La pandilla raphaelista
El club de 'fans' fundado por Maribel Andujar moviliz¨® a 6.000 madrile?as
El 9 de julio de 1970, hace 25 a?os, cientos de adolescentes vestidas con falda negra y camisa roja tomaron el aeropuerto de Barajas. A pesar de los colores de su vestimenta, no se trataba de las juventudes anarquistas de la CNT. Aquellas chicas, capitaneadas por la quincea?era Maribel And¨²jar, pertenec¨ªan al club de fans de Raphael, que ten¨ªa su sede en la madrile?a plaza de Los Mostenses. Varios autobuses, un cami¨®n lleno de globos y siete Dodge-Dart negros -cada uno de ellos llevaba una de las letras de la palabra Raphael-, aguardaban al cantante para darle la bienvenida despu¨¦s de una de sus habituales giras por el extranjero.Maribel And¨²jar hab¨ªa creado el club en 1966, cuando s¨®lo ten¨ªa 13 a?os, despu¨¦s de escuchar por la radio a una joven promesa llamada Raphael, que era adem¨¢s paisano suyo. Maribel, al igual que el cantante, hab¨ªa nacido en Ja¨¦n, aunque se traslad¨® a Madrid a los ocho a?os. En pocos meses, lo que comenz¨® como un grupo de amigas que se bautizaron como la "pandilla raphaelista" acab¨® siendo el club de fans m¨¢s famoso y numeroso del pa¨ªs -lleg¨® a tener en la capital cerca de 6.000 socias- y demostraron una capacidad de movilizaci¨®n que ya la quisiera para s¨ª m¨¢s de un sindicato.
Con una cuota mensual que abonaban al club de 25 pesetas, las admiradoras raphaelistas participaban en los concursos de radio para votar a su ¨ªdolo, iban a despedirle cuando part¨ªa de gira, publicaban un bolet¨ªn informativo mensual, asist¨ªan en masa a los conciertos, contestaban a las cartas que recib¨ªan de todo el mundo, sorteaban discos e incluso les quedaba tiempo para hacer obras de caridad en colegios, asilos y orfanatos.
Las hemerotecas y los archivos de televisi¨®n espa?ola son una prueba indiscutible de la fuerza y repercusi¨®n en la opini¨®n p¨²blica que lleg¨® a tener este club, y su contribuci¨®n a extender la fama del artista sin que al equipo de Raphael le costara un solo, duro, tal como afirma contundente Maribel And¨²jar.
Esta mujer, que hoy tiene 42 a?os y ha cambiado la larga melena negra de su juventud por una m¨¢s corta y rubia, y los shorts por los trajes de chaqueta, trabaja en la actualidad como administrativa en el departamento de admisiones y de urgencias de la cl¨ªnica de la Concepci¨®n. Vive alejada por completo de aquel ambiente al que dedic¨® en exclusiva siete a?os de su existencia, hasta que el club desapareci¨® en 1972 cuando Raphael se cas¨® con Natalia Figueroa, un acontecimiento que desanim¨® a muchas de las admiradoras que cre¨ªan estar enamoradas del cantante.
"Cuando se cerr¨®", cuenta Maribel, "comenc¨¦ a trabajar en la cl¨ªnica y me sorprendi¨® la cantidad de cantantes que me ofrecieron presidir su club por una cantidad de dinero que era 10 veces superior al sueldo que yo ten¨ªa como administrativa. Pero quer¨ªa llevar una vida normal. Ya no ten¨ªa 15 a?os y lo que hice por Raphael no se puede hacer por cualquiera. Lo hice por admiraci¨®n, y sin ninguna motivaci¨®n econ¨®mica. S¨ª me doli¨® el desapego que mostr¨® el equipo de Raphael cuando las cosas fueron mal. No in tentaron sacarlo a flote. Pero al final, desde el punto de vista personal, me vino bien, porque me dio la oportunidad de cambiar de vida".
Asegura que no siente nostalgia de aquellos a?os, aunque no puede evitar emocionarse cada vez que pasa por la taquilla del Palacio de la M¨²sica, en la. Gran V¨ªa, donde Raphael actu¨® varios a?os seguidos. Los ojos se le humedecen al recordar su pelo cubierto de escarcha tras haber permanecido en la cola de la taquilla durante toda la noche para conseguir un buen sitio en el concierto. "Cuando ¨¦l actuaba era imposible transitar por la Gran V¨ªa. Yo nunca he visto nada parecido, ni siquiera cuando Los Beatles actuaron en Las Ventas".
Cuando se le pregunta si estuvo enamorada de Raphael, contesta: "Esta cuesti¨®n me la he planteado yo misma muchas veces a lo largo de mi vida. Es verdad que cre¨ª estar enamorada de Raphael, pero cuando te haces mayor te das cuenta de que amar significa algo m¨¢s importante. Por lo dem¨¢s, aunque estuve con ¨¦l muchas veces, nunca tuve ocasi¨®n de conocerle, de saber qui¨¦n era el Raphael sin la ph. S¨ª hubo chicas que se enamoraron locamente, y en este sentido tuve que ejercer de psic¨®loga, convencerlas de que Raphael era un artista al que hab¨ªa que admirar y no se pod¨ªa conseguir nada m¨¢s de ¨¦l".
Sus amigos de ahora no tienen nada que ver con aquella historia. Tiene un compa?ero sentimental que comparte su vida desde hace 14 a?os y no tiene hijos. Asegura que no se aburre en la cl¨ªnica. "Con Raphael aprend¨ª mucho, pero me ha enriquecido m¨¢s esta segunda etapa de mi vida. Con la primera supe lo que era el ¨¦xito y la fama, y ahora s¨¦ tambi¨¦n lo que es el dolor". El relevo de Maribel And¨²jar lo tom¨® Piluca Fern¨¢ndez, una madrile?a de 35 a?os que aglutina a las fans de toda Espa?a. Pero la fuerza de aquel club pionero de hace 30 a?os nunca volvi¨® a recuperarse.
Otros pa¨ªses crearon el suyo propio. El de Nueva York, presidido por Mar¨ªa Judith Alberdeston, contaba incluso con un himno titulado Canto a Raphael, cuya idea fundamental era el car¨¢cter de b¨¢lsamo divino que Raphael ejerc¨ªa en el mundo. Uno de los p¨¢rrafos dec¨ªa: "Dios sin duda contemplando los pesares de la tierra / vio que en pleno siglo XX la injusticia se impon¨ªa / y queriendo dar alivio a los males y las guerras / mand¨® al mundo a un joven de exquisita melod¨ªa".
Maribel And¨²jar se manten¨ªa en contacto con los clubes extranjeros y recib¨ªa continuas llamadas, y cientos de cartas de pa¨ªses iberoamericanos y hasta de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. "Cuando Raphael actu¨® en Mosc¨², dio mi direcci¨®n y tel¨¦fono. Por, entonces no ten¨ªamos sede, y en mi casa estaba todo el d¨ªa sonando el tel¨¦fono. Me llamaban hasta de Leningrado".
Adem¨¢s, el cantante era una inagotable fuente de inspiraci¨®n po¨¦tica. En el club se recib¨ªan tantos sonetos que en el bolet¨ªn se reserv¨® un Rinc¨®n de la poes¨ªa. Una admiradora catalana dedic¨® al cantante en 1970 estos versos: "Brotaste de la tierra calcinada, como alg¨²n legendario Dios romano. / De soles y olivares fuiste hermano, / amante de las ninfas encantadas".
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