Hallados en Etiop¨ªa 90 huesos del m¨¢s antiguo, precursor del hombre
Un esqueleto de hace 4,4 millones de a?os, con secretos sobre el bipedalismo
En alg¨²n momento, hace entre cinco y seis millones de a?os, un grupo de monos antropomorfos se separ¨® del linaje de los chimpanc¨¦s. La evoluci¨®n se encargar¨ªa, con su mecanismo ciego de selecci¨®n natural, de producir la especie humana mucho tiempo despu¨¦s. ?Qu¨¦ espec¨ªmenes fueron aquellos precursores del hombre apenas diferenciados de sus parientes monos? El reciente descubrimiento, en Etiop¨ªa, de 90 huesos fosilizados de la especie de hom¨ªnido m¨¢s antigua conocida, Australopitecus ramidus, aclarar¨¢ cu¨¢ndo surge la habilidad de caminar erguido.Estos 90 f¨®siles de hace 4,4 millones de a?os, el 45% del esqueleto de un individuo adulto, seg¨²n ha anunciado escuetamente la revista Nature, han sido hallados en Aramis (en la regi¨®n et¨ªope de Afar) por el equipo que dirige el estadounidense Tim White, en la campa?a de noviembre a enero ¨²ltimos. En la nueva colecci¨®n hay fragmentos de cr¨¢neo, brazos, columna vertebral, pelvis y piernas de A. ramidus, un esp¨¦cimen tan primitivo y tan antiguo que debe de estar muy cerca del punto de divergencia de los chimpanc¨¦s. Todav¨ªa pasar¨¢n meses hasta que se culmine el an¨¢lisis exhaustivo de estos f¨®siles, y para su interpretaci¨®n, los expertos contar¨¢n tambi¨¦n con los restos, seguramente de la misma especie, que Maeve Leakey ha encontrado en Kenia, incluido un hueso de pierna.
A. ramidus apareci¨® oficialmente en la paleontolog¨ªa el pasado mes de septiembre, cuando White, Gen Suwa y Berhane Asfaw presentaron los primeros 17. f¨®siles de hom¨ªnido hallados en Aramis, en 1992 y 1993, y propusieron una nueva especie para ellos. Pero entre esos primeros hallazgos no hab¨ªa fragmentos de pelvis ni de extremidades inferiores, y uno de los problemas era precisamente demostrar que era un hom¨ªnido. Los investigadores se inclinaron por su condici¨®n de hom¨ªnido bas¨¢ndose, sobre todo, en su dentici¨®n y en la base del cr¨¢neo, pero no pod¨ªan decir entonces si era b¨ªpedo o andaba a cuatro patas.
Lo que parece claro es que A. ramidus habitaba en un medio forestal con un r¨ªo o un lago, ya que a tal entorno responde la fauna (hipop¨®tamos, peces, una nutria ... ) y flora (semillas de ¨¢rboles) asociadas a sus restos. Si esto es as¨ª, la aparici¨®n de la l¨ªnea de los hom¨ªnidos podr¨ªa ser previa a la expansi¨®n de la sabana, en contra de la hip¨®tesis de que la formaci¨®n de claros de vegetaci¨®n baja en detrimento del arbolado -posiblemente por un cambio clim¨¢tico- habr¨ªa inducido la locomoci¨®n b¨ªpeda.
La cuesti¨®n es clave, porque el desplazamiento a dos patas marca la diferencia entre el linaje de los monos y los hom¨ªnidos, y no el volumen del cerebro, cuya diferenciaci¨®n aparece mucho despu¨¦s en la l¨ªnea humana. Los paleont¨®logos est¨¢n de acuerdo, pero nadie sabe c¨®mo se produce la mutaci¨®n del bipedalismo. Ni ¨¦sa ni ninguna otra.
Los bi¨®logos entienden desde Darwin que la selecci¨®n natural favorece o elimina las mutaciones que se producen en los seres vivos, pero no conocen sus mecanismos. Por ejemplo, andar erguido puede ser una caracter¨ªstica favorable para explotar un entorno desarbolado, los espec¨ªmenes que lo hacen proliferan y el bipedalismo prospera, pero ?c¨®mo surge el cambio estructural del cuerpo necesario para caminar? Ante A. ramidus cabe incluso pensar en una preadaptaci¨®n: primero surge (?) el bipedalismo en unos monos, luego cambia el medio (de selva a sabana con arbolado) y esos animales est¨¢n estupendamente preadaptados de chiripa.
Otro rasgo de A. ramidus habla de un entorno arbolado: el esmalte de sus dientes es delgado, apto para comer frutas blandas, como los chimpanc¨¦s, mientras que los australopitecos posteriores deb¨ªan llevar una dieta muy dura, a juzgar por sus s¨®lidas capas de esmalte.
Son tales a¨²n las dudas en torno a A. ramidus que los expertos se preguntan si no tendr¨¢n que crear un nuevo g¨¦nero: ?Ramidopitecus? Su ramificaci¨®n evolutiva est¨¢ por determinar, pero quienes han visto estos f¨®siles creen que son del abuelo de Lucy, el famoso esqueleto de A. afarensis, de hace 3,4 millones de a?os.
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