Mucho mas actriz que bailarina
El equ¨ªvoco que rodea a la legendaria rubia del, Hollywood cl¨¢sico Ginger Rogers es uno de los m¨¢s extra?os y parad¨®jicos de la historia del cine.Alcanz¨® en los a?os treinta las c¨²pulas del estrellato de Hollywood no por lo que realmente era, una actriz extraordinariamente dotada tanto para la comedia -donde hizo maravillas, como Me siento rejuvenecer, dirigida por Howard Hawks en 1952- como para el melodrama -Espejismo de amor, dirigida por Sam Wood, le proporcion¨® un merecido Oscar en 1940-, sino por algo que, sin apenas dotes ni preparaci¨®n t¨¦cnica para ello, se vio forzada a ser a causa de las leyes del star system: la graciosa pero deficiente bailarina acompa?ante -en realidad muleta- de un genio de la danza, Fred Astaire, con el que actu¨® en una serie de pel¨ªculas que dieron la vuelta al mundo, entre ellas La alegre divorciada (1934); Sombrero de copa y Roberta (1935), y Amanda (1938), que les convirtieron en imagen universal del mutuo entendimiento.
Qu¨ªmica
Todos los cronistas de aquel tiempo coinciden en que el d¨²o Astaire-Rogers entr¨® en las cr¨®nicas de la mitolog¨ªa del estrellato como un caso sorprendente de buena qu¨ªmica r¨ªtmica entre un mediano actor (pero superdotado bailar¨ªn) y una gran actriz (pero deficiente bailarina). En parte a causa de este equ¨ªvoco de fondo, las relaciones entre ambos fueron conflictivas y e n algunas ocasiones incluso tormentosas, lo que redondea la paradoja: Astaire y Rogers, due?os de un milagro de armon¨ªa f¨ªsica rec¨ªproca, eran en realidad dos personas dispares, que no se soportaban y que ocultaban detr¨¢s de su imagen de inseparables una ruda desarmon¨ªa.
Ginger Rogers se encumbr¨® fingiendo bailar con un hombre que en realidad se limitaba a ordenarla, y no con buenos modales, que se limitara a seguir sus pasos. Y fue en 1940, tras Espejismo de amor, cuando Ginger -que hab¨ªa comenzado en las pantallas en 1930 con peque?os papeles en filmes musicales donde aprendi¨® su oficio: J¨®venes de Nueva York, Honor entre amantes, La novia del g¨¢nster, La chica del guardarropas, As¨ª es Broadway, La calle 42 y Vampiresas- logr¨® salir de la tutela art¨ªstica de Astaire y comenz¨® -a ser due?a de una exquisita trayectoria profesional como comediante, que ya se intuy¨® en Damas del teatro (Gregory La Cava, 1937) y Ardid femenino (George Stevens, 1938).
Despu¨¦s de su triunfo personal en 1940, llegaron sus trabajos en Seis destinos, El mayor y la menor y Roxie Hart, en 1942; Compa?ero de mi vida, en 1943; Una mujer en la penumbra, en 1944, y La primera dama, en 1946. Fue dirigida por maestros de la talla de Julien Duvivier, William Wellman, Billy Wilder, Mitchel Leisen y Frank Borzage, que abrieron la puerta del mundo a la gran Ginger, que as¨ª escap¨® del mito y entr¨® en la historia como lo que era: una gran y hermosa int¨¦rprete de personajes a veces complejos, casi siempre solventes y siempre vivos.
Babelia
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