Conocerse por narices
El Ayuntamiento ense?a a los vecinos a descubrir el car¨¢cter por el ap¨¦ndice nasal
Desconf¨ªe del tono amable de su novio o esposo cuando le llame "chata". Ese trato, aparentemente inocente, refleja deseos de "sumisi¨®n y obediencia" virtudes tradicionalmente atribuidas a las esposas, que se manifiestan claramente en una nariz chata. As¨ª al menos lo asegur¨® ayer Rosina F. Hetzel, experta fisionomista y miembro del Instituto Heliodia, de Z¨²rich, ante medio centenar de vecinos de Ciudad Lineal. En. la conferencia Tu nariz = tu car¨¢cter, organizada por el Ayuntamiento & Madrid, la experta revel¨® a Felipe, un vecino de 68 a?os, que es un buen trabajador, de nobles sentimientos, exigente con los dem¨¢s, pero de buen aguante. Su, prominente ap¨¦ndice nasal detallaba estas cualidades a Rosina F. Hetzel; y deb¨ªan ser ciertas las revelaciones, a juzgar por las cabezadas de asentimiento de Sebastiana, su esposa, testigo desde el patio de butacas. "Esto es una ciencia, no tiene nada que ver con la parapsicolog¨ªa; se puede demostrar como todo lo cient¨ªfico", advirti¨® a los presentes la experta. Para Antonia y Milagros, de "cincuentaytantos" a?os, est¨¢ claro que cada nariz delata al que la lleva. La napia respingona que aparec¨ªa en uno de los paneles explicativos era "id¨¦ntica" a la de Felipe Gonz¨¢lez, seg¨²n ellas -y, francamente, lo
La experta hab¨ªa contado minutos antes que las respingonas son narices propias de gente rebelde, inconformista, intransigente, discutidoras y dif¨ªciles de contener en sus prontos. "Est¨¢ claro que la nariz de Felipe revela su car¨¢cter", aseveraron las alumnas con solemnidad cient¨ªfica.
Los que lucen narices de loro son poco aconsejables para aventuras amorosas: tienen un coraz¨®n de piedra. Pero si prev¨¦ embarcarse en una aventura empresarial, atr¨¢pelos: son excelentes negociadores.
Cuidado con los que tienen caballete en la nariz: son muy mandones. Un consejo para sus sufridos subordinados: si el perfil de las narices de su jefe tiene, despu¨¦s del escal¨®n, una peque?a depresi¨®n, despreoc¨²pese; en el fondo, es un tierno.
Tambi¨¦n por la nariz se cala al vividor, y al bebedor. ?stos lucen napias con la punta embolada, reflejo indiscutible, para la experta, de que gustan de la comida, la bebida y el sexo sin reparar en refinamientos. Los que s¨ª son exquisitos son los de nariz afilada y recta. A ¨¦stos les va la calidad por encima de todo, que para eso tienen sensibilidad.
Rosina F. Hetzel asegura que quien se cambia la nariz se cambia, el car¨¢cter. Dice la fisionomista que quienes eligen la t¨ªpica, naricita de cirug¨ªa est¨¦tica se transforman en personas sumisas y adaptables. "Si se trata de una paciente joven, el cambio de nariz suele venir acompa?ado de un desmadre sexual", asegura la experta.
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