Iglesias: 117 d¨ªas en un ata¨²d
"Es inhumano, no creo que nadie se merezca algo semejante", coment¨® el ingeniero tras ser liberado
El ingeniero Julio Iglesias Zamora pas¨® sus 117 d¨ªas de secuestro a manos de ETA, en 1993, en un diminuto habit¨¢culo de 1,80 metros de alto por 1,80 de largo y 1,60 de ancho, que ¨¦l mismo defini¨® como "un ata¨²d". La polic¨ªa no descarta que Jos¨¦ Mar¨ªa Aldaya est¨¦ retenido en el mismo zulo. El escondite, extrernadamente h¨²medo, ten¨ªa las paredes recubiertas de un pl¨¢stico blanco y sus reducidas dimensiones s¨®lo le permit¨ªan avanzar tres pasos con la cabeza rozando el techo.En su primera jornada de libertad, Iglesias relat¨® as¨ª su secuestro: "Me han torturado, la incomunicaci¨®n es una tortura. Es inhumano, no creo que ninguna persona se merezca algo semejante. Yo no se lo deseo a nadie". "A ETA le digo lo que. ya le ha dicho el pueblo: la respuesta est¨¢ en la calle", enfatiz¨®.
Antes de ser sacado del escondite, sus guardianes le durmieron inyect¨¢ndole un somn¨ªfero. Iglesias fue encontrado ca¨ªdo en unos matorrales en un paraje de pinos y hayedos, a medio kil¨®metro de la carretera que sube al monte Arrate, en Eibar, l¨ªmite fronterizo entre Guip¨²zcoa y Vizcaya.
El secuestro lo defini¨® como una tortura. "Es como si a alguien le crucifican y le clavan los pies y las manos, y cuando est¨¢ en la cruz le dan protecci¨®n solar para que no se queme la cara. Estaba en sus manos. Mi dependencia era total. Con cerrar el ata¨²d, all¨ª me quedaba".
El habit¨¢culo estaba decorado con cuatro carteles. Dos que le serv¨ªan de expansi¨®n y otros dos que le devolv¨ªan a la cruda realidad a la que ETA le hab¨ªa obligado a vivir. Uno re flejaba una monta?a nevada "por la que descend¨ªa esquiando", y un lago "en el que todas las ma?anas al despertarme daba unas cuantas vueltas ha ciendo footing". Otro cartel mostraba un r¨ªo con monta?as que le permit¨ªa "hacer senderismo". En los otros carteles aparec¨ªa el anagrama de ETA y la palabra Independencia junto a dos art¨ªculosEl mobiliario se reduc¨ªa a una colchoneta de espuma, una mesa y una silla de playa. Consegu¨ªa ponerse de pie en el "ata¨²d", seg¨²n dijo con una leve sonrisa, gracias al corte de pelo que le hizo uno de sus guardianes. "Aunque ya me ven... No les recomiendo para nada ese peluquero, porque miren c¨®mo me ha dejado
Se?al¨® que las comidas eran normales. "S¨®lo hubiese faltado que encima, entre vascos y con la fama que tenemos en la cocina, hubi¨¦semos comido mal. No se lo hubiera perdonado nunca", dijo con sorna. En los 117 d¨ªas de secuestro adelgaz¨® un kilo y medio.
Iglesias Zamora calific¨® de "brutales" los instantes que siguieron a su despertar en el "ata¨²d blanco". Compar¨® esta situaci¨®n a la sensaci¨®n que puede experimentar alquien que va en un coche tranquilamente y de repente se encuentra con un muro de hormig¨®n de dos o tres metros y da un frenazo en seco.
La monoton¨ªa de las jornadas pas¨® en el zulo la super¨® marc¨¢ndose un reto personal -"salir de all¨ª en las mismas condiciones f¨ªsicas y ps¨ªquicas o mejores de las que hab¨ªa entrado"- y para ello dise?¨® un programa de actividades y ejercicios f¨ªsicos que fue cumpliendo diariamente de forma r¨ªgida."Sab¨ªa que mi cuerpo estaba en ese recinto, pero mi mente la ten¨ªa en casa y en la empresa". Por eso, tras realizar unos ejercicios de gimnasia "nada parecidos a los de [la gimnasta] Nadia Comanencci", comenz¨® a trabajar con unos libros, que los secuestradores no consideraban "nocivos", sobre las novedades del sistema inform¨¢tico Windows -"era dif¨ªcil imaginarse un ordenador, pero creo que lo consegu¨ªa mentalmente"- y a repasar los verbos irregulares de ingl¨¦s hasta sab¨¦rselos de memoria.
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