Mentir en pol¨ªtica
En el verano de 1991, Mario Vargas Llosa pronunci¨® una sentida conferencia sobre su deuda con Karl Popper, en el homenaje que rendimos en la Universidad Men¨¦ndez y Pelayo en Santander al maestro hoy fallecido. En ella habl¨® de su experiencia como candidato a la Presidencia del Per¨² y, tras hacer una confesi¨®n, plante¨® una pregunta: confes¨® que durante la campa?a electoral se neg¨® a decir ninguna mentira sobre las medidas, especialmente las econ¨®micas, que pensaba tomar si llegaba al poder; y se pregunt¨® si esa franca actitud hab¨ªa sido un error.El dilema es acongojante. El ensayista S¨¢nchez Ferlosio me ha desafiado a que lo resuelva. Las medidas econ¨®micas. necesarias para la prosperidad y la mejora del nivel de vida de los m¨¢s pobres suelen ser impopulares, por el dolor que producen a corto plazo, no tanto a los desasistidos de la fortuna como a los instalados en el privilegio, es decir, a las clases medias m¨¢s capaces de ejercer presi¨®n pol¨ªtica. Parece, pues, que quienes proponemos que desaparezcan los aranceles, se capitalicen las pensiones, se libere el mercado de trabajo, desaparezca el control de los alquileres, se disuelvan los monopolios p¨²blicos, tenemos poca confianza en los procesos democr¨¢ticos, nos inclinamos por el despotismo ilustrado, pedimos que nos lo imponga la Uni¨®n Europea, adoramos las dictaduras a lo Pinochet.
Poco importa que la experiencia hist¨®rica y la teor¨ªa econ¨®mica nos indiquen que son precisamente los consumidores con menos medios los que se benefician del libre comercio, los parados quienes hallan trabajo al aumentar la "precarizaci¨®n", las j¨®venes parejas las que encuentran un hogar, los peque?os empresarios innovadores los que aprovechan la baratura de los servicios en competencia. Las voces que se oyen son las de los instalados en el poder social, que invaden los partidos de izquierda y de derecha y tildan a los "economicistas" de opresores del pueblo.
Visto eso, los pol¨ªticos listillos ganan las elecciones con proclamas populistas y gobiernan luego con austeridad necesaria. El golpista Fujimori, tras conseguir la victoria electoral oponi¨¦ndose a las medidas duras que promet¨ªa Vargas sin disimulo, pas¨® a aplicarlas una vez en el poder, y ¨¦l, archidem¨®crata adorado por la izquierda, disolvi¨® las c¨¢maras y dio el pinochetazo del que Mario Vargas era Y es constitucionalmente incapaz.
Iron¨ªas del destino: Felipe Gonz¨¢lez gan¨® con un programa socialista y antiamericano que nunca aplic¨®; el presidente M¨¦nem era peronista en campa?a y es neo-liberal en el poder; Chirac se ha hecho socialdem¨®crata para batir a Balladur y a Jospin, pero las condiciones de Maastricht har¨¢n de ¨¦l un presidente vergonzantemente friedmanita.
'Pues bien, en Santander, Vargas Llosa, Karl Popper un servidor y otros ingenuos dijimos que era mejor no ganar que mentir. La democracia, casi digo la rep¨²blica, es el gobierno del pueblo consciente, y de ah¨ª no nos apearemos. Vean si no lo publicado en el libro Homenaje a Karl Popper. Al final, s¨®lo son duraderas las reformas aprobadas por una firme mayor¨ªa. Por eso me afirmo en mi defensa del capitalismo democr¨¢tico y por eso me desga?ito desde estas columnas para convencer a la opini¨®n p¨²blica.
Coherente con lo que ha sido su vida p¨²blica, Mario Vargas Llosa ha condenado la acci¨®n b¨¦lica retardada y electoralista del gobierno Fujimori en la frontera con Ecuador. El pol¨ªtico mentiroso tambi¨¦n ha sido coherente con su trayectoria: por decir en alto lo que dicta el buen sentido y el amor a la paz, Mario y su hijo ?lvaro han sido acusados de "traici¨®n a la patria". ?Qu¨¦ bien que ambos sean tambi¨¦n espa?oles!
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