"Nunca quise matar a nadie, aunque no soy una santa"
Patricia Highsmith no sab¨ªa nada de f¨²tbol americano pero s¨ª de asesinatos. Eso permiti¨® a la escritora tejana escrbir un l¨²cido y reciente an¨¢lisis sobre el caso O. J. Simpson, el doble asesinato cometido por la megaestrella del deporte. Y su conclusi¨®n fue afilada como un cuchillo y tan ir¨®nica como las mejores p¨¢ginas que salieron de su pluma: Simpson mat¨® a su esposa y al amante de ¨¦sta, pero su propia imagen le ha devorado y se ha apoderado de ¨¦l de tal forma que no cree que lo hiciera. "Es el mismo tipo de esquizofrenia que afect¨® al principio a tantos de sus admiradores y tal vez siga afectando a muchos: s¨¦ncillamente no me lo creo porque no quiero creerlo", escrib¨ªa Highsmith en junio pasado. en un art¨ªculo publicado por EL PA?S.La veterana novelista conoc¨ªa bien los mecanismos que conducen al crimen. En, una entrevista concedida a la publicaci¨®n alemana Der Spiegel, Highsmith asociaba "una cierta debilidad de car¨¢cter, en combinaci¨®n con la tentaci¨®n" como los ingredientes que pueden llevar a una persona a matar a otra. No pensaba que dentro de cada ser humano se esconda un asesino. "Nunca sent¨ª el impulso de matar a nadie, ni siquiera el deseo de que alguien muriera, aunque no soy una santa", reflexionaba en la misma entrevista..
Highsmith no ha vivido para asistir al espect¨¢culo del juicio de O. J. Simpson, pero probablemente no le hubiera prestado atenci¨®n. Tom Ripley, la m¨¢s conocida de sus criaturas literarias, nunca tuvo que sentarse en el banquillo sencillamente porque nunca le cogieron. No es que a Highsmith la justicia le importase un comino, como insinuaba el entrevistador de la revista germana, sino que lo que realmente le interesaba de los criminales era "si ten¨ªan o no sentimientos de culpa". "Naturalmente, est¨¢ bien que la justicia siga su curso", razonaba, "pero con demasiada frecuencia un abogado h¨¢bil puede salvar el cuello de un culpable o una culpable". '
Tal vez por eso Higlismith sent¨ªa m¨¢s cari?o por criminales como el Rask¨®lnikov de Crimen y Castigo, el asesino. de mujeres creado por Dostoyevski. "Rask¨®lnikov no se preguntaba si pod¨ªa matar o no. Se preguntaba si las vidas humanas tienen valores distintos o si todas las vidas valen lo mismo", explicaba.
Pese a que en sus declaraciones dec¨ªa qu¨¦ seguir¨ªa el desarrollo del caso Simpson, parec¨ªa evidente que se trataba de un gesto de amabilidad. Una nueva novela que ten¨ªa entre manos, su gato y su jard¨ªn iban a tenerla ocupada. Adem¨¢s, ella nunca hubiera escrito una novela con un asesinato como el cometido por O. J. Simpson: "Ripley nunca hubiera dejado tantas pistas".
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