El Taugr¨¦s maniat¨® al Real Madrid
El equipo de Vitoria jugar¨¢ la final con el Amway Zaragoza
Pelda?o a pelda?o. El Taugr¨¦s est¨¢ a un paso de entrar en el cuadro de honor. Habr¨¢ de v¨¦rselas con el Anway Zaragoza, un club que vivi¨® esa experiencia hace exactamente doce a?os, pero que ha pagado una factura muy cara por intentar mantenerse en la ¨¦lite, a precio de suspensi¨®n de pagos. Al Taugr¨¦s, se le tiene por un equipo de provincias con cierto tono peyorativo, pero su aspecto en. esta Copa huele a campe¨®n. Por no faltarle de nada, se present¨® en Granada dotado de una ruidosa e incansable hinchada. Y con todo su equipaje, sus gigantones, sus aspirantes a jugar en la NBA, su base de bolsillo y ese croata indispensable super¨® al Madrid con todas las de la ley. Por su propio peso.No hubo concesiones y ello da fe del valor de su victoria. El Madrid se lo hab¨ªa tomado en serio, tanto que su derrota de ayer, a diferencia de otras tardes, tiene su justificaci¨®n. No hizo un mal partido, pero, sencillamente, no pudo con el Taugr¨¦s.
La semifinal tuvo un recorrido largo y hubo tiempo para cotejar a casi todos los jugadores. Cada cual encontr¨® cita y hora para poner su firma en el partido. Laso abri¨® boca con tres triples consecutivos, Sabonis dibuj¨® algunas de sus acciones predilectas, como segundo base. Lasa contest¨® a Laso, Cargol respondi¨® a Nicola, as¨ª como el debutante Henry tuvo la oportunidad de mostrar algunos buenos detalles. La diferencia estaba m¨¢s en el fondo que en la forma. El Taugr¨¦s jug¨® considerando que el partido duraba 40 minutos, que, hab¨ªa tiempo para controlar, minutos de mera discusi¨®n y una fase donde simplemente la situaci¨®n demandar¨ªa eficacia. El Madrid vivi¨® al d¨ªa, sin per der de vista a su rival, pero definitivamente sometido a su ritmo.
Y ese sometimiento qued¨® patente avanzada la segunda parte. Tras una fase de tanteo (46-44 para el Madrid en el descanso), las circunstancias mostraban c¨®mo a los madridistas les costaba soportar las exigencias del marcador. Las acciones del Taugr¨¦s destilaban fluidez, las del Madrid semejaban una carrera de obst¨¢culos. Un detalle importante condicion¨® este periodo: Sabonis hab¨ªa logrado ser neutralizado.
En la duda, la cuerda comenz¨® a romperse. Por eso, la victoria es tan esclarecedora. No hubo hecatombe madridista, hubo un progresivo distanciamiento que dio lugar a un desenlace l¨®gico. El Madrid se hab¨ªa encomendado a una zona como. mejor protecci¨®n de, Sabonis, bien ejecutada por cierto, pero una vez Perasovic, otra Nicola, luego Laso encontraban el resquicio. Las diferencias se acercaron a los 10 tantos (73-65 a falta de seis minutos, 78-70 a falta de tres), pero el partido no acababa de estar resuelto.
Hubo un repentino vuelco, el estertor de un grande. Y el Madrid volvi¨® al partido (81-79 con un minuto por delante). Era la oportunidad justa para medir el verdadero calado del juego del Taugr¨¦s, la calidad de su candidatura. No fue un minuto pol¨¦mico, a pesar de que Sabonis terminara desquiciado. Hubo de todo y, lo que es mejor, la aquiescencia de los colegiados para dejar hacer. Un par de tapones, violencia en los contactos, rabia en la mirada. El Taugr¨¦s acept¨® el duelo con naturalidad y fue a por la victoria que necesitaba. Le esperan. dos nuevas finales, hoy en Granada y dentro de unas semanas en Estambul. La misma historia que hace un ano. S¨®lo que, un a?o despu¨¦s, es mejor equipo.
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