dejan tirados". Tirados y todo, el C¨ªrculo sigue manteniendo el viejo esp¨ªritu del 82, cuando fue centro de la llamada movida y cuando se constituy¨® en un s¨ªmbolo de una idea renovada d¨¦ lo que deb¨ªa ser la comunicaci¨®n cultural y la propia reuni¨®n de todas las artes en una sola casa. A cualquier hora del d¨ªa y de la noche siempre hay alg¨²n joven creando cultura, cualquier forma de cultura, en alguno de los rincones de este centro que sigue vivo porque a¨²n no han sabido matarlo del todo; acaso, porque ese resquicio contin¨²a presente en su esperanza, el presidente, Pedro Garc¨ªa Ramos, convocaba a los que a¨²n no se dan por vencidos invit¨¢ndoles al regocijo por haber abierto la oportunidad de dar a conocer obras e inquietudes est¨¦ticas en l¨ªnea de la originalidad y de la evoluci¨®n art¨ªstica y literaria". De esperanzas as¨ª vive la cultura en la edad del ruido, en este viaje a ninguna parte en el que a veces el C¨ªrculo parece el Quijote alzando los brazos en medio de la Gran V¨ªa. A lo mejor, que haya celebrado el fin de a?o con tanto esp¨ªritu es su pen¨²ltima quijotada.
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