Estupor

Con estupor no exento de dolor, leo en la p¨¢gina 27 de la edici¨®n del 29 de abril la noticia de la prohibici¨®n, por parte del ministro de Interior franc¨¦s, de la "c¨ªrculaci¨®n, distribuci¨®n y venta" del libro titulado Lo l¨ªcito e il¨ªcito en el islam (supongo que en su versi¨®n francesa) a causa, seg¨²n el decreto, de su "tono particularmente antioccidental y sus tesis contrarias a las leyes y valores fundamentales" del Estado franc¨¦s.. En su versi¨®n original en ¨¢rabe, este libro es el fruto del encargo hecho por la Universidad de AlAzhar -uno de los principales baluartes de la cultura isl¨¢mica en el mundo- a uno de sus prestigiosos miembros, el doctor Yusef al Qaradhawi, y tiene por objeto y objetivo "presentar el islam y su doctrina a propios y extra?os seg¨²n consta en el pr¨®logo de su primera edici¨®n, de agosto de 1960. Pues bien, los musulmanes que vivimos nuestra religi¨®n y su cultura consciente y racionalmente, que conocemos de primera mano la cultura europea y los valores en que se sustenta -muchos de los cuales son compartidos por ambos- y que nos esforzamos en ser puente y punto de encuentro y entendimiento entre las mismas, nos creemos en el deber y con derecho a decir: ?basta!, ¨¦ste no es el camino correcto.

. Si la civilizaci¨®n europea pretende ser la culminaci¨®n de la etapa actual del largo camino del ser humano hacia su plenitud, debe demostrarlo con hechos y actitudes, debe asumir la naturaleza plural y m¨²ltiple de la civilizaci¨®n. La uniformidad, adem¨¢s de incompatible con la condici¨®n humana, es un camino est¨¦ril. No podemos ser todos del mismo color, ni profesar la misma religi¨®n, ni vestir de la misma manera, ni tener el mismo idioma, ni los mismos, gustos, etc¨¦tera. El islam, como el cristianismo y el juda¨ªsmo, ha sido, es y ser¨¢ siempre parte importante del acervo cultural de la humanidad-