Dani Rodrik: ¡°Para enfrentarse al gran poder de los ¡®lobbies¡¯, los pol¨ªticos deber¨¢n crear una nueva conciencia colectiva entre los trabajadores¡±
El economista, profesor de Harvard y premio Princesa de Asturias defiende la idea del productivismo, un nuevo consenso en el que los Estados pasen a colaborar con las empresas en el momento previo a la creaci¨®n de riqueza
![Dani Rodrik en el Foro de Davos, Suiza, el 23 de enero.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/W373CDFDWFFJ5OBBP2QRTRCEC4.jpg?auth=974e0fc94660a8390e32969e413c7dcb0df3a9a596364edd0917466a9bbb6dfa&width=414)
Las subvenciones no alcanzan para explicar el espectacular desarrollo logrado por China en sectores clave del futuro como el de los veh¨ªculos el¨¦ctricos, explica el economista de Harvard y premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales Dani Rodrik (Estambul, 67 a?os). Los programas del Gobierno incluyen una visi¨®n general, una serie de objetivos relativamente abiertos, y un pu?ado de ciudades que sirven de modelo y laboratorio, dice. ¡°A las autoridades de esas ciudades les dan algunos recursos, pero tambi¨¦n les piden que sean ellas las que piensen c¨®mo desarrollar el sector¡±, se?ala el acad¨¦mico durante una entrevista por videoconferencia.
Son las autoridades de la ciudad las que luego se encargan de hacer campa?as de publicidad, de hablar con las empresas locales para averiguar qu¨¦ necesitan, y de poner en marcha las regulaciones que les aseguren un mercado y las anime a invertir y a competir entre ellas. ¡°Toda la pol¨ªtica industrial de transici¨®n verde en China ha seguido m¨¢s o menos este modelo: objetivos generales para el pa¨ªs, ciudades modelo, experimentaci¨®n local, y usar lo que se va aprendiendo para revisar constantemente las medidas con que las autoridades estimulan la competencia y la inversi¨®n¡±, comenta Rodrik.
Pregunta. ?C¨®mo desarrolla el sector p¨²blico la capacidad de gestionar procesos aparentemente m¨¢s complejos que otorgar una subvenci¨®n?
Respuesta. La pol¨ªtica industrial cl¨¢sica, limitarse a dar subvenciones, tambi¨¦n requiere mucha capacidad de gesti¨®n, aunque sea diferente, porque los empleados p¨²blicos tienen que aprender los criterios para seleccionar a las empresas que seleccionan y asegurarse de que el Gobierno no est¨¢ siendo enga?ado con las subvenciones. Un argumento cl¨¢sico contra esta pol¨ªtica industrial es que los gobiernos no saben elegir ganadores, que se corrompen, o que son enga?ados por las empresas. En la pol¨ªtica m¨¢s amplia que yo llamo productivismo, porque no se limita al sector industrial, todo empieza de una manera menos ambiciosa, con las administraciones aprendiendo sobre las posibilidades y obst¨¢culos a medida que avanzan. La capacidad y la confianza que se necesitan generar entre el sector p¨²blico y el privado se va construyendo en el tiempo, no es algo que est¨¦ de entrada. As¨ª que s¨ª requiere algo del Gobierno, pero no es capacidad de gesti¨®n, sino la voluntad de desarrollarla poco a poco.
P. Es decir, que no significa necesariamente m¨¢s dinero p¨²blico¡
R. Exactamente. De hecho, algunos de los mejores casos que conozco son iniciativas de desarrollo local de Estados Unidos, donde l¨ªderes ciudadanos, ONG o agencias de desarrollo han desarrollado una visi¨®n con la comunidad empresarial y tratado de determinar cu¨¢les son las prioridades. La restricci¨®n no viene por las subvenciones o los recursos fiscales, sino por la capacidad de coordinar a diferentes tipos de agentes. En el productivismo, el instrumento principal no es el dinero, sino la coordinaci¨®n.
P. En su definici¨®n del productivismo como generador de ¡°buenos empleos¡±, las funciones de inversi¨®n y de producci¨®n ocupan el centro y desplazan el protagonismo de las financieras, el desarrollo de las comunidades locales se convierte en la variable clave y a las grandes corporaciones se les mira con escepticismo, ?c¨®mo se ponen en pr¨¢ctica ideas que atentan contra tantos intereses?
R. Los l¨ªderes pol¨ªticos saben que para encontrar los apoyos que necesitan tienen que dirigirse a los beneficiarios de sus pol¨ªticas. Hace varias d¨¦cadas, eso significaba ir a los sindicatos. Con todos los problemas de representaci¨®n que a veces ten¨ªan, aumentar la movilizaci¨®n de los sindicatos y apelar a ellos formaba parte de la estrategia pol¨ªtica necesaria para con?trarrestar el poder y la influencia de las grandes corporaciones y del sector financiero.
P. ?Ahora qu¨¦ hace falta?
R. Algo similar, pero comprendiendo que la nueva clase trabajadora o la nueva clase baja-media es otra cosa. Ya no es la industria. Son personas que trabajan en el sector sanitario, o en un almac¨¦n, o preparando comida, o llev¨¢ndola a tu casa, o en la econom¨ªa cu¨¢ntica. Los pol¨ªticos van a tener que encontrar la forma de movilizar a esta nueva clase trabajadora mostr¨¢ndole un camino que le permita ser clase media. Esa fue la promesa que en otra ¨¦poca valid¨® a los sindicatos y la solidaridad entre los trabajadores. Formar parte de un sindicato te permit¨ªa acceder a la clase media.
P. ?Y eso c¨®mo se logra?
R. Para implementar pol¨ªticas que enfrenten el gran poder que tienen hoy los lobbies va a ser necesario crear esta nueva conciencia colectiva de los trabajadores, entendiendo que hoy la mayor¨ªa est¨¢ en el sector servicios y que tambi¨¦n tienen que formar parte de ella muchos microempresarios. Son gente que se autoemplea y que no se ven a s¨ª mismos como trabajadores, pero ellos tambi¨¦n necesitan un camino para poder llegar a ser de clase media. En parte, el programa econ¨®mico de [Joe] Biden no termin¨® generando el apoyo pol¨ªtico suficiente en las elecciones porque ten¨ªa una comprensi¨®n antigua, centrada en la industria, de lo que era la clase trabajadora. Los trabajadores de la industria representan hoy un 8% del total en Estados Unidos. Creo que en Espa?a el porcentaje es similar.
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