El Gobierno retira su proyecto de incentivar al voluntariado

Los voluntarios no tendr¨¢n m¨¢s facilidades para viajar en tren o lograr una beca. Su altruismo no se ver¨¢ reflejado en sus curr¨ªculos ni en pr¨¦stamos m¨¢s baratos. El innovador proyecto de Asuntos Sociales, que asimilaba nuestro sistema al que ya funciona en algunos pa¨ªses anglosajones, ha perdido en el camino sus m¨¢s audaces art¨ªculos, y las organizaciones no gubernamentales aplauden la marcha atr¨¢s. Recompensar a los voluntarios por su labor altruista, dicen, es desvirtuar el principio fundamental de la gratuidad.

El anteproyecto del Ministerio de Asuntos Sociales ofrec¨ªa prioridades a los voluntarios qu¨¦ iban desde la concesi¨®n de pr¨¦stamos para la realizaci¨®n de estudios y, acceso a la vivienda hasta para ingresar en residencias p¨²blicas (V¨¦ase El, PA?S del 5 de diciembre de 1994). El nuevo borrador ha eliminado todo aquello que se relacione con una compensaci¨®n econ¨®mica con la labor del voluntariado, un principio que rechazaban los sindicatos y, muy especialmente, la mayor parte de la Organizaciones No Gubernamentales. Su opini¨®n al respecto ha sido decisiva en el cambio del proyecto."Nos parece bien que se incentive el voluntariado, pero nunca con una compensaci¨®n de car¨¢cter pecuniario", dice Rosa Marta Lobo, directora de Voluntariado de Cruz Roja Espa?ola. Esta organizaci¨®n forma parte de la Plataforma para la Promoci¨®n del Voluntariado, que integra a 24 asociaciones y 300.000 voluntarios.

Casi todas las organizaciones consultadas se mostraron ayer favorables a mantener por encima de cualquier cosa la gratuidad del trabajo del voluntariado. "En general, preferimos los incentivos a las organizaciones para que mejoren, por ejemplo, la formaci¨®n de sus voluntarios, pero no incentivos personales de car¨¢cter econ¨®mico", dice Luis Arancibia, de la coordinadora de ONG, que agrupa a 82 asociaciones.

La opini¨®n de ¨¦stas organizaciones ha calado en Asuntos Sociales, el ministerio que dirige Cristina Alberdi, donde se ha preferido apostar por una ley que regule y reconozca una labor que est¨¢ en auge y evitar la posible acusaci¨®n de crear una casta de ciudadanos privilegiados. El miedo a la picaresca ha movido tambi¨¦n a los legisladores a echar marcha atr¨¢s.

"El problema de legislar es que luego es muy dif¨ªcil volver atr¨¢s", dice Montse Pantoia, de Manos Unidas. "Nosotros defendemos la gratuidad en el m¨¢s amplio sentido de la palabra y fijar incentivos acaba con ese principio. Es un poco peligroso".

Interm¨®n fue ayer la ¨²nica organizaci¨®n que se mostr¨® en contra de la supresi¨®n de los incentivos. ?Por qu¨¦ las donaciones pueden desgravar fiscalmente y las aportaciones de tiempo libre y trabajo no?", dec¨ªa ayer Ram¨®n Garc¨ªa, de Interm¨®n. "En otros pa¨ªses se hace. Para los j¨®venes, la labor de voluntariado les permite obtener compensaciones para optar a becas y seguir form¨¢ndose y los mayores disfrutan de descuentos en viajes o bonificaciones fiscales. No me parece mal".

Para Sebasti¨¢n Mora, de C¨¢ritas, es absurdo comparar una cosa con otra y le parece intolerable que al voluntario se le gratifique ya sea econ¨®micamente o en especies.