En Bosnia, m¨¢s de lo mismo
LA RECIENTE visita del ex presidente de EE UU Jimmy Carter a Bosnia-Herzegovina y las su p¨²estas expectativas de pacificaci¨®n aparecen ahora como lo que realmente han sido: fuegos fatuos. Las cosas est¨¢n igual que antes. Tan s¨®lo cabe a?adir otra frustraci¨®n inevitable a falsas esperanzas. Lo que se present¨® c¨®mo resultado esencial de la visita fue un "acuerdo de cese de hostilidades" que firmaron representantes de las principales partes en lucha. Pero tal acuerdo, al dejar de lado toda referencia al problema de fondo (el reparto del pa¨ªs cuando llegue la paz), re presentaba un paso atr¨¢s en relaci¨®n con textos firmados anteriormente.Diez d¨ªas despu¨¦s, el acuerdo de "cese de hostilidades" est¨¢ siendo violado por todos. Los serbios atacan Bihac y siguen fieles a su estrategia de negociar, acordar y firmar acuerdos; violarlos a continuaci¨®n; denunciarlos despu¨¦s; ofrecer nuevas negociaciones como prueba de buena voluntad para ganar tiempo, as¨ª como titulares del tipo de "los serbios acceden a abrir las rutas a la ayuda humanitaria" o "Karadzic ordena el, desbloqueo de cuarteles de los cascos azules".
Pero, en t¨¦rminos generales, los serbios no han respetado ninguna de sus promesas. Siguen impidiendo la llegada de convoyes humanitarios a Bihac, donde la poblaci¨®n sufre penurias indescriptibles. Las rutas de acceso a Sarajevo siguen cortadas, en violaci¨®n de lo prometido. Ello refleja una constante de la pol¨ªtica serbia, que ha mezclado los combates, las negociaciones y el enga?o sistem¨¢tico a los negociadores con un objetivo ¨²nico: expulsar a los bosnios de la mayor extensi¨®n de territorio que les sea posible para, cuando juzguen llegado el momento apropiado, dar el pas¨® decisivo de crear la Gran Serbia.
Que los mediadores se hayan, dejado enga?ar con facilidad, y cabe sospechar que con complacencia en algunos casos, no ha hecho sino m¨¢s efectiva esta pol¨ªtica serbia. Durante el viaje de Carter se pod¨ªa pensar que los serbios firmaban el alto el fuego pensando que tal acuerdo, sin otros compromisos, y basado en las l¨ªneas conquistadas por ellos, les reportar¨ªa la posibilidad de estabilizar su control sobre mucho m¨¢s territorio que el 49% fijado en la propuesta del Grupo de Contacto. Los serbios prefieren seguir combatiendo en los lugares en los que aspiran a realizar nuevas conquistas. ?A qui¨¦n puede extra?ar, dado el ¨¦xito cosechado y sus bajos costes?
El viaje de Carter no ha sido sino una iniciativa mas para imponer a los bosnios la pol¨ªtica, propugnada ahora por algunos pa¨ªses europeos, y desde hace poco tambi¨¦n por Washington, de acceder a las pretensiones serbias de revisi¨®n del plan del Grupo de Contacto. Hace meses presentaron este plan como ¨²ltima e inalterable propuesta que ser¨ªa impuesta a todas las partes. El puesta Gobierno bosnio acept¨® de mala gana. La parte serbia lo rechaz¨®, pero, en vez de represalias por ello, recibe ahora el apoyo del Grupo de Contacto para su revisi¨®n. Despejadas las brumas del engano y la ret¨®rica hueca, s¨®lo queda una nueva humillaci¨®n a la autoridad de la comunidad internacional, una reafirmaci¨®n de la pol¨ªtica serbia de inflexibilidad y agresi¨®n, y una ratificaci¨®n de que la ¨²nica ley que se impone en los Balcanes es la de la fuerza. M¨¢s de lo mismo.
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