Mano negra
El cerebro es una olla que los poderosos cubren con un birrete, con una mitra, con una gorra de plato. Dentro de esa olla hay un laberinto y en alguno de sus infinitos bulbos coinciden los resortes de la dicha y de la ambici¨®n. No s¨¦ si los cr¨ªmenes despiertan el apetito o al rev¨¦s, si el placer de los sentidos alcanza toda su profundidad cuando es coronado con un asesinato. Un mismo impulso se bifurca en dos latidos: uno conduce a la santidad, otro lleva a la felon¨ªa. Siempre que veo a un poderoso con un birrete, una mitra o una gorra de plato cubriendo su laberinto, imagino que tiene en la espalda otro ser desconocido y a¨²n m¨¢s poderoso que lo domina. Detr¨¢s de los cr¨ªmenes de Estado siempre hay una mano negra. Detr¨¢s de los placeres de los pr¨ªncipes siempre hay una mano sonrosada. Pertenecen a un ¨²nico ser. Con una mueve las marionetas, con otra toca el piano. Despu¨¦s de cometer un crimen pol¨ªtico los terroristas siempre acaban comiendo mariscos en un cocedero. De la misma forma los mejores asesinatos se planean en los asadores de chuletas en las afueras entre cuatro sicarios y en presencia de una rubia de botella. Nada ha cambiado desde el veneno florentino que se guardaba bajo la amatista de los anillos y que se impart¨ªa como postre en los banquetes al pie de esculturas de Miguel ?ngel. Los Borgia elevaron el veneno a la categor¨ªa de sacramento, pero no se sabe en qu¨¦ momento eran m¨¢s sensitivos: cuando amaban o apu?alaban. Por mucho prestigio que haya acumulado esa familia con sus cr¨ªmenes, ella no era del todo responsable. Hab¨ªa una mano negra y otra sonrosada que conduc¨ªa sus pasiones. En los cr¨ªmenes de Estado es imposible tocar fondo. No hay que buscar el origen del mal en los rufianes que se mueven en la cloaca. Sino en ese punto del cerebro de los poderosos cuyo laberinto est¨¢ cubierto con una pieza del uniforme. Una logia del Vaticano, la amante Julia Farnesio, un asador de Fuencarral, cuatro sicarios, la novia de un polic¨ªa y unos chuletones de ?vila. La historia es la misma.
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