'Difer¨¦n'
En los a?os sesenta, cuando el mundo civilizado ya se reg¨ªa por sistemas democr¨¢ticos, el Ministerio de Informaci¨®n y Turismo del Ej¨¦rcito espa?ol sac¨® un eslogan de propaganda para fomentar la presencia de extranjeros en nuestras playas y animar as¨ª el cotarro, dando un poco de exotismo a nuestra costa, entonces plagada de familias estruendosas que pasaban el d¨ªa entre gritos y carreras, rajas de sand¨ªa y filetes empanados, sin otro est¨ªmulo er¨®tico que la canci¨®n de Juanita Banana que atronaba a trav¨¦s de los transistores de los ba?istas. En aquellas playas no se ve¨ªa m¨¢s chicha que la de las se?oras que se remangaban las faldas para meter las piernas en el agua y aliviar el dolor de las varices. Hac¨ªa falta promover nuestras polibilidades tur¨ªsticas dando una imagen moderna de nuestro pa¨ªs, sin modernizar el pa¨ªs. Urg¨ªa importar extranjeras, porque la Autoridad no estaba dispuesta a que las exuberantes chicas que paseaban por la arena de nuestras playas en los folletos de propaganda pertenecieran a la gloriosa reserva de mujeres espa?olas que tan buenos resultados daban, como portadoras de valores eternos y que constitu¨ªan el reducto integrista de la espiritualidad de Occidente. No hay que olvidar que, en aquel tiempo, los ricos m¨¢s religiosos del mundo ven¨ªan aqu¨ª de putas y pod¨ªan ofenderse ante la contemplaci¨®n del procaz espect¨¢culo que ofrec¨ªan otras culturas de m¨¢s al Norte. Ese eslogan dec¨ªa: "Spain is diferent ". Y era realmente diferent.
La verdad es que, a pesar de que pol¨ªticamente nos hemos aproximado al mundo civilizado, en la esencia seguimos siendo very diferent. Da la impresi¨®n de que el espa?ol tiene muchos m¨¢s genes donde echar mano en caso de necesidad que el extranjero y, por tanto, su capacidad de adaptaci¨®n al medio es mayor que la del resto de los mortales. As¨ª, las mutaciones se producen en el espa?ol de la noche a la ma?ana en lugar de emplear siglos de evoluci¨®n como les ocurre a otras especies animales. En Estados Unidos, por ejemplo, cuando se quieren quitar a un preso de enmedio le meten en la c¨¢rcel donde los reclusos se encargan de hacerle picadillo seg¨²n entra en el patio. As¨ª le ocurri¨® a George Jackson, negro, destacado luchador contra la discriminaci¨®n racial en Estados Unidos y miembro activo de los Panteras Negras, al que pusieron de compa?ero de maco de unos presos blancos caracterizados por su racismo. Le hicieron la vida tan imposible. que a uno de sus carceleros no le qued¨® m¨¢s remedio que meterle un tiro para aliviarle el sufrimiento en un acto de altruista eutanasia, aunque luego dijera que fue en defensa propia.
Este no es el caso de nuestros ilustres presidiarios, que al llegar a la c¨¢rcel parecen adaptarse con una facilidad sorprendente, encontr¨¢ndose a los pocos d¨ªas entre colegas de toda la vida. Lo que parec¨ªa un buen gui¨®n para una historia de Tom y Jerry en la que un banquero correr¨ªa en c¨ªrculo por el patio detr¨¢s de un atracador que le habr¨ªa levantado un mont¨®n de millones queda en una historia rosa tipo Love story, en la que se establecen puentes de comunicaci¨®n y lazos sentimentales impensables unos d¨ªas antes, y mucho m¨¢s dif¨ªciles de imaginar si tenemos en cuenta la cantidad de dinero que estos se?ores tienen que emplear en sistemas de seguridad para evitar verse las caras con esa clase de personal. Todo es debido a que el espa?ol es un ser mim¨¦tico. En esta actitud estar¨ªa la ra¨ªz del mestizaje de Am¨¦rica Latina y la aparici¨®n de un hombre rana en las Tablas de Daimiel.
Claro est¨¢ que algunos millones de mis lectores dir¨¢n: "Si eso es as¨ª, ?c¨®mo se explican los brotes de xenofobia que leemos constantemente?, listo". Muy sencillo, porque la influencia que reciben nuestros conciudadanos es multifactorial, y, una vez que la cordillera pirenaica sufre un proceso de permeabilidad cultural, tambi¨¦n nos identificamos con los no mim¨¦ticos; o sea, los que aceptan un solo rol de comportamiento, los que s¨®lo representan un personaje sin saber que llevamos dentro todo el reparto de Lo que el viento se llev¨® y La ca¨ªda del Imperio Romano juntas.
A ra¨ªz de las declaraciones y cartas de las personalidades que salen de la c¨¢rcel, podemos afirmar, tal y como anunciaba aquel acertado eslogan, que el espa?ol sigue siendo totalmente difer¨¦n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.