Una pareja es desvalijada y salvajemente asesinada en su piso del barrio de Usera,
Ricardo Lumarca, de 36 a?os de edad, y su compa?era sentimental, Roxana Beatriz, de 27, ambos argentinos, fueron hallados muertos en su domicilio madrile?o de la calle de Orgaz, 2 (Usera), cinco horas antes de que concluyese 1994. El hombre yac¨ªa en su cama con un solo tiro en el pecho. Su compa?era, con m¨²ltiples hematomas, falleci¨® a causa de un golpe en la nuca. Un hermano de Ricardo descubri¨® sobrecogido los dos cad¨¢veres. La polic¨ªa sospecha que el m¨®vil del doble crimen pudo ser el robo. En la casa faltaban las joyas, el dinero y las tarjetas de cr¨¦dito.
Marcelo llevaba dos d¨ªas sin ver a su hermano Ricardo y a su compa?era sentimental, Roxana. Estaba extra?ado porque la noche del d¨ªa 30 no se hab¨ªan presentado a una cena donde les esperaban varios conocidos. Tampoco ninguno de sus amigos los hab¨ªa visto en las ¨²ltimas 24 horas. Asustado, el hermano acudi¨® el s¨¢bado por la tarde al tercer piso del n¨²mero 2 de la calle de Orgaz para averiguar el paradero de Ricardo. Llam¨® varias veces a la puerta, pero nadie respondi¨®. Entonces se alarm¨® a¨²n m¨¢s y bajo a un restaurante cercano para avisar a un cerrajero.Al entrar en el piso hall¨® el cuerpo sin vida de Roxana tendido en el comedor y con ropa de calle. Ten¨ªa las manos amoratadas y m¨²ltiples heridas. en las piernas y en la cara. Un golpe seco en la nuca y otro en el cuello provocaron su muerte, seg¨²n la polic¨ªa.
Ricardo yac¨ªa en la cama vestido con un pijama. Un charco de sangre rodeaba su pecho a causa de un disparo, explic¨® la polic¨ªa. Los dos llevaban muertos desde el viernes -casi 24 horas-, seg¨²n el c¨¢lculo de los agentes, Casa revuelta
En el interior de la casa estaban revueltos los armarios y los muebles. Seg¨²n relat¨® el hermano de la v¨ªctima, faltaban el dinero, las tarjetas de cr¨¦dito y las joyas. Los agentes no hab¨ªan calculado ayer el importe de lo robado.
"No entiendo lo que ha podido suceder; estamos muy aturdidos. Ellos se llevaban bien", dijo Marcelo a los funcionarios policiales, a los que neg¨® que Ricardo estuviese involucrado en alg¨²n asunto sucio. "Nada de drogas", concret¨®. Ricardo y Roxana viv¨ªan, seg¨²n sus familiares, del dinero de la madre de ¨¦l. Para el hermano, el robo debi¨® de ser el m¨®vil del asesinato.
La pareja sol¨ªa comer en la cafeter¨ªa Orgaz, debajo de la casa. Los camareros y el due?o del establecimiento manten¨ªan una relaci¨®n cordial con Ricardo y su compa?era. "Ven¨ªan a comer y a cenar, y a veces se iban tarde. Con ellos no ten¨ªamos problemas. Tampoco sab¨ªamos a qu¨¦ se dedicaban, pero aparentemente eran muy normales", explic¨® el propietario del bar.
Seg¨²n varios parientes, Ricardo acababa de llegar a Madrid tras pasar una temporada en Argentina. "Hab¨ªa regresado a Espa?a con su madre, una mujer acaudalada, para pasar estas navidades todos juntos", indicaron miembros de la familia del fallecido.
Para los vecinos, el comportamiento de Ricardo y su compa?era era muy sorprendente. Uno de los residentes se?al¨®: "Llegaban de madrugada y ten¨ªan un ritmo de vida anormal". Otro inquilino coment¨® que en una ocasi¨®n una vecina se quej¨® porque en el piso de los fallecidos se "ve¨ªan escenas m¨¢s duras que las que se ven en Canal Plus los viernes por la noche". "Tambi¨¦n ven¨ªan a menudo muchas chicas al piso", indic¨® un vecino, quien asegur¨® que durante una temporada se lleg¨® a comentar que hab¨ªa trata de blancas por la zona.
La pareja fallecida llevaba viviendo en el piso alquilado de Usera desde hace cuatro a?os. Todos los residentes coinciden a la hora de describirlos. Una vecina retrat¨® a Ricard¨® como un gal¨¢n:: "Alto, guapo, muy arreglado y bien vestido". "Era id¨¦ntico al ex jugador del Valencia Kempes", se?al¨® otra persona. Sobre Roxana, su pareja, los calificativos eran similares. "Era una mujer joven y muy atractiva", se?al¨® otra persona.
A ninguno de los vecinos del bloque les llam¨® la atenci¨®n algo raro en el entorno de la casa. a lo largo de las horas prev¨ªas al terrible descubrimiento. Nadie escuch¨® el tiro o la pelea que se pudo producir en la casa. "De todas formas, es dif¨ªcil escuchar algo entre estas paredes", a?adi¨® una vecina.
Los inquilinos s¨ª conoc¨ªan que la pareja pose¨ªa dos coches, un Peugeot 205 y un Opel Calibra. En una ocasi¨®n, un vecino vio sobre uno de los veh¨ªculos un papel que anunciaba el embargo.
La polic¨ªa a¨²n no tiene pruebas definitivas de que el m¨®vil fuera el robo.
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