Con la vista puesta en las presidenciales
Temida por unos, deseada por otros, la renuncia de Cavaco Silva al liderazgo del PSD y su despedida a plazo fijo del Gobierno no fueron para los portugueses un rel¨¢mpago en el cielo sereno, sino el desenlace de un psicodrama que, tras las palabras del jefe del Gobierno, deja al pa¨ªs en suspense durante meses. Se dice en Lisboa que apenas dos pol¨ªticos extranjeros eran los depositarios del secreto: Felipe Gonz¨¢lez y Jacques Delors.A primera vista, el acontecimiento refuerza la ventaja de los socialistas para los pr¨®ximos comicios. Seg¨²n la mayor¨ªa de los analistas, Cavaco conservaba el carisma suficiente para poder dirigir, con ayuda de la recuperaci¨®n econ¨®mica, la campa?a del PSD hacia una nueva victoria sobre la oposici¨®n, m¨¢s dividida que nunca entre tres fuerzas irreconciliables.
La ¨²ltima encuesta, publicada ayer por el Diario de Noticias, confirmaba esta tendencia: con el 44,8% de la intenci¨®n de voto, el PS segu¨ªa en primer lugar, a pesar de un ligero retroceso (45,7% en diciembre); mientras que el PSD sub¨ªa del 38,5% al 39,8%. Los comunistas y la derecha del CSD-PP mejoran tambi¨¦n sus resultados (7,4% frente a 7,3%, y 5,2% frente a 4,9%, respectivamente), pero la abstenci¨®n disminu¨ªa desde m¨¢s del 40% hace un mes a un 23% ahora.
La misma encuesta proporciona otra agradable sorpresa para el PSD: dos de sus potenciales candidatos a la presidencia de la Rep¨²blica en enero de 1996, Cavaco Silva y el ex presidente Antonio Ramalho Eanes, se colocan en primer y segundo lugar en las preferencias, dejando al socialista Jorge Sampaio en el tercero. Raz¨®n suficiente para que se empiece a especular acerca de una eventual candidatura de Cavaco a la jefatura del Estado.
Sin desmentir
El primer ministro no neg¨® expresamente esta posibilidad pero tampoco dio muchas esperanzas a sus desconsolados correligionarios. En el PSD nadie se atreve a¨²n a disputar abiertamente. la sucesi¨®n. El patriarca Eurico de Melo era uno de los nombres citados, pero hizo saber el domingo que no aceptar¨ªa ning¨²n cargo "incompatible con sus actuales funciones" en Estrasburgo. Se habla ahora del joven ministro de Exteriores, Jos¨¦ Manuel Durao Barroso, pero la experiencia ense?a que el mayor partido portugu¨¦s es tambi¨¦n el m¨¢s imprevisible y nadie se atreve a vaticinar sobre el desenlace de la crisis.
Despu¨¦s de 10 a?os de estabilidad, los portugueses se sienten hu¨¦rfanos y encaran con preocupaci¨®n el futuro. Dos sentimientos que constituyen tal vez el mejor regalo de despedida de Cavaco Silva a su partido.
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