Disculpas
Igual que hay quien muere de ¨¦xito, tambi¨¦n los hay que triunfan por fracasar. Es lo que ha sucedido con el frustrado atentado contra el l¨ªder de la oposici¨®n, que a pesar de no poder matarlo s¨ª ha logrado en cambio obtener una se?alada victoria moral para ETA militar. Pues ?acaso no es ETA la ¨²nica vencedora de este pat¨¦tico debate que enfrenta a nuestros pol¨ªticos, acus¨¢ndose unos a otros de ser los responsables intelectuales del atentado? Y es que se est¨¢ cayendo en una falacia de la que fui v¨ªctima yo mismo, al sostener que los inductores de los cr¨ªmenes de ETA son los electores de HB, que votan a matar. Y no es as¨ª: es ETA quien mata, no sus votantes. Por eso se equivocan quienes piensan que, actuando contra los presuntos responsables intelectuales, se lograr¨ªa detener a los verdaderos autores materiales. Es in¨²til ilegalizar a Herri Batasuna o enjuiciar a los firmantes de los manifiestos de KAS. 0 peor a¨²n, es contraproducente, ya que probablemente alentar¨ªa mayores simpat¨ªas hacia la causa de ETA.Pues bien, igual sucede con la actual campa?a de culpabilizaci¨®n que est¨¢ sufriendo el PNV. Se teme que sus intentos de di¨¢logo con los afines a ETA, y su t¨ªmida defensa del derecho de autodeterminaci¨®n, estar¨ªan dando alas a una ETA que parec¨ªa agonizar. De ah¨ª que se deduzca que el PNV ser¨ªa indirectamente corresponsable de los atentados. Y no es verdad, como tampoco es cierto que el enjuiciamiento de los presuntos responsables del GAL sea raz¨®n para los cr¨ªmenes de ETA. Buscar la causa explicativa de los actos de ETA fuera de ella (en Garz¨®n, el PNV, Herri Batasuna o los votantes de ETA) implica disculpar a ETA, como si ¨¦sa fuera una ciega ejecutora instrumental, s¨®lo activada por los errores de los dem¨¢s. Y ¨¦ste es el s¨ªndrome de Estocolmo que nos induce la seducci¨®n terrorista: el de hacernos creer que somos m¨¢s responsables de sus cr¨ªmenes que el propio criminal. Pero no es verdad: excepto los verdugos todos somos sus v¨ªctimas, sin que se nos pueda culpar por su exclusiva autor¨ªa
Por lo dem¨¢s, ?acaso se puede creer que dialogando o pidiendo la autodeterminaci¨®n se le hace el juego a ETA (como afirma el Partido Popular) o se desactiva a ETA (como sostiene el PNV)? En absoluto. Lo cierto es que, con independencia de la indudable legitimidad de semejantes medidas, es ilusorio pensar que con ellas se podr¨ªa afectar, en una u otra medida, a los designios de ETA, entidad completamente inmune a cualquier terapia pol¨ªtica: con oferta de autodeterminaci¨®n o sin ella, ETA continuar¨¢ intentando condicionar la escena pol¨ªtica con sus demostraciones de fuerza. Pues ETA es como el sida: no existe vacuna o antibi¨®tico que pueda afectarla.
Por eso, gracias a su inmunidad a todo tratamiento pol¨ªtico, ETA contin¨²a siendo la variable independiente de la que depende la pol¨ªtica espa?ola. Puesto que su objetivo exclusivo es la autoperpetuaci¨®n oportunista, cualquier concesi¨®n que se le haga, como cualquier ataque que se le dirija, inmediatamente los fagocita, digiere y reutiliza al servicio de su insaciable voluntad de poder: m¨¢s a su favor pues, cuanto peor, mejor. De ah¨ª la aparente inmortalidad de ETA: cuando parec¨ªa decapitada tras la ca¨ªda de Bidart, en un par de a?os se reorganiza y pone contra las cuerdas la segunda' transici¨®n espa?ola, tratando de sacar partido interviniendo en ella. Pero sin embargo, bien a su pesar, ETA exhibe una evidente vulnerabilidad a la democracia, pues s¨®lo los votos la pueden afectar: necesita votantes con los que alimentar su insaciable voluntad de poder. Y por eso, la p¨¦rdida de votos es lo ¨²nico que a largo plazo la puede destruir o anular. De ah¨ª la posible virtualidad de la apuesta peneuvista: el objetivo al que se dirigen sus propuestas de di¨¢logo y autodeterminaci¨®n no es ETA sino los votantes de HB. Pues no se trata de apaciguar a ETA (algo imposible de lograr con negociaci¨®n alguna) sino de convencer a sus votantes para que dejen de votar a matar.
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