Primavera
La primavera ha entrado esta semana y en Madrid ya se empieza a notar su presencia: tardes m¨¢s largas, flores en los jardines, alergias, p¨®lenes, cr¨ªmenes, bodas y un nuevo libro de Antonio Gala. Quienes dicen que en Madrid la primavera es un suspiro tan ef¨ªmero que ni siquiera nos da tiempo a detectarlo est¨¢n MUY equivocados. Si hay una estaci¨®n real, caracter¨ªstica de Madrid, ¨¦sa es la primavera.La primavera llega siempre a Madrid a su verdadero tiempo, sin adelantos como en el Sur y sin retrasos como en el Norte. Suele hacerlo, adem¨¢s, despacio, anunci¨¢ndose previamente, como las bodas, con lo que su llegada nunca coge por sorpresa a nadie. De hecho la primavera se anuncia siempre con una boda sonada (este a?o dos: la de Roc¨ªo y la de la Infanta) y con los anuncios de El Corte Ingl¨¦s, esa unidad de destino en lo comercial que es ya lo ¨²nico que nos une a los espa?oles y que le da, por tanto, patente a sus directivos para regular el a?o. Desde las autonom¨ªas, la primavera, el verano, la vuelta al colegio y hasta las Navidades ya . no empiezan cuando dice el calendario, ni siquiera cuando lo dice el Gobierno, sino cuando lo decide El Corte Ingl¨¦s en funci¨®n de c¨®mo vayan las rebajas.
Para los madrile?os, no obstante, la primavera no s¨®lo es la estaci¨®n m¨¢s bella, incluso m¨¢s que el oto?o, sino la estaci¨®n por antonomasia. Aparte de la alteraci¨®n que produce a todo el mundo y de la euforia de la que llena sus calles, Madrid recobra en la primavera su mejor pulso hasta el punto de que celebra en ella sus fiestas, al rev¨¦s que la mayor¨ªa de los pueblos y ciudades espa?oles, que lo hacen normalmente en el verano. Lo cual marca ya una diferencia de entrada. La que va de una ciudad para la que la primavera es la estaci¨®n principal del a?o a otras para las que la primavera s¨®lo la antesala del verano.
Madrid, como no tiene verano, o como el verano es en ella un par¨¦ntesis de siesta o una disculpa para la huida, lo celebra en primavera y por eso ha hecho de ¨¦sta su centro de gravedad y su mejor estaci¨®n, a pesar de las bodas y de los libros de Antonio Gala.
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