Sin pie ni cabeza
La Espa?a de Matanzo y de Cabeza asoma su punta de lanza en la batalla electoral de Madrid, el doctor Jeckyll se presenta por la Comunidad y mister Hyde intentar¨¢ tomar al asalto el Ayuntamiento, ambos en nombre del PIE, una plataforma independiente alumbrada por Camu?as, abogado de este t¨¢ndem de ogros fundamentalistas de la Espa?a profunda, dos personajes condenados a encontrarse en alguna parte y a entenderse como el doctor Frankestein y su criatura.El bravo Matanzo que abandon¨® el PP con l¨¢grimas en los ojos gritando venganza, quiso formar el PPM, Partido Por Madrid, o por Matanzo, palabras sin¨®nimas en la ret¨®rica populista del ex concejal, que durante su mandato sobre el Centro, y sobre todo m¨¢s tarde en su destierro del matadero, fue como una espinita clavada en el sensible coraz¨®n de su alcalde, que le hac¨ªa llorar l¨¢grimas de sangre como una virgen de Civita Vechia.
Una vez abandonado el claustro popular dando un portazo, Matanzo y un pu?ado de leales perdieron su primera batalla por las siglas del PPM, al parecer previsoriamente registradas por el caudillo tr¨¢nsfuga de Algete y se?or del PRIM, Partido Regionalista Independiente de Madrid, Nicol¨¢s Pi?eiro, que para evitar indeseables confusiones y competencias ha debido patentar todo un abanico de posibles siglas madrile?istas, entre ellas probablemente el PLIM, Partido Liberal Independiente Madrile?o, cuyo eslogan "A m¨ª PLIM" comparten amplias mayor¨ªas de electores de la Comunidad y el municipio que pasan ampliamente de estas contiendas vecinales.
La irrupci¨®n en el panel electoral del doctor Cabeza anima el panorama. Este alegre y dicharachero m¨¦dico forense que un d¨ªa fue presidente del Atl¨¦tico de Madrid, un puesto que al parecer imprime car¨¢cter, se distingui¨® en los a?os de su fama por incontinencia verbal casi a la altura de su sucesor, Jes¨²s Gil. Contratado como invitado chistoso en numerosos programas de televisi¨®n, el doctor Cabeza us¨® y abus¨® de expresiones cavern¨ªcolas y chistes machistas. A nadie le extra?¨® que en su primera intervenci¨®n p¨²blica, el caricato electoral acusara a su rival, Ruiz-Gallard¨®n, de "haber hablado con los homosexuales" durante su campana.
Aunque sus probabilidades de ¨¦xito son bastante, nunca lo bastante, remotas, resulta inquietante ver c¨®mo se agrupan, hoy a la sombra de la capa de Camu?as, bajo su PIE, estos personajes tremebundos, criaturas de las profundidades de la Espa?a profunda que emergen de las fauces de la televisi¨®n o animan con sus barbaridades los titulares de los peri¨®dicos y las noticias de la radio. Si los PIE usan a Cabeza, para encabezar una candidatura que se dice centrista, es que, fieles a su denominaci¨®n, esta vez han pensado con sus extremidades inferiores. Matanzo y Cabeza son, ante todo, dos exc¨¦ntricos incalificables.
Sufro una pesadilla recurrente, asisto en un inh¨®spito paraje de unas monta?as, probablemente c¨¢ntabras, a la asamblea fundacional de un superpartido que concentra en sus filas a Matanzo y a Cabeza, al irreductible Hormaechea, al ind¨®mito Gil y al caricaturesco Ruiz Mateos, por no citar m¨¢s que a la vanguardia de una coalici¨®n vinculada por algo m¨¢s profundo que la ideolog¨ªa, m¨¢s at¨¢vico, un v¨ªnculo tribal, una empat¨ªa paleol¨ªtica, o un empalme gen¨¦tico. Hip¨®tesis esta ¨²ltima al gusto de Jes¨²s Gil, que se mostr¨® partidario hace poco de pedirles el ADN a sus jugadores y someterles a ex¨¢menes gen¨¦ticos para prever su rendimiento. Hip¨®tesis que podr¨ªa investigar el doctor Cabeza, un galeno al que sus defensores consideraban toda una eminencia m¨¦dica porque ninguno de sus pacientes ha presentado jam¨¢s una queja contra ¨¦l, tras dejar la sala de autopsias.
En la pesadilla que sucede bajo la luz de la luna, los paladines de esta santa alianza, prestan sus juramentos y sus votos, se reparten espadazos en los hombros y brindan por su Espa?a, la de ellos y de sus amigotes, coto de caza y de urbanizaci¨®n salvaje, para¨ªso tur¨ªstico y finca de explotaci¨®n intensiva para su uso particular. La pesadilla termina cuando sobre la asamblea se despliega el pend¨®n con el cerdo bic¨¦falo y rampante en campo de gules y las siglas PRI, Partido de la Raza Ib¨¦rica.
Antes de recuperar el sue?o, enciendo un cigarrillo en la oscuridad y fantaseo en plan masoquista, tratando de imaginarme la formaci¨®n de un gobierno del PRI, con el doctor Cabeza en Sanidad, Gil en Obras P¨²blicas y Turismo, Ruiz Mateos al frente de Econom¨ªa y Hacienda, Matanzo en Interior y Hormaechea como presidente, que para eso tiene experiencia en el cargo. Pero, por mucha imaginaci¨®n que ponga, me cuesta cubrir todas las vacantes, tengo algunas dudas sobre la eficacia del Dioni como posible ministro de Justicia, aunque s¨¦ que tiene muchos partidarios y pienso que aunque Carrascal hable ingl¨¦s puede quedar algo cascarrabias para ocuparse de los Asuntos Exteriores. En Cultura tampoco lo tengo claro, s¨¦ que hay una facci¨®n rappelista bastante fuerte, pero los duvalistas de Norma prefieren a su candidata por cuestiones de imagen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.