Cort¨¢zar inspira un disco de jazz
El escritor Julio Cort¨¢zar era un apasionado del jazz, tal y como ¨¦l mismo hace constar en muchos de sus textos, desde un cap¨ªtulo magistral de Rayuela con su c¨¦lebre concierto horroroso en Saint Germain, o su biograf¨ªa imaginaria de Charlie Parker en el extraordinario relato EI perseguidor. En ¨¦l vemos a Johny Carter, el alter ego de Parker, que anda angustiado por la lucha contra el tiempo: "Ese solo ya lo toqu¨¦ ma?ana", dice a modo de conclusi¨®n. Ahora, un pianista franc¨¦s, Fran?ois Tusques, acaba de grabar Octa¨¦dre, un disco con 18 cortes, 12 de los cuales son del propio Tusques, uno de Charlie Parker, otros de Bud Powell y Thelonius Monk, y los dos ¨²ltimos son el famoso tango Sur cantado por Isabel Juanpera, y un extracto de una entrevista con el propio Cort¨¢zar en la que ¨¦l explica qu¨¦ relaciones ve entre la literatura y el jazz.Tusques es un nombre conocido dentro del free jazz, y ha tocado con Barney Wilen, Michel Portal, Beb Guerin, Sunny Murray, Don Cherry o Clifford Thornton. Ahora su admiraci¨®n por el escritor ha encontrado el veh¨ªculo ideal para manifestarse gracias a un sello discogr¨¢fico nuevo que se llama AxolOt1 -el t¨ªtulo de un cuento cortazariano- y que ha puesto en contacto dos mundos. Cort¨¢zar ve¨ªa en el jazz el ¨²nico arte que hab¨ªa sabido captar lo que era el sue?o de la escritura autom¨¢tica de los surrealistas, y cre¨ªa que sus textos ten¨ªan un ritmo jazz¨ªstico, sobre todo los ¨²ltimos, no tanto porque ¨¦l lo buscase como porque ese ritmo estaba dentro de ¨¦l, y "yo me expreso a trav¨¦s de las letras y no a trav¨¦s de sonido".
Tusques ha querido evocar a "Earl Hines, el pianista que Cort¨¢zar dec¨ªa le gustar¨ªa escuchar antes de morir"; a Charlie Christian, "el punto de referencia de todos los guitarristas de jazz de hoy"; en una pieza titulada La mujer de Sigmund Freud le lanza "un gui?o a Buenos Aires, la ciudad de los dos mil analistas, y a Charlie Mingus, un experto en la materia"; en La dama de la gardenia es a Billy Hollyday a quien se convoca, porque "su ¨¦poca ha desaparecido, pero las angustias siguen siendo las mismas"; o en una composici¨®n titulada Las flores del gran cronopio Tusques recuerda a "Duke Ellington, al que durante las largas giras invernales le gustaba encontrarse, creo, solo, Por la ma?ana, ante el piano, y buscar sonoridades desaparecidas... En el sentido cortazariano, era un aut¨¦ntico cronopio". Como tambi¨¦n lo es el propio Tusques, que juega con ocho notas, ocho medidas y ocho coros, incluso en el desarrollo improvisado, en su homenaje al Octaedro de Cort¨¢zar, que agrupaba ocho relatos.
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