La galer¨ªa Juana Mord¨® cierra a los 10 a?os de la muerte de su creadora.
Helga de Alvear deja un lugar hist¨®rico del arte espa?ol por un nuevo espacio
La galer¨ªa Juana Mord¨®, de Madrid, ha desaparecido sin adioses. Diez a?os ha sobrevivido a quien le dio el nombre y la fama, pero hoy, jueves, la que fue su colaboradora y fiel amiga, Helga de Alvear, inicia un camino sin tutela con galer¨ªa propia en los alrededores del Museo Nacional Reina Sof¨ªa. "Ahora s¨ª, ahora s¨ª que se ha desvanecido definitivamente el fantasma de Juana. Diez a?os se ha quedado entre nosotros, pero ya nos ha abandonado para siempre".
Lo dice Helga de Alvear, recogiendo los ¨²ltimos cachivaches del bajo de Villanueva, 7, la que fue galer¨ªa Juana Mord¨® la m¨¢s universal de las nuestras: la que todav¨ªa se nombra con respeto en las ferias internacionales, la galer¨ªa por la que han pasado todos los que son en el arte contempor¨¢neo espa?ol. O casi todos. V¨¦ase, si no, la muestra: Canogar, Chirino, Antonio L¨®pez, Millares; Momp¨®, Saura, Sempere, T¨¤pies, Torner, Z¨®bel, Equipo Cr¨®nica, Guerrero, Gordillo, P¨¦rez Villalta, Dar¨ªo Villalba, Albacete, Susana Solano... y as¨ª hasta m¨¢s de doscientos Tambi¨¦n se cuentan algunos extranjeros que hoy cuelgan en los museos y que en su momento, cuando Juana los trajo, fueron mirados de refil¨®n y contribuyeron a incrementar la amenaza de ruina con la que su atrevida defensora tuvo que aprender a convivir. No es exageraci¨®n: de Botero, por ejemplo, tan aplaudido recientemente en las calles de Madrid, colg¨® una muestra hace 20 a?os. Y la descolg¨® sin vender ni un cuadro.?Le importaba? No es f¨¢cil saberlo. En realidad no e f¨¢cil saber casi nada sobre esta mujer que se afinc¨® en la Espa?a de 1943, cuando tantos intelectuales espa?oles permanec¨ªan todav¨ªa en exilio forzoso y aqu¨ª estaban prohibidas las reuniones numerosas sin permiso del gobernador civil.
Colgar El Paso
Hab¨ªa nacido en Grecia y vivido en Par¨ªs y Alemania, donde, conociendo sus or¨ªgenes jud¨ªos, es f¨¢cil suponer que en plena posguerra europea no estar¨ªa ni c¨®moda ni segura. No sol¨ªa explicar por qu¨¦ nos hab¨ªa elegido como destino definitivo, aunque gustaba de presumir de su correcto espa?ol y de su origen sefard¨ª. Frecuentaba a los intelectuales, usaba sombrero y abrigos de pieles, recib¨ªa a unos pocos en su casa madrile?a de Rodr¨ªguez San Pedro, convertida toda ella en un sal¨®n.
Cuando en 1964 -Espa?a celebraba los 25 a?os de paz- Juana Mord¨® abri¨® galer¨ªa en el barrio de Salamanca, era m¨¢s valiente que experta. Hab¨ªa tenido una primer experiencia como asalariada en Biosca, donde entr¨® a trabajar en 1958. De aquella etapa de su trabajo dir¨ªa Jos¨¦ Ayll¨®n: "Su experiencia en ese dominio era nula y su formaci¨®n art¨ªstica escasa y reducida al ¨¢mbito de la escuela madrile?a que capitaneaba Benjam¨ªn Palencia". Una circunstancia fortuita -un personaje de la nobleza quiso saber si la galer¨ªa ten¨ªa obras de El Paso- hizo saltar la chispa. Sin inmutarse contest¨® afirmativamente y unos meses despu¨¦s inaugur¨® una exposici¨®n con los componentes de ese grupo. Seg¨²n parece, ella fue la primera sorprendida con el ¨¦xito obtenido. A?os despu¨¦s, a los 65 de su edad, Juana Mord¨® decidi¨® dar un giro a su vida y tener galer¨ªa propia.
Una d¨¦cada despu¨¦s, de aquella fiesta triste, la galer¨ªa Juana Mord¨® ha desaparecido del callejero madrile?o y de las gu¨ªas de exposiciones. Otra fiesta que Helga de Alvear desea alegre dar¨¢ hoy la bienvenida a la nueva galer¨ªa, situada en la calle Doctor Fourquet, 12, que se abre con una exposici¨®n de Mitsuo Miura, con una serie de paisajes urbanos vistos "como un espectador", seg¨²n el pintor japon¨¦s que lleva en Espa?a 30 a?os.
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