La natalidad, el nacionalismo y la guerra
A finales de los a?os ochenta, mientras se consolida el nacionalismo como ideolog¨ªa de Estado en Serbia, se recrudece la propaganda contra las mujeres. Es notorio que en los periodos de crisis aguda, de recesi¨®n econ¨®mica o de represi¨®n patente, las mujeres son llamadas para "volver a la familia y al hogar"; se las considera como ¨¢ngeles del hogar, como madres ideales, como esposas fieles... Es obvio que tal propaganda sirve, entre otras cosas, para aplazar o mitigar las tensiones sociales, el estallido del descontento social a causa del despido masivo de obreros y obreras. Siempre son las mujeres las primeras despedidas; a ellas se les pide que dejen libres los puestos de trabajo para los hombres. A finales de los a?os ochenta y a principios de los noventa, cuando m¨¢s de la mitad de las empresas estatales sufr¨ªan grandes p¨¦rdidas, empezaron a preparar el terreno para el despido masivo: las primeras, las mujeres.Este proceso propagand¨ªstico se puede dividir en dos fases, aunque ¨¦stas se entrelazan continuamente. La primera fase comienza a mediados de los ochenta. Consiste en la elaboraci¨®n de diversos proyectos para "combatir la peste blanca". En la segunda fase se crea la propaganda para parir por motivos patri¨®ticos, o sea, para la defensa de la seguridad nacional. Al comienzo de la primera fase, los dem¨®grafos se aten¨ªan al concepto territorial, alegando que en la parte este y central de Serbia, as¨ª como en la provincia. norte (Vojvodina), la natalidad decrece de forma preocupante, en tanto que en la provincia sur (Kosovo) crece tambi¨¦n de forma preocupante.
En aquel entonces, el desequilibrio del crecimiento demogr¨¢fico lo explicaban por motivos econ¨®micos o cambios del sistema de valores, no inclu¨ªan criterios ¨¦tnicos. Propon¨ªan medidas administrativas, lanzaban el modelo "'de la familia ideal: tres hijos". Sin embargo, el discurso demogr¨¢fico ha ido adquiriendo un car¨¢cter represivo y racista coincidiendo con el auge de la ideolog¨ªa nacionalista. A partir de enero de 1990 hasta la actualidad, todas las propuestas de ley conllevan un criterio ¨¦tnico. La resoluci¨®n sobre la Renovaci¨®n de Poblaci¨®n (enero de 1990), as¨ª como las enmiendas de ley (mayo de 1990) proponen la doble pol¨ªtica de poblaci¨®n: pronatalidad para Serbia y Vojvodina y antinatalidad para Kosovo. Es obvio que diferentes situaciones demogr¨¢ficas fueron utilizadas para divulgar el odio nacionalista y como instrumento de fragmentaci¨®n y discriminaci¨®n patriarcal de las mujeres sobre la base ¨¦tnica.
Las feministas de Belgrado manifestaron su protesta e indignaci¨®n: "Las medidas coercitivas de la pol¨ªtica de poblaci¨®n se aplican en los pa¨ªses en que est¨¢n siendo violados diariamente los derechos humanos, y en los cuales el Estado instiga a la intolerancia ¨¦tnica y racial. Es inadmisible que se coaccione en los hospitales ginecol¨®gicos de Kosovo. Tales medidas represivas no dar¨¢n los resultados deseados, tampoco podr¨¢n sustituir los cambios econ¨®micos, sociales, educacionales. Si las mujeres gozan de la posibilidad y el derecho a elegir, el problema poblacional no existir¨¢. En vez de medidas administrativas, las diferentes condiciones en que las mujeres obtengan los derechos reproductivos".
Han proliferado continuamente documentos oficiales de los distintos partidos sobre la resoluci¨®n de la Renovaci¨®n de la Poblaci¨®n: del Partido Socialista de Serbia (el partido del Gobierno), del SSSS (Alianza de todos los Serbios del Mundo), del SND (Renovaci¨®n Popular Serbia) y del SPO (Movimiento de Renovaci¨®n de Serbia). Casi ninguno de los partidos pas¨® la prueba de la democracia con respecto a las mujeres; el lenguaje militarista impregna todas sus ideas. Es notorio que a los nacionalistas les guste hablar sobre la honestidad, el retorno a las ra¨ªces, el idilio medieval.
El padre de la naci¨®n, personificado esta vez en el presidente de la rep¨²blica, Slobodan Milosevic, dijo en su discurso hist¨®rico (junio de 1989): "Si no sabemos trabajar, sabemos pelear". Fue el inicio de los verdaderos preparativos para la guerra. Escogi¨® el lugar apropiado: Kosovo, "la cuna del pueblo serbio", pero tambi¨¦n el lugar de la gran derrota colectiva. El honor humillado de la patria se recuperar¨¢ con las haza?as militares "porque no debemos olvidar que ¨¦ramos un verdadero ej¨¦rcito, grande, valiente, orgulloso. Hoy, seis siglos despu¨¦s, estamos de nuevo en las batallas". En ese mismo lugar, a partir de la batalla de Kosovo (1389), naci¨® el culto de la ma¨¢re hero¨ªna Jugovic que ofrenda sus hijos a la muerte... Los tambores de guerra resuenan a j1o largo de la patria, los nacionalistas piden que los servicios obst¨¦tricos se conviertan en centros de reclutamiento: "Por cada soldado serbio ca¨ªdo en la guerra de Eslovenia, las madres serbias tendr¨¢n que parir otros 100 soldados".
Ya no se contentan con la natalidad para combatir la extinci¨®n de la naci¨®n, sino que reclaman hijos para defender la patria y hacer la guerra contra los "pueblos enemigos". Los dem¨®grafos nacionalistas, vinculando el parir con el guerrear, calculan con precisi¨®n las fechas de la irrupci¨®n del enemigo. Tambi¨¦n hacen c¨¢lculos exactos, pero impregnados de racismo: "En los Balcanes existen pueblos con reproducci¨®n leporina, con 10 o 15 hijos. En 50 a?os llegar¨¢n a Belgrado". La semejanza con la Alemania nazi no es casual: "A toda mujer alemana le incumbe crear las condiciones necesarias si el Tercer Reich deseara tener en 20 a?os las divisiones necesarias para la supervivencia de nuestro pueblo".
La l¨®gica racista y militarista ("es importante ser num¨¦ricamente superior a ellos") contin¨²a tambi¨¦n en Montenegro (rep¨²blica sur de la actual Yugoslavia): "En las comunidades con baja natalidad vive la poblaci¨®n ortodoxa; en cambio, all¨ª donde predomina la poblaci¨®n albanesa y musulmana, la natalidad es alta. La cuesti¨®n de la natalidad es cada vez m¨¢s seria porque en la vecindad de Montenegro existen tres Estados con intenciones sospechosas".
La propaganda no se limita s¨®lo a los medios de comunicaci¨®n; proliferan instituciones, respaldadas por el Estado, que ¨²nicamente proponen medidas represivas (consejos, comisiones, comit¨¦s... para la renovaci¨®n de la poblaci¨®n). El enfoque mis¨®gino de dem¨®grafos, m¨¦dicos y pol¨ªticos les hace olvidar la actitud oficial del r¨¦gimen de que "el injusto embargo es el culpable de todo". Ellos, en cambio, afirman: "La miseria y el embargo no son culpables. Nuestros antepasados eran m¨¢s pobres y ten¨ªan entre siete y ocho hijos".
Puesto que en toda sociedad militarista la "maternidad es paralela a la guerra" (Elisabeth Badenter), est¨¢ acompa?ada tambi¨¦n de los correspondientes ritos y lenguajes asociados. En la Alemania nazi se condecoraba a "las madres buenas y fecundas" que par¨ªan y criaban a la ?asta de los guerreros. En Serbia (KosovoPolje), a partir de junio. de 1993, la Iglesia ortodoxa condecora a las madres que tienen cuatro o m¨¢s hijos: han creado la medalla de la madre Jugovic. Pero como no se han sentido muy satisfechos por el rendimiento han hecho un dura cr¨ªtica: "Antes las madres pod¨ªan criar hasta nueve hijos para el ej¨¦rcito imperial que luchaba por la libertad de la patria y su religi¨®n ortodoxa. Ahora hay muy pocas madres como las de aquellos tiempos". Las serbias cada vez paren menos y los hijos van menos a la guerra.
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