Balladur autorizó un pinchazo "telefónico" para frenar una investigacion judicial
La operación de espionaje con la que el ministro del Interior francés, Charles Pasqua, intentó frenar en diciembre una investigación judicial sobre la financiación del movimiento gaullista, fue respaldada por el propio primer ministro, Edouard Balladur. Un comunicado de la jefatura del Gobierno confirmó ayer la información publicada el mismo día por el semanario Le Point, se?alando que Balladur autorizó que se interceptaran los teléfonos del suegro del juez parisino Eric Halphen por sospechas de "chantaje, extorsión de fondos y posibilidad de flagrante delito", y siempre de acuerdo con la ley.La ley de 1991 que rige las acciones de espionaje del Grupo Interministerial de Control (GIC) determina, sin embargo, que las escuchas telefónicas sólo pueden ser ordenadas por el Gobierno, sin intervención judicial previa, por amenazas a la seguridad nacional y lucha contra el terrorismo y el crimen organizado. El vespertino Le Monde comentó ayer que la revelación confirma "la manipulación policial orquestada por el entorno del ministro del Interior", ya contenida en una sentencia del Tribunal de Apelación de París y recurrida Por Charles Pasqua.
El confuso caso Halphen empieza a convertirse en un problema para la candidatura presidencial de Balladur [Un sondeo que publica hoy Journal de Dimanche revela un fuerte descenso de éste, que ha pasado en sólo un mes del 55% al 46%, según Efe.]. Balladur pensó en Pasqua como sucesor para cuando él ascendiera a la presidencia, por su influencia en el movimiento gaullista y su prestigio ante el electorado más conservador, pero Pasqua pierde credibilidad.
Le Monde también reveló ayer que un juez de París disponía desde el 14 de febrero de cinco discos informáticos que contenían la transcripción de numerosas escuchas telefónicas ilegales ordenadas entre 1983 y 1986 por Mitterrand. El espionaje afectó a periodistas, actores, intelectuales y políticos y uno de sus objetivos fue la obtención de información confidencial para presionar a un escritor que quería difundir la existencia de la hija natural de Mitterrand.
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