La dulce l¨¢grima
Jodie Foster, la airada e inerme ni?a puta del infierno de Taxi driver, se ha convertido en dos d¨¦cadas -con tes¨®n e inteligencia- en una magn¨ªfica y expert¨ªsima actriz llena de recursos; y en una productora de sus propios trabajos con una regla de c¨¢lculo metida en la nevera de su talento, m¨¢s astuto que una manada de linces en busca de conejo. De otra manera no se entiende tanta y tan refinada sagacidad de la productora Jodie para ponerle la carambola a la actriz Jodie como el cuento cuenta que sus tiralevitas se la pon¨ªan a no s¨¦ qu¨¦ vanidoso rey espa?ol. Eso es Nell: una preciosa carambola hecha a la medida de una virtuosa del billar cinematogr¨¢fico.Nell es un agradable melodrama caramelo, de ¨¦sos que hacen brotar -con alguna elegancia y mucha cautela, sin incurrir nunca en la exageraci¨®n y el exceso del tragedi¨®n, ni en la elementalidad y la zafiedad del culebr¨®n- dulcemente el llanto, de modo que convierte la sal del lagrim¨®n en alm¨ªbar y lo que habitualmente pide un pa?uelo pide ah¨ª que lo dejen caer hacia los labios como una golosina.
Nell
Direcci¨®n: Michael Apted. Gui¨®n: W. Nicholson y M. Handley, basado en el drama del segundo Idioglossia. Fotografia: D. Spinotti. M¨²sica: Mark Isham. EE UU, 1994. Int¨¦rpretes:Jodie Foster, Liam Neeson, Natasha Richardson. Madrid- Bristol, Vel¨¢zquez, Ciudad Lineal, Espa?a, Excelsior, Vaguada, Palacio de la M¨²sica, Benlliure, Novedades, Aluche, Princesa, Valderas, Parque Oeste y (en V. 0.) Princesa.
Nell se ve y se respira de un tir¨®n, sin distracciones colaterales, sin que aparezca el menor s¨ªntoma de fatiga o aburrimiento; pero una vez visto y respirado, se olvida del todo, salvo alg¨²n eco que la memoria acaricia durante alg¨²n tiempo, hasta que se desvanece sin dejar rastro, del recital de s¨ª misma que ofrece Jodie Foster, a mitad de camino entre Belinda y El ni?o salvaje, pero siempre a su manera, en la que esta sabia actriz-negociante combinaci¨®n notable equilibro los residuos que le quedan de ni?a airada y su, ya dominante, gesto de mujer prematuramente adulta, lo que le hace parecer un ser humano incompleto: mitad duro y mitad tierno, mitad hecho y mitad por hacer.
Es Nell un h¨¢bil juego de ambig¨¹edades que obligan al espectador a poner orden en el desorden del personaje, a participar en su construcci¨®n y entrar as¨ª, por la puerta invisible, en las profundidades de un filme que luego, una vez visto, carece de profundidad alguna: un h¨ªbrido de laboratorio entre El libro de la selva y My fair lady, cuya mejor cualidad est¨¢ en su espl¨¦ndida e intraducible banda sonora, lo que abre un abismo entre la versi¨®n original y la versi¨®n doblada al castellano, pues no hay manera de encontrar en esta lengua equivalencias sonoras a la altura de la m¨²sica creada por la disglosia inglesa del personaje, ¨²nico ,ingrediente que da sabor al pastelito.
Una hora y tres cuartos de dulce humedad en los ojos, que nada aporta al cine, pero que hace pasar un buen rato con enga?os nobles.
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