Jerez se qued¨® en la fiesta
Dos horas ininterrumpidas de Jerez en el escenario. M¨¢s de la mitad, por buler¨ªas. Es el son de Jerez, de acuerdo, pero si nos hubieran ahorrado algunos el espect¨¢culo no hubiera pesado lo que pes¨®; que algo pes¨®. Hicieron buler¨ªas los cinco cantaores, uno por duplicado, y m¨¢s el grupo como introducci¨®n y fin de fiesta.Las mejores fueron las de Juan El Torta, m¨¢s que por su bondad cantaora en s¨ª -pese a todo, excelente-, por la actitud en que el cantaor se present¨®, transmitiendo una dram¨¢tica sensaci¨®n de cansancio, desconsuelo y desesperanza. Tambi¨¦n fueron importantes las buler¨ªas de Diego de los Santos, Rubichi, como es importante todo el cante de este depositario de una de las familias hist¨®ricas de lo jondo jerezano; su malague?a del Mellizo fue de una grandeza sobrecogedora, todo su cante duele, penetra cruelmente nuestra sensibilidad.
Al son de Jerez
Cante: Rubichi, Capullo, La Macanita, Fernando de la Morena, El Torta. Toque: Mora¨ªto, Manuel Parrilla. Baile: Joaqu¨ªn Grilo. Teatro Calder¨®n. 7 de febrero.
Tomasa La Macanita gusta siempre, por el eco tan grato de su voz, por la m¨²sica que parece llevar en todo su cuerpo, por su frescura y lozan¨ªa, por el aire de flamencona a la antigua usanza; cant¨® bien, sin m¨¢s, aunque en las soleares siempre deja su firma personal. Miguel Flores, El Capullo, es cantaor sui generis, sin profundidad, pero con un gran tir¨®n de p¨²blico, por la teatralidad que le echa a su presencia en el escenario, por su desaforada gestualidad. El de la Morena, en fin, cantaor corto de repertorio, no pas¨® de discreto. Y casi constantemente en acci¨®n, la guitarra de Mora¨ªto Chico, incansable y con ese sonido brujo que le es peculiar; una guitarra hoy imprescindible en el son de Jerez.
La segunda parte fue completa para el bailaor; tambi¨¦n jerezano, Joaqu¨ªn Grilo. Excesivo. Diecisiete minutos bailando por alegr¨ªas es sencillamente un disparate. Le sobraron 10, los que emple¨® en pasearse, componer posturitas, repetir hasta el abuso gestos y tics que parecen gustarle especialmente. Su baile es, de tan pretendidamente original, artificioso y rebuscado, no se produce con naturalidad, no fluye con armon¨ªa, no tiene un discurso coherente. Es decir, no es justamente lo que nos parece debe ser el baile flamenco.
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