Programas que har¨¢n peque?as fortunas
EL PA?S inicia hoy la publicaci¨®n de un conjunto de art¨ªculos de Bill Gates', presidente y cofundador de la multinacional Microsoft y poseedor de la mayor fortuna personal de Estados Unidos. Gates publicar¨¢ un art¨ªculo cada 15 d¨ªas. En esta serie relatar¨¢ sus m¨²ltiples e interesantes experiencias empresariales y detallar¨¢ el especial ambiente que se respira en su compa?¨ªa. Adem¨¢s, tratar¨¢ de explicar a los j¨®venes empresarios c¨®mo descubrir el camino del ¨¦xito en el complicado y cada d¨ªa m¨¢s competitivo mundo de los negocios.
All¨¢ por 1975, cuando Paul Allen y yo est¨¢bamos en la Universidad, inventamos entre los dos el primer programa inform¨¢tico para microordenadores... Paul me ense?¨® un art¨ªculo de Popular Electronics sobre la "era de un ordenador en cada casa`, y ambos decidimos que los programas eran el futuro. Ese fue el. principio de Microsoft.: La comunicaci¨®n era sencilla: Paul y yo hablando y engullendo Cocacolas y pizzas. A nadie m¨¢s le importaban gran cosa nuestras, opiniones. Las cosas han cambiado en los dos ¨²ltimas d¨¦cadas. La comida basura me sigue gustando, pero tambi¨¦n me paso dos horas al d¨ªa leyendo y contestando el correo electr¨®nico de los 15.000 empleados de Microsoft.,
Tambi¨¦n llegan montones de cartas electr¨®nicas de fuera de la empresa. Las preguntas van desde qu¨¦ tal es la vida de casado (es estupenda) hasta qu¨¦ pel¨ªculas me gustan (La lista d¨¦ Schindler y Tierras de penumbra), o complicadas cuestiones cuya respuesta ocupar¨ªa un libro (hablando de eso, estoy escribiendo uno).
El problema es si puedo pasarme el d¨ªa contestando el correo electr¨®nico y haciendo discursos o dirigiendo mi empresa. Intento hacer ambas cosas, pero no me comunico lo suficiente con grupos amplios y gran parte de mi correo electr¨®nico queda sin responder.. Consideren esta colaboraci¨®n como mi correo electr¨®nico con ustedes. La idea de escribirla me entusiasma, porque me permite comunicarme con una gran audiencia sin que me corrijan las frases para que suenen bien y sin que un tercero filtre lo que digo seg¨²n sus propios criterios.
Por cierto, no todas las preguntas me llegan a trav¨¦s del correo electr¨®nico. A veces, la gente me para en un aeropuerto, o aspirantes a empresarios me arrinconan en ferias de inform¨¢tica o alg¨²n universitario me env¨ªa una carta.
Hace poco, un estudiante me hizo una pregunta que para ¨¦l era importante. Esto es lo que quer¨ªa saber: "?Es demasiado tarde para meterme en el negocio de los programas, levantar una empresa y hacerme rico?"
Esta pregunta me la hacen a menudo, y mi respuesta siempre es la misma: ¨¦ste es un gran momento para estar en el negocio de, los programas.
No voy a decir que se. pueda crear otra Microsoft, pero se puede aspirar a tener una facturaci¨®n de 260 millones de pesetas vendiendo 10.000 unidades de un producto de 26.000 pesetas. No est¨¢ nada mal y pasa todos los d¨ªas.
Disfruto con las historias de los ¨¦xitos de otros, porque recuerdo lo emocionante que fue empezar una empresa de programas.
Las peque?as empresas de programas son siempre guay. Empiezan con alg¨²n tipo (?o, tipa!) que tiene una idea. 21 o ella juntan a unos amigos que saben programar y crean un producto. Lo que hacen tiene mucho de artesanal, porque se preocupan por ello. Por lo general, crean el producto para un cliente y, como es bueno, encuentran a otros comprado res. Si se quiere crear una empresa, hacerse un hueco en el mercado es una buena estrategia. Olv¨ªdense de crear un procesador de textos, una hoja de c¨¢lculo para an¨¢lisis financieros o cualquier. otro producto importante para el que ya haya una re?ida competencia.En vez de eso, creen un producto que ayude a la gente a hacer algo concreto o que proporcione informaci¨®n pr¨¢ctica en ¨¢reas como la medicina, los seguros, la contabilidad, la arquitectura o los tr¨¢mites burocr¨¢ticos. Programas as¨ª son los que har¨¢n peque?as fortunas.
Si no se conforman con una peque?a fortuna, tendr¨¢n que embarcarse en alg¨²n cambio generacional. Eso es caro y arriesgado. Cada pocos a?os, una generaci¨®n tecnol¨®gica cede el paso a otra. Piensen en la llegada del, ordenador personal de IBM a principios de los ochenta. Microsoft apost¨® por los ordenadores compatibles pensando que ser¨ªan importantes y cre¨® el sistema operativo MS, DOS para ellos. El resultado fue el liderazgo de Microsoft en los programas de sistemas operativos.
Nadie hab¨ªa o¨ªdo hablar de Lotus hasta que aprovech¨® brillantemente el cambio generacional con el Lotus 1-2-3, la primera hoja de c¨¢lculo pensada espec¨ªfica,y exclusivamente, para compatibles IBM.
Despu¨¦s, el Macintosh de Apple y el Windows de Microsoft se erigieron en vendedores, cuando el mundo abraz¨® los entornos gr¨¢ficos y volvi¨® la espalda a los viejos e inmanejables programas en los que s¨®lo se ve¨ªa texto. Para ganar a lo grande, hay que dar con un cambio generacional del que las grandes empresas est¨¦n haciendo caso omiso. Y la apuesta puede resultar cara.
Recientemente, algunos empresarios apostaron a que los programas que permiten garabatear algo en vez de escribir a m¨¢quina dar¨ªan lugar a una nueva generaci¨®n de procesadores de texto y hojas de c¨¢lculo. Se propusieron crear nuevos productos que, en su opini¨®n, eclipsar¨ªan a la fuerte competencia. Se equivocaron. Fue una apuesta cara.
?Qu¨¦ es lo que aconsejar¨ªa a un, universitario que est¨¦ pensando en convertirse en un empresario de programas inform¨¢ticos? Que aprenda los entresijos del negocio en alguna, empresa de programas ya establecida. Que busque su hueco en el mercado. Que recurra a capital de riesgo. Que encuentre gente inteligente. Y que no olvide las cocacolas y las pizzas. S¨¦ lo que me digo, se pasan muchas noches en vela.
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