Mestizaje 'okupa'
Dos familias gitanas, una paya y tres j¨®venes conviven en un antiguo colegio pendiente de desalojo
Todos son okupas de hecho, pero con trayectorias diferentes. Tres familias con nueve ni?os, dos de ellas gitanas y una paya, y tres j¨®venes vinculados a los movimientos que propugnan la toma de casas abandonadas comparten desde enero escalera y ca?o (no hay agua corriente) en el antiguo colegio Juventud, de Retiro. Conviven sin roces, aunque no se conoc¨ªan de antes y cada uno entiende la vida de una manera.Una nueva circunstancia les ha unido m¨¢s: el juzgado ha ordenado su desalojo a instancias de los actuales due?os de este inmueble, en los n¨²meros 3 y 5 de la calle de California, que ha tenido ya varios propietarios y ha sido okupado en otras tres ocasiones. Cada nueva hornada de ocupantes se ha encargado de instalar tabiques, ba?os, suelos o ca?er¨ªas hasta convertir la antigua escuela en un lugar habitable.
Mar¨ªa Jos¨¦ Morales nunca crey¨® que iba a verse obligada a vivir en el mismo lugar donde aprendi¨® la cartilla. Con 30 a?os y tres hijos, esta mujer opt¨® por dar la patada cuando su marido, maquinista de obras p¨²blicas, qued¨® en el paro. "En la vida pens¨¦ que iba a ser okupa, y si no es porque lleg¨® un momento en que no pod¨ªamos pagar las 36.000 pesetas del alquiler, no me hubiera decidido; vives m¨¢s tranquilo en tu casa, sin tener que ir a juicios y esperar a que la polic¨ªa te eche", explica.
. "Yo no me negar¨ªa a pagar un alquiler modesto, pero no vamos a quedarnos en la calle habiendo casas vac¨ªas", concluye esta antigua cajera de supermercado.
La historia de Carmen Silva, una madre gitana de 17 a?os, su marido y sus dos hijos, uno de ellos enfermo con un pulm¨®n mal formado, es parecida. "Viv¨ªamos en Vallecas en una casa baja de un t¨ªo m¨ªo, y tuvimos un enfado, nos ech¨® y pasamos una semana durmiendo con los ni?os en el coche", explica.
"En el piso de nuestros padres no hay espacio. Nos dedicamos a la venta ambulante, y cuando otro pariente lejano m¨ªo que vivi¨® en esta finca nos dijo que estaba vac¨ªa, nos vinimos", concluye.Vivir de 'patada'
Mar¨ªa Bustamante, de 29 a?os, con cuatro hijos y un marido gravemente enfermo de diabetes, fue la primera en tomar la finca. Sus padres hab¨ªan vivido ya en ¨¦l de patada con otras familias gitanas hasta ser desalojados.
Los otros habitantes del inmueble son tres veintea?eros que habitaron en la antigua imprenta Minuesa (Arganzuela), el edificio que permaneci¨® okupado durante m¨¢s a?os en Madrid. "Nos echaron de all¨ª; despu¨¦s tambi¨¦n tuvimos que irnos de otra finca de Vallecas, vimos vac¨ªa esta casa desalojada hace tiempo y entramos", explican. "Estudiamos y tenemos trabajos inestables: clases particulares, camareros por horas...", concluyen.El Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 42 ha ordenado la expulsi¨®n de estas familias a petici¨®n de los due?os del edificio desde 1993, la empresa Adaptaciones Inmobiliarias, SA. Responsables de esta sociedad manifestaron a este peri¨®dico que prefer¨ªan no hablar del asunto.
Los okupas ya est¨¢n alertados. "La polic¨ªa nos ha advertido que estemos preparados porque nos echar¨¢n cualquier d¨ªa", se quejan. El juez les ha citado el pr¨®ximo 22 de mayo, pero puede que para entonces est¨¦n ya en la calle. Algo que denuncia su abogado, Endika Zulueta: "Ordenan su expulsi¨®n antes de escucharles. ?Y si alguno tuviera, supuestamente un contrato de inquilinato?".
El edificio perteneci¨® a un sacerdote cargado de deudas. Una sociedad lo compr¨® en subasta y despu¨¦s lo adquiri¨® la empresa que ahora lo posee. "El colegio cerr¨®, ven¨ªan okupas, les echaban, tapiaban la casa y llegaban otros", comentan los escasos vecinos de este barrio olvidado junto al Puente de Vallecas. En la zona, cuyo futuro urban¨ªstico a¨²n no est¨¢ claro, abundan los edificios vac¨ªos, muchos de ellos okupados.
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