Una muestra de toro bravo
Sali¨® un novillo entero y verdadero, y esa fue una bien tra¨ªda muestra del toro de lidia. El resto, en cambio, nada ten¨ªa que ver con el toro de lidia. El resto -cinco bovinos fofos en diversos grados de invalidez-, constitu¨ªan el muestrario de la industria c¨¢rnica.El novillo, entero y verdadero hizo cuarto en la g¨¦lida tarde fallera, y Sobre su entereza desarroll¨® bravura, de manera que tuvo embestida creciente y llegado el ¨²ltimo. tercio se emple¨® con nobleza en la faena largu¨ªsima que le aplic¨® el joven novillero llamado Tom¨¢s S¨¢nchez. Llega a tener m¨¢s continencia muletera el novillero llamado Tom¨¢s S¨¢nchez, y se apunta un importante ¨¦xito.
El novillero Tom¨¢s S¨¢nchez exhibi¨® valor y t¨¦cnica, pero sobre todo se le advirti¨® un irrefrenable af¨¢n por ser torero. Los novilleros de toda la vida con vocaci¨®n consolidada, siempre fueron as¨ª: se jugaban el pellejo, no daban suerte por perdida, y se les notaba sin necesidad de hacer aspavientos.
Marca / S¨¢nchez, Pireo, Rafaelillo
Novillos de Jos¨¦ Luis Marca, terciados, varios sospechosos de pitones, inv¨¢lidos excepto 4?, boyantes.Tom¨¢s S¨¢nchez: estocada desprendida (petici¨®n y vuelta); pinchazo, estocada trasera perdiendo la muleta -aviso- y descabello (vuelta por su cuenta). El Pireo: estocada traser¨ªsima perdiendo la muleta (palmas y saluda); estocada trasera perdiendo la muleta (silencio). Rafaelillo: estocada (oreja); pinchazo hondo tendido, rueda de peones, descabello -aviso- y dos descabellos (ovaci¨®n). Plaza de Valencia , 11 de marzo. 2? corrida de feria. Dos tercios de entrada.
El novillo bravo -un ejemplar colorao cortejano de bonita estampa- tom¨® dos varas, romaneando la segunda, y se recreci¨® en el tercio de banderillas. Tom¨¢s S¨¢nchez cogi¨® los palos, cit¨® en los medios, y cuando el novillo se le arranc¨® como un ob¨²s, no puso pies enpolvorosa, ni siquiera emple¨® la pasada en falso que es el truco de los modernos rehileteros; antes al contrario, acept¨® el embite, reuni¨® de poder a poder, gan¨® limpiamente la cara, y si el par prendido qued¨® bajo, en nada quedaba mermado su m¨¦rito. Adem¨¢s, nadie es perfecto. Otro par lo cuarte¨® asom¨¢ndose al balc¨®n, y consum¨® emocionante el tercero, de dentro a fuera.
Toreros con arrestos quiere la fiesta; toreros serios que no les hagan dengues a los toros bravos, y ese fue el joven novillero llamado Tom¨¢s S¨¢nchez, que inici¨® la faena de muleta sentado en el estribo, corri¨® la mano por redondos, tambi¨¦n la corri¨® por naturales.
Si alguien le hubiera explicado a Tom¨¢s S¨¢nchez c¨®mo es el toreo verdadero, en vez de volverle loco con gritos de "t¨®cale, "P¨®nsela", "v¨¢monos", "vamos a ense?¨¢rsela, "vamos a liarla" -ciencia surrealista que le gritaban sus mentores y el peonaje desde burladeros y callejones-, instrumentada docena y media de pases habr¨ªa visto que el toro bravo ya estaba toreado, y le ped¨ªa la muerte, y esa muerte merec¨ªa ser en la suerte de recibir, o a volapi¨¦ neto, hundiendo el acero por el hoyo de las agujas.
Le equivocaron, sin embargo, peonaje y mentores; y s¨ª, le tocaba, y se la pon¨ªa, y nos ¨ªbamos, y se la ense?¨¢bamos, y la li¨¢bamos. Mas el toro devino al cabo borracho de roja franela, la afici¨®n empachada de derechazos, el p¨²blico jaranero distra¨ªdo con una mosca que pasara, cay¨® un aviso... Si los mentores y los peonajes permanecieran calladititos en los callejones y los burladeros, estar¨ªan m¨¢s guapos y har¨ªan un gran favor al arte de torear.
El sexto novillo tom¨® asimismo dos varas, luego se cay¨®, y Rafaelillo lo tore¨® bullidor y animoso. Esta tarea guard¨® cierta aproximaci¨®n con la lidia aut¨¦ntica, aunque no lleg¨® a la del novillo colorao cortejano que hizo cuarto. Y lo restante fue caricatura: unos novillos que rodaban por la arena, unos novilleros que fing¨ªan darles fiesta cuando en realidad les estaban entonando el gori-gori. El Pireo caus¨® sensaci¨®n por su personalidad y su toreo. parsimonioso, dentro del corte cl¨¢sico, si bien ¨²nicamente pudo marcar algunos esbozos, apuntes someros; principalmente en su primer inv¨¢lido, al que plante¨® la faena por naturales. El otro entr¨® en estado c¨¢rnico y en vez de embestir ofrec¨ªa al mejor postor sus chuletas, sus solomillos y sus entrecotes.
Bien habr¨ªan venido para reconfortar a la sufrida afici¨®n, que tiritaba enfundada en abrigos y chubasqueros. Ven¨ªa del norte ¨¢rtico un viento racheado que cortaba la respiraci¨®n, se temi¨® que rompiera a nevar, y la feria fallera parec¨ªa la de Valdemorillo. O para decirlo con Propiedad: Valdemorillo, al lado de esto, es Honolul¨².
Babelia
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