Un gas vuelve a sembrar el terror en Jap¨®n
304 afectados por un supuesto ataque con fosgeno en una estaci¨®n de Yokohama
, "De repente sent¨ª un olor apestoso y comenc¨¦ a toser. No pod¨ªa parar", relataba uno de los afectados por el misterioso mal olor que esparci¨® el p¨¢nico en la estaci¨®n de Yokohama poco despu¨¦s del mediod¨ªa del martes. El testigo repet¨ªa con voz todav¨ªa tr¨¦mula que varias personas situadas a su lado acusaron inmediatamente dificultades para respirar y ardor en la garganta. La polic¨ªa revel¨® ayer que el gas que afect¨® a 304 ciudadanos, 17 de los cuales permanec¨ªan hospitalizados ayer, era fosgeno, un gas irritante, muy t¨®xico, utilizado en la I Guerra Mundial y parecido al gas mostaza que tantos estragos caus¨® en la guerra del 14.
Era una ma?ana pl¨¢cida de primavera y en la estaci¨®n central de Yokohama, 25 kil¨®metros al sur de Tokio, pululaba un gent¨ªo inmenso. Oficinistas que finalizaban el almuerzo, secretarias ensimismadas ante los escaparates aprovechando los ¨²ltimos minutos antes de volver al tajo y decenas de escolares uniformados camino de sus centros de estudios. M¨¢s de 300.000 personas utilizan las instalaciones y los servicios adyacentes compuestos por un centenar de tiendas, restaurantes y grandes almacenes. Seis empresas ferroviarias diferentes ofrecen sus servicios en un espacio laber¨ªntico caracterizado por un complejo entramado de pasillos, s¨®tanos y escaleras mec¨¢nicas.
El ulular incesante de las ambulancias, las sirenas de los bomberos, los ocho helic¨®pteros que en pocos minutos comenzaron a sobrevolar las instalaciones, sumados al enjambre de polic¨ªas, algunos equipados con m¨¢scaras antig¨¢s, hicieron rememorar instant¨¢neamente el ataque con gas sar¨ªn en el metro de Tokio, el pasado 20 de marzo, que se cobr¨® 12 v¨ªctimas mortales. La polic¨ªa !detuvo ayer a Kiyohide Hayakawa, segundo de a bordo de la secta La Verdad Suprema, acusada del ataque con sar¨ªn.
La polic¨ªa acordon¨® una secci¨®n del pasillo subterr¨¢neo y cerr¨® varias galer¨ªas comerciales. Ante el temor de que el gas letal sar¨ªn hubiera sido utilizado de nuevo, los equipos sanitarios escrutaban escrupulosamente las pupilas de los heridos. El sar¨ªn afecta inmediatamente a la presi¨®n sangu¨ªnea y retrae e se ¨®rgano corporal. Seg¨²n fuentes sanitarias, ninguno de los 304 ciudadanos tratados m¨¦dicamente ha mostrado s¨ªntomas relacionados con una intoxicaci¨®n de ese gas letal.
Los intoxicados repet¨ªan casi palabra por palabra, seg¨²n iban siendo trasladados a los hospitales, los mismos signos de malestar general. "Estoy mareada y me pican los ojos", se quejaba una se?ora en la treintena.
La polic¨ªa, que reaccion¨®, seg¨²n comentarios de algunos testigos, "con una agresividad inusitada, fruto l¨®gico del nerviosismo existente", implant¨® un imponente dispositivo de seguridad en el que participaron 6.000 agentes. Las fuerzas de seguridad est¨¢n convencidas de que la aparici¨®n de los malos olores en dos sitios diferentes, uno en la galer¨ªa comercial subterr¨¢nea y otro en un tren -que arrib¨® poco despu¨¦s a la estaci¨®n, apuntan a un acto criminal intencionado.
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