Aventuras de un cad¨¢ver
El inocente (The innocent)Ambientada en Berl¨ªn en dos tiempos bien diferenciados, 1989 y 1955, o desde la ca¨ªda del muro hacia atr¨¢s, hasta los a?os en que las inteligencias militares brit¨¢nica, americana y sovi¨¦tica los franceses est¨¢n aqu¨ª ausentes jugaban a las escondidas por debajo del nivel del suelo, intoxicando con informaci¨®n falsa al enemigo, El inocente es una novela de prestigio que su propio autor, lan McEwan, convirti¨® hace tres a?os en un gui¨®n que fue a parar a manos del veterano John Schlesinger.Tiene su l¨®gica: a priori, la novela aparec¨ªa recorrida por temas estrictamente cinematogr¨¢ficos, la reunificaci¨®n alemana arrojaba razonables dudas sobre el futuro; las peripecias de los personajes, en ocasiones incluso chocantes, daban pie para una pel¨ªcula con considerables dosis de misterio. Por si fuera poco, el fichaje de Schlesinger garantizaba la mano de un creador que ya hab¨ªa abordado el per¨ªodo y las relaciones Este-Oeste desde el universo de los esp¨ªas en la que es sin duda su mejor filme de los ¨²ltimos a?os, An Englishman abroad, vergonzosamente in¨¦dito en nuestras pantallas.
Direcci¨®n: John Schlesinger
Gui¨®n: Ian McEwan, seg¨²n su propia novela hom¨®nima. Fotograf¨ªa: Dietrich Lohmann. M¨²sica: G¨¦rard Gouriet. Producci¨®n: Norma Heyman, Chris Sievernich y Wieland Schulz-Keil para Island Films. Gran Breta?a-Alemania, 1992. Int¨¦rpretes: Anthony Hopkins, Isabella Rossellini, Campbell Scott, Hart Bochner, Ronald Nitschke. Estreno en Madrid cines Madrid, Fuencarral, Plaza Aluche, Parque Oeste, California (en V. O. subtitulada).
Todo esto no es suficiente, empero, para lograr levantar el proyecto. El inocente, que presenta alguna curiosa asimetr¨ªa en su elenco -el personaje del brit¨¢nico protagonista lo encarna el estadounidense Campbell Scott, mientras el americano de opereta que es su jefe en la ficci¨®n corre por cuenta del muy brit¨¢nico Anthony Hopkins; una ¨ªtalo-estadounidense se esfuerza m¨¢s de la cuenta, adem¨¢s, por parecer una alemana nativa, por ejemplo-, nunca puede remontar el aire de d¨¦j¨¤ vu que produce en el espectador una trama y sobre todo un ambiente y un tri¨¢ngulo, amoroso, el que se establece entre el m¨¢s bien pacato t¨¦cnico de sonido ingl¨¦s, el vocinglero militar USA y la enigm¨¢tica alemana, que suena a manido y maniqueo. Por si fuera poco, el filme parece plantear un enigma de origen -?qu¨¦ busca ese anciano en Berl¨ªn? ?qu¨¦ hace ah¨ª?- que muy pronto se diluye en una explicaci¨®n que el espectador intuye la obvia. Algunos puntos de la trama resultan adem¨¢s destacables, y no precisamente en un sentido positivo. Por ejemplo, el aire casi ofensivamente antialem¨¢n que se ense?orea del filme.
Tampoco parece funcionar bien la larga, interminable peripecia del cad¨¢ver troceado en las maletas, aut¨¦ntico leitmotiv del filme. Las aventuras que corre, que Schlesinger se esfuerza con ¨¦xito por transmitir con el aire casi de gui?ol que imprime a la puesta en escena, terminan agotando la paciencia del m¨¢s estoico. Ni mirada valorativa y ¨²til sobre un per¨ªodo hist¨®rico trascendental en, el siglo europeo, ni peripecia amorosa cre¨ªble, El inocente se convierte en un m¨¢s que voluntario, inconsistente homenaje a Casablanca.
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