Taugr¨¦s entra en el club de los 'grandes'
El equipo Vitoriano derrot¨® al Amway Zaragoza en una final apasionante
El Taugr¨¦s inaugur¨® ayer su sala de trofeos. Ha dicho aqu¨ª estoy. Si resiste la hostilidad de los grandes que pretenden desarmarle (el Barcelona pide precio por Nicola y el Madrid busca una reconversi¨®n de urgencia a partir de Laso) tiene cuerda para residir en la ¨¦lite al menos durante un lustro. Su primer t¨ªtulo no ha tenido tapujos: apart¨® de su camino al Joventut y al Madrid y ejerci¨® su condici¨®n de favorito ante el Zaragoza no sin las penurias de rigor. No ha sido su caso el del modesto que trabaja el factor sorpresa. Nadie se llevaba a enga?o: su potencial est¨¢ fuera de toda duda.La final hab¨ªa que ganarla y de eso sabe algo el Zaragoza, un club que ha hecho palmar¨¦s a fuerza de aprovechar oportunidades (gan¨® sus dos primeras finales de Copa) Y para ganarla, el Taugr¨¦s, como favorito, deb¨ªa imponer su criterio, sin prisa pero con determinaci¨®n. Su rival no ten¨ªa m¨¢s remedio que actuar en las alcantarillas, disfrazado con sus harapos, haciendo valer su condici¨®n de equipo de ocasi¨®n por el estado de necesidad en que vive el club. Su estrategia ten¨ªa que ser necesariamente antiest¨¦tica. De nada e valdr¨ªa aceptar el cara a cara ante quien le superaba en los conceptos fundamentales de este juego.
La primera parte sirvi¨® a los intereses del aspirante no sin la colaboraci¨®n de la fortuna gracias a un triple de Turner en el ¨²ltimo segundo y desde su propio campo (40-39 en el descanso). Pero el objetivo estaba cumplido. A base de cambios de defensa y un juego calculado, el Taugr¨¦s sinti¨® los efectos del s¨ªndrome del favorito novato, una especie de sarampi¨®n que disminuye la capacidad de concentraci¨®n, encoge la mu?eca y hace brotar la falta de confianza. Hombres atrevidos nadaron en el exceso de precauci¨®n, desde Perasovic (5 tantos, pero s¨®lo una canasta) hasta Nicola (4).
Con la artiller¨ªa obturada, el partido se fue complicando para el favorito. Una y otra vez, los jugadores del Taugr¨¦s trataban de recuperar su comportamiento habitual y tomaban peque?as diferencias que desaparec¨ªan minutos despu¨¦s. Ah¨ª estaba el Zaragoza vivo, hurgando en jugadas de aparente intrascendencia (los rebotes en el tiro libre, por ejemplo) y sembrando de complicaciones el parqu¨¦. Para esta labor de fontaner¨ªa contaba con la experiencia de Arcega, el ardor de hombres como Murcia y Zubizarreta y la capacidad para ejecutar alguna acci¨®n imprevisible del peque?o Tumer. Como quiera que Bannister decidi¨® entrar en el partido, el Taugr¨¦s vivi¨® sin alivio incluso donde no esperaba, en la zona de rebote.
Ese tira y afloja convirti¨® al Zaragoza en un serio aspirante. Su candidatura fue creciendo en tanto el Taugr¨¦s era incapaz de superar su s¨ªndrome, al tiempo que la final ganaba en emoci¨®n lo que perd¨ªa de buen baloncesto. Se hab¨ªa impuesto la estrategia de Julbe, que, en este aspecto, fue el gran triunfador de la Copa (y eso que Julbe se debat¨ªa cada noche en torno a una aparente renuncia a sus principios). Las dudas, los balones perdidos, la falta de tacto fueron parte de su actuaci¨®n y los errores le condujeron a un final indeciso, en el que desapareci¨® la superioridad de uno sobre otro.
A falta de un minuto, el Taugr¨¦s ganaba por dos tantos (80-78). No hab¨ªa dejado de estar por delante en ning¨²n momento, pero en esas condiciones la igualdad era total. Laso estaba de espectador en el banquillo. Como Rivas y Nicola. Y en medio, Turner merodeando y Toolson con la bala en la rec¨¢mara. El desenlace lleg¨®, por lo menos, por un sendero ortodoxo. ?Para qu¨¦ quer¨ªa el Taugr¨¦s a un croata? Pues para hacer lo que Perasovic hizo en ese minuto: anotar seis tiros libres con pulcritud y aprovechar una indecisi¨®n de Romay, que regal¨® un bal¨®n de oro a falta de 28 segundos. Perasovic hizo campe¨®n al Taugr¨¦s y no fue una casualidad.
Dicen que el Taugr¨¦s es un equipo de provincias. Y a ellos no les molesta o¨ªrlo: Vitoria es una peque?a capital. Pero el Taugr¨¦s amenaza seriamente el eje Madrid-Barcelona.
A diferencia de otros proyectos, este club descansa sobre unas estructuras muy s¨®lidas porque su progreso nace de una planificaci¨®n y no del uso caprichoso del talonario. Fue una de las primeras sociedades an¨®nimas del deporte espa?ol, antes incluso de que fuera promulgada la ley, y se comport¨® como una empresa privada desde que el ex sindicalista Querejeta tomara las riendas y la propiedad del club.
Adopt¨® algunos h¨¢bitos propios de los grandes. Es decir, actu¨® en el mercado con ambici¨®n. Apost¨® por estrellas j¨®venes (ah¨ª est¨¢n los casos de Nicola y Laso) y emprendi¨® una met¨®dica tarea de nacionalizaciones (desde rescatar a Sibilio hasta hacerse con Rivas) a imagen y semejanza de lo que en su d¨ªa hicieron el Madrid (desde Brabender y Luyk hasta Biriukov), el Barcelona (Sibilio y De la Cruz) y el propio Joventut (Mike Smith). Siempre ha usado extranjeros contrastados (Arlauckas, Bannister, o Perasovic) y se gu¨ªa por un presupuesto razonable con tendencia al alza, raz¨®n por la que resiste la crisis sin vivir los desbarajustes de clubes como el Joventut, el Estudiantes o el propio Zaragoza. Ha estado un par de veces a las puertas de jugar la Liga Europea y de ser un pertinaz semifinalista ha pasado a ser un contumaz finalista. No es f¨¢cil encontrar progresos tan s¨®lidos.
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