Mi historia est¨¢ llena de pantalones"
A sus 84 a?os, Imperio Argentina camina con tacones por el c¨¦sped que bordea la piscina del hotel Alay, de Benalm¨¢dena, con una soltura que asombra. La que fuera la musa de la cinematograf¨ªa espa?ola de los a?os treinta no ha pensado en el retiro. Acaba de regresar de Argentina, donde ha trabajado en el teatro representando dos funciones diarias, y el pr¨®ximo mes de mayo firmar¨¢ un contrato para rodar una pel¨ªcula en Espa?a. "Si me muero, me morir¨¦ en un escenario", asegura.La que fuera musa de Adolfo Hitler, novia de Carlos Gardel y amiga de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez tiene siete bisnietos y seis nietos y ha sobrevivido a sus tres maridos y a sus dos hijos. No es una de esas divas que contemplan con l¨¢grimas en los ojos sus fotos de gloria. En su coraz¨®n no hay sitio para la nostalgia. Ella vive el presente porque "el pasado ya pas¨¦".
Estos d¨ªas, en su chal¨¦ de 600 metros cuadrados con un limonero en el jard¨ªn, se prepara para el inicio del pr¨®ximo rodaje. Lee, poes¨ªa o biograf¨ªas sobre todo, hasta las cuatro de la madrugada. Cuida personalmente de su perro y de su gata y no se le caen los anillos si tiene que utilizar la fregona. El tiempo que le queda libre lo dedica a preparar sus memorias, que escribir¨¢ el argentino Carlos Manso. "Tendr¨¢n cosas fuertes de todo lo que he vivido. Habr¨¢ carne, pero de la buena. Nada que no se pueda leer", anuncia.
Magdalena Nile del R¨ªo naci¨® en Buenos Aires, y Jacinto Benavente la bautiz¨® como Imperio Argentina cuando apenas ten¨ªa 12 a?os. Entonces ya bailaba en un escenario. No estudi¨® en un convento como quer¨ªan sus padres porque su carrera art¨ªstica se lo impidi¨®. Su formaci¨®n corri¨® a cargo de profesores particulares. Hubo muchos a los que no recuerda, pero nunca olvidar¨¢ a Pavlova ni sus peculiares m¨¦todos de ense?anza a base de reglazos en las piernas.
Con sus padres (su madre era malague?a y su padre gibraltare?o) lleg¨® a Espa?a a comienzos de los a?os veinte. Nunca perdi¨® la nacionalidad argentina y en sus viejos pasaportes todav¨ªa se lee, impreso en letras azules, que tiene prohibido trabajar en Espa?a. Su filmograf¨ªa no es muy amplia: trabaj¨® en 20 pel¨ªculas, entre las que se cuentan Morena Clara, Nobleza baturra y Melod¨ªas de arrabal.
Esta actriz, bailarina y cantante, que sobrevivi¨® a dos guerras mundiales, alcanz¨® la gloria en los a?os treinta. Hitler, seducido por su belleza, orden¨® que la contrataran. En Berl¨ªn pas¨® dos a?os y rod¨® tres pel¨ªculas. Trabaj¨® a 18 grados bajo cero, rod¨® con decorados de cart¨®n piedra pel¨ªculas totalmente espa?olas e incluso cant¨® buler¨ªas en alem¨¢n.
Imperio reconoce que su paso por Alemania marco su vida. "Yo he estado con Hitler as¨ª como estoy contigo y era un hombre muy atractivo. Yo no era pol¨ªtica; cuando la gente habla de esto siempre hay una tendencia a querer disminuir su personalidad por la guerra, pero yo no cuento con eso, le saco defectos como a cada quisqui, pero yo vi que ese hombre ten¨ªa el mundo en sus manos y que irrradiaba una fuerza vital enorme. Cuando fui a visitarle me qued¨¦ asombrada. Me pareci¨® un hombre muy atractivo, que luego lo perdi¨® todo por su actitud asesina. Fue un gran periodista y un gran dibujante. Yo he tenido durante mucho tiempo unos preciosos dibujos realizados por el f¨¹hrer". Imperio niega que fuera la amante de Hitler, pero reconoce que la vida all¨ª era "estupenda". El encanto se rompi¨® la noche de los cristales. "Y qui¨¦n se quedaba all¨ª con lo que estaba ocurriendo con los jud¨ªos. Tuve todas las ventajas de una artista, pero, cuando vimos la otra cara del r¨¦gimen, Florian y yo nos marchamos a Par¨ªs. Aquello era espantoso. Vimos a mi sombrerera y a su marido muertos en su casa, un horror. Se hab¨ªan suicidado para evitar ser detenidos por ser judios".
Las dos horas que pas¨® con el f¨¹hrer han hecho correr mucha tinta y "de la peor tinta", a su juicio. Pero no fue ¨¦ste el ¨²nico amor que se la adjudic¨®. Demand¨¦ a Donald Spoto -bi¨®grafo de Hitchcock y Laurence Olivier- por la biograf¨ªa publicada sobre Marlene Dietrich en la que se le atribu¨ªa una historia con la actriz alemana. "Yo no dicrimino a nadie por sus tendencias sexuales, pero me molesta esa afirmaci¨®n. Es una injuria. Coincid¨ª con ella una vez y me pareci¨® antipatiqu¨ªsima. Iba vestida como un hombre y no habl¨® con nadie. S¨®lo la escuch¨¦ decir aufiwiedersehn antes de marcharse. Mi historia est¨¢ llena de pantalones". En sus memorias, en el apartado correspondiente a sus amores, figurar¨¢ tambi¨¦n un idilio con Carlos Gardel que dur¨® un a?o. En Argentina ahora se le acusa "injustamente" de homosexual. Imperio no est¨¢ en condiciones de presentar pruebas de su virilidad: "Los noviazgos de los a?os treinta eran sin cama", asegura. A Imperio le han gustado los hombres que piensan: "Nunca he querido apolos, sino gente que tuviera cerebro". En su vida tambi¨¦n hubo amores imposibles. "Hay mucha gente que me ha gustado, pero yo nunca he acosado a un hombre. En mi ¨¦poca estaba mal visto que las mujeres se declararan. Ahora es m¨¢s f¨¢cil, aunque el amor es siempre dif¨ªcil y complicado".
No parece vivir en un olvido dorado. Asegura que tiene que trabajar porque le gusta -"soy una eg¨®latra tremenda y me encanta subirme al escenario y que me quieran"- y porque no le viene mal ingresar alg¨²n dinero. De derechos de autor percibe muy poco: la mayor parte de las canciones que ella populariz¨®, como ?chale guindas al pavo o Antonio Vargas Heredia, fueron escritas por otros. Ahora espera cobrar algo en Israel por una canci¨®n peruana que compuso hace muchos a?os y que all¨ª se ha convertido en un ¨¦xito. Hay tres calles en Espa?a que llevan su nombre y ella vive en una de ellas. Sus vecinos la saludan cuando pasea por el pueblo al grito de "?Imperio, Imperio!". Las pasadas navidades recibi¨® m¨¢s de 300 felicitaciones, algunas con declaraciones de amor incluidas. En su anecdotario figura tambi¨¦n la carta que le envi¨® Concha Piquer. "Tendr¨ªa gracia y salero que siendo Imperio Argentina no la conociera el cartero", se dijo la cantante antes de poner la misiva en el correo sin direcci¨®n alguna. Y lleg¨®.
Confiesa que naci¨® hace 84 a?os. Imperio achaca a su mucha edad que una enpiclopedia del cine escrita por un americano, "del que no merece la pena ni citar su nombre", la diera por muerta. De su ¨¦poca de gloria conserva su afici¨®n al champa?a. Es menuda y, a pesar del tiempo, conserva intactos su sentido del humor y los bellos ojos que encandilaron a tantos hombres. Comparte su vivienda con Tito, su secretario y el hombre que la acompa?a a todas partes hace 40 a?os. Sue?a con poder hacer surf este verano en las playas mediterr¨¢neas y enamorarse otra vez.
Babelia
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